Nunca ha habido tan inmenso potencial bélico para garantizar la
integridad de la vida, según Koldo Aldai. (1) Fotos de: Recording NATO war crimes. Enlace
Las guerras de agresión, las guerras
coloniales de los más poderosos, siempre han tenido un coro de aduladores, y
eso a pesar de que siempre ha ocurrido lo mismo: el robo, el crimen generalizado,
el abuso y las mentiras que les acompañan. Así comienza un artículo de este
estilo, del estilo justificativo de la barbarie de las guerras de agresión,
escrito por Koldo Aldai y titulado ¿Por
el amanecer, por la Odisea? [en relación al nombre del ataque militar extranjero contra Libia],
publicado en Diario de Noticias el lunes 28 de marzo de 2011,(1) también en la
Vanguardia el 30 de marzo, que se refiere al ataque internacional que está
sufriendo Libia:
Nos falta memoria para apreciar el
presente. Nos falta historia para valorar el logro que implican unas naciones
que se unen para imponer el respeto por la vida. ¿Quién detenía en el pasado
las matanzas de civiles inocentes? Ayer no había Mirages, ni F-15 apoyados por la ONU que hicieran temblar a los
tiranos. Hemos hecho un largo camino hasta este ahora en que se empiezan a
perseguir con consenso internacional las masivas violaciones de los derechos
humanos. Nunca ha habido tan inmenso potencial bélico para garantizar la
integridad de la vida. (1)
Ya lo creo que falta memoria, pero sobre todo al Sr. Aldai. Falta de memoria y algo más, porque si algo
falta al respeto a la vida es la
desproporcionada y brutal acción militar de la OTAN. Los crímenes de guerra y crímenes
contra la humanidad cometidos por esta organización son innumerables ya, no
solo en Libia. Lo de: Nunca ha habido tan inmenso potencial bélico
para garantizar la integridad de la vida, (1) es un insulto a la realidad histórica y a la inteligencia y dignidad humana.
No es ningún logro que un bombardeo, una invasión, en
definitiva una guerra, sea una solución a nada. Las guerras se hacen principalmente por motivos geopolíticos y
económicos, nunca por motivos humanitarios. Son términos antagónicos.
La guerra “humanitaria” no es sino propaganda para
justificar lo injustificable. No es nada nueva, es realmente un método muy
viejo. Se hizo en la Primera Guerra Mundial, en la Segunda, en Yugoslavia,
ahora en Libia y en prácticamente casi todas las guerras.
En la guerra nunca se dicen de cara al público los objetivos
reales, porque la población no podría aceptar realizar una guerra por ello. Debido a eso se recurre a la manipