lunes, 22 de abril de 2013

Ante el día del libro: la cultura, un arma de doble filo


Los libros, como las personas, depende de cómo sean y cuales sean sus intenciones.

Mañana 23 de abril es el día  del libro, por este motivo quería hacer una reflexión sobre la cultura en general y dentro de ella sobre los mismos libros en particular. En la llamada cultura no es oro todo lo que reluce, y no por falta de talento, sino más bien por falta de muy buenas intenciones.
Pocos temas como este, el de la cultura, se prestan a tantos malentendidos y también a tanto engaño. En primer lugar los seres humanos tienden a creer que son los únicos que tienen cultura, esto no es cierto. No lo es porque otros muchos seres vivos la tienen. Olvidamos que básicamente la cultura es la transmisión de información por medios conductuales, es decir, a través de  la conducta; y esto lo hacen otros muchos animales. Desde que la biología empezó a estudiar con más rigor el comportamiento de los seres vivos, por medio de la etología, con sus precursores, como Konrad Lorenz, hemos visto todo esto con más detalle. Antes creíamos que otros seres no tenían cultura simplemente porque no les habíamos prestado mucha atención y en nuestra mente no se permitía tal cuestión o tal planteamiento. Este mismo comportamiento presuntuoso lo mostramos también hacia otros miembros de nuestra misma especie. Creemos que la nuestra: la cultura de nuestro grupo, de nuestra clase social o de nuestro país, según el grupo humano que elijamos, es mejor que la de otros lugares y personas. Y lo creemos porque nos lo han enseñado a creer, no porque lo hayan demostrado los datos, las evidencias o los informes rigurosos.
Vemos, por tanto, que hay como una diferenciación: primero la especie, luego el grupo humano al que pertenecemos en un hemisferio, continente o país, y especialmente también la clase social. Este último aspecto lo tienen especialmente muy claro los que se consideran pertenecientes a la clase dirigente, a la clase de los propietarios, que son los que marcan principalmente la cultura social. La clase dirigente siempre ha fomentado unas conductas acordes a sus intereses en la sociedad donde  vivía. No nos engañemos, muchos de los aspectos culturales que vemos como normales y cotidianos, de un modo u otro transmiten la visión de la élite en el poder. Difícilmente creeríamos que el cine podría tener esta función, cualquiera diría que no, que ahí no. Bueno, la historia, y la historia presente también, dice cosas bien diferentes. Cuando hablaba de la actuación de Hollywood en el apoyo a la promoción de la Primera Guerra Mundial 1 explicaba como ya entonces tanto los dirigentes económicos, como los políticos y los del mundo cinematográfico, trabajaban codo con codo defendiendo los mismos intereses, los del poder económico, no los del ciudadano corriente. El cine ha sido un medio de transmisión cultural de intereses muy efectivo.
Hollywood ha jugado un papel fundamental en esta transmisión de intereses del poder económico al resto de la  sociedad. Tiene su sentido, es mucho más fácil y efectivo transmitir esta ideología y estos intereses a través de las emotivas historias de un filme, que supuestamente ocurren a personas normales como los espectadores, que a través de un discurso o un escrito: llega a mucha más  gente, la gente empatiza más con ellas y no hay barreras culturales para comprenderlo. Por ello, no debe extrañarnos que Hollywood también se lanzase de lleno a la campaña de apoyo a favor de la Primera Guerra Mundial. 1
Por supuesto, no solo el cine ha llevado a cabo esta misión, con especial grado lo han hecho la prensa, la televisión, la radio y también los libros. Sí, incluso los prestigiados libros tienen muchas veces más la misión de adoctrinamiento y de engaño o entretenimiento que la de la extensión del conocimiento y de un pensamiento verdaderamente crítico. El científico estadounidense Carl Sagan, seguramente el mejor divulgador de la ciencia que hemos conocido, explicaba que un hombre  necesitaría el tiempo de toda una vida para leer solo un pequeño espacio de una gran biblioteca y añadía que el secreto estaba en saber elegir los libros adecuados. 