Las familias ricas privilegiadas, como en tiempos pasados, han construido un imperio. Hoy ese imperio está bajo el dominio de las empresas de estas familias, las corporaciones.
Cuando hablamos del término imperio solemos recordar tiempos pasados, algunos remotos, como los imperios que existieron en los tiempos de Genghis Khan, de Alejandro Magno o de los césares de Roma. Sin embargo, si atendemos por imperio al dominio de un país, o mejor dicho, de la clase dirigente de un país sobre otros países, entonces comprenderemos que de lo que estamos hablando no es de algo pasado, sino en realidad de algo muy presente, de lo que ocurre hoy mismo en nuestro tiempo.
Y como hoy en día quien tiene un papel preponderante en el mundo es Estados Unidos, la clase dirigente de los Estados Unidos, haremos bien en centrarnos en ver cómo se formó y cómo es su imperio y más concretamente en cómo actúa ese imperio, es decir, en su imperialismo.
Una vez que Estados Unidos, repito sus clases dirigentes, se vio con
fuerza económica y militar, fue empujado por las poderosas empresas económicas, pertenecientes a las familias de esas clases dirigentes, para buscar
ampliar sus negocios y su poder, con el fin de extender su influencia por el
resto del mundo.
Las invasiones de otros países y
la actuación del ejército y del Gobierno de EE.UU tenían su sentido en la
defensa de los intereses de esas empresas, de esas corporaciones, que eran los de sus clases privilegiadas.
Así, en este grupo dirigente se estaba ya formando
la concepción teórica y práctica de este imperialismo. Lodge, Roosevelt o
Beveridge, teniendo en cuenta el pensamiento de Benjamín Disraeli del partido
Tory británico, creían que esta idea podía ser una misión ennoblecedora para el
avance de las naciones. Aunque la
realidad mostrase después que eran los intereses privados los que contaban y se
seguía la política de Gladstone y otros, que consistía en que los grandes
poderes deben controlar los temas del
mundo, teniendo una política exterior fuerte con el apoyo de un poderoso
ejército. 1
Pero como era costumbre también
en otras sociedades humanas, las actuaciones prácticas había que revestirlas
con un barniz que las hiciesen aceptables de cara a la sociedad. De este modo, tomó la
conocida idea de la misión civilizadora de occidente, con la cultura
anglosajona estadounidense a la cabeza, para corregir supuestamente a la
barbarie que se extiende por otros lugares del mundo. Este argumento era ya muy
viejo, desde antes de los griegos, siguiendo con estos y con los romanos, y había
venido utilizándose a lo largo de la
historia para justificar invasiones y el sometimiento de otros países y
lugares. Aun así seguía y sigue funcionando, y la idea de “extender la
civilización” era bien vista por un amplio público.
En los años 80 del siglo XIX las
ideas racistas estaban muy extendidas. Se veía como el ejemplo del ser humano a
los europeos del norte y a sus emigrantes americanos y como inferiores a los
del sur de Europa; y todavía en posición inferior a los de otras tierras. Y así, de esta manera, se extendió la idea de que los anglosajones tenían una misión civilizadora
en el mundo. Y a ella se agarraron. 1
La presión ejercida por las
grandes compañías fue determinante en el desarrollo del imperialismo norteamericano.
A ello contribuyó también la crisis económica interna que sucedía hacia 1870, que
dada la capacidad de producción de las fábricas hacía que se quedase mucho
stock sin vender. Por ello buscaron mercados en el exterior aupados por el grado
de tecnificación y poder que tenían, lo que les indicaba que podían lograr
mucho más poder y dinero no solo en EE.UU., sino en el mundo entero. James B.
Blaine, secretario de Estado decía:
Nuestra
gran demanda es expansión…2
Y comenzó la expansión para hacer
negocios controlando el comercio. Una de
estas “grandes ideas” para controlar el comercio, mejorar las rutas y tener un
dominio militar sobre otros países fue la necesidad de construir y disponer de
un canal en Centro América, con el objetivo de facilitar el paso hacia Asia. En
el mismo plan estaba el disponer de Cuba, como puerto intermedio y base, y
otras islas del Caribe, con el fin de que nadie pudiese interferir. El mismo
camino seguirían territorios del Pacífico como Hawai, Guam, Wake Island y las
Filipinas. Comenzaban los primeros pasos fuera del continente hacia su
expansión por todo el planeta.
A finales del siglo XIX se
sucedieron una serie de importantes problemas económicos y políticos en Estados Unidos: revueltas
laborales, huelgas, enfado entre los granjeros y una larga serie de conflictos
sociales. Causados estos por la concentración de la riqueza y las injusticias
sociales que generaron, como fueron: los bajos salarios, las largas jornadas y la
inseguridad en el trabajo, las carencias de asistencia sanitaria, los monopolios
que controlaban los precios, y otras graves situaciones de índole social y
económica. Se propusieron dos medidas
para dar solución a estos problemas: una eran reformas económicas
racionales que respetasen los derechos humanos y otra mostrar una política
exterior más agresiva y expansiva. Se eligió, como es habitual, la más fácil y la
que favorecía a las clases ricas y privilegiadas en el poder, que
utilizaba la fuerza como medio, y que dio camino hacia el imperialismo. Y que
sirvió a su vez para descargar las tensiones sociales en un enemigo externo creado, haciendo
olvidar al enemigo real interno que había generado los problemas. 1 Algo que no solo sucedió en Estados Unidos, sino en otros muchos lugares, por ejemplo, en Italia durante el fascismo.
Como en tiempos de Roma se volvía a repetir de forma constante y cansina la historia: los ricos se hacían más ricos a costa de su sociedad y de que estos y otros luchasen por ellos en conquistas en lejanos países, contribuyendo todavía más al enriquecimiento de los privilegiados y al empobrecimiento de la gran mayoría de las clases sociales trabajadoras, que eran y son marginadas.
Eso sí, Estados Unidos, repito que quiero decir sus clases dirigentes, enmascaró todo esto con grandes principios, además del de "extender la civilización", el de la defensa de la libertad.
Eso sí, Estados Unidos, repito que quiero decir sus clases dirigentes, enmascaró todo esto con grandes principios, además del de "extender la civilización", el de la defensa de la libertad.
Notas:
1. Mikel Itulain. Estados Unidos y el respeto a otros culturas y países. Cap. 6. Libertarias, 2012.
2. Robert Kelley. The Shaping of the American Past. Englewood Cliffs. NJ, Prentice Hall, 5th
Edition.1990.
Por qué seguimos repitiendo la historia tantas veces... Por qué sucede esto si contamos con formación e información a niveles nunca vividos. Esto es de juzgado. ¿Cambiará esto alguna vez?
ResponderEliminarYo creo que esto es debido a dos causas principales: una biológica, ya que tendemos a seguir unas rutinas de comportamiento, tal y como hacen otros animales, y otra cultural, en la que no se enseña precisamente lo que ha ocurrido en realidad en la historia. Bueno, ni en la historia ni en el presente.
ResponderEliminarUn saludo
Publicado en Vegamediapress: http://vegamediapress.es/not/8447/-existe-hoy-en-dia-un-imperio-parte-i/
ResponderEliminarUn abrazo Mikel.
Una abrazo José María.
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Desde ya que les informé que era censura, pero sospecho que me ignorarán.
Lo comento aquí y en todos los lugares que pueda.
Saludos
PD Cada vez me gustan más tus artículos.