2 Muchas personas, tristemente, siguen un ciclo vicioso en la cultura, leen un medio de comunicación, habitualmente un medio corporativo, perteneciente o dominado por los dueños de la economía, que le cuenta la visión del mundo según sus intereses y que además le recomienda qué libros leer. Entonces, ¿cómo una persona así, de las que hay muchas, va a poder salir de ese círculo o ciclo vicioso? ¿Cómo va a comprender realmente el mundo donde vive si lo ve a través de los intereses económicos y sociales de un determinado grupo de personas? ¿Cómo, si no lee o ve otra información, va a saber lo que realmente está ocurriendo en ese mundo? Bien, esto que les cuento es un mal profundo que tenemos en nuestras sociedades. Este es el motivo por el que he dedicado buena parte de mis artículos a los medios de comunicación, que en verdad comunican poca información fiable. Dejo al lector unas  referencias para que contraste lo que dijeron estos apodados medios de comunicación (los corporativos, los que pertenecen o son controlados por las corporaciones) y lo que los acontecimientos y las investigaciones sobre los hechos decían: 3, 4, 5; recomiendo también el trabajo que están haciendo David Edwards y David Cromwell sobre la actuación de los medios de comunicación y su página Media Lens.
Por estos motivos expuestos, y por otros más, el historiador estadounidense Michael Parenti dice que:
Mucho de lo que llamamos "nuestra cultura común" es realmente la transmisión selectiva de los valores de la élite dominante. 6
De los valores que defienden principalmente sus intereses económicos y sus privilegios. La economía, los aspectos materiales, suelen marcar las ideologías y la cultura transmite ideología, principalmente la de las clases sociales altas, "nuestra cultura común".
Una de las enseñanzas ideológicas más persistentes en los Estados Unidos es que nuestra sociedad está especialmente libre de enseñanzas ideológicas. La ideología es algo importado de  tierras  extrañas o que han introducido en nuestros hogares grupos supuestamente siniestros, como la "ideología comunista". Sin embargo, a los americanos se nos adoctrina sobre ciertos preceptos, como el patriotismo, el hombre rico hecho a sí mismo y la viabilidad rentable del mercado libre. También recibimos nociones sobre raza, clase y relaciones de género y sobre la distribución democrática del poder en nuestra sociedad pluralista. Mi opinión  es que la mayoría de estas creencias son en sí mismas ideológicas. Sin embargo, circulan ampliamente, permanecen libres de cualquier examen crítico y se considera que representan el orden natural de las cosas. Estas ideologías no surgen de forma espontánea, sino que las diseminan las instituciones dominantes de la sociedad. Sirven como instrumentos de control social. 6
Por este motivo indicaba en el artículo dedicado a la actuación de  Hollywood, que seguimos a la merced y al capricho de lo que el mundo empresarial y el mundo financiero dictaminen para el futuro de la humanidad. Seguimos escuchando sus medios de comunicación: su prensa, su radio, sus televisiones, su cine; seguimos "informándonos" sobre el mundo según el prisma de sus intereses, no según un criterio racional y ético de comprensión del mundo. 1
Necesitamos una cultura libre de los intereses económicos egoístas de los dueños de la economía, necesitamos una cultura que forme personas, como personas libres y éticas y como seres con conocimientos rigurosos, una cultura que defienda el respeto y el diálogo como formas de entendimiento entre los seres humanos y el espíritu crítico como forma de conocimiento.

Mikel Itulain.
http://miguel-esposiblelapaz.blogspot.com.es/

Referencias-Notas:
(1) Mikel Itulain. Hollywood ante la Primera Guerra Mundial. Enlace
(2) Carl Sagan. Cosmos. 1980.
(3) Mikel Itulain. Los medios de comunicación corporativos  y la guerra contra Siria. Enlace
(4) Mikel Itulain. Los medios de comunicación y la guerra en Libia. Enlace
(5) Mikel Itulain. El periodismo español en la guerra de Yugoslavia. Parte I y II. Enlace, Enlace
(6) Michael Parenti. La lucha de la cultura. Hiru. 2007.



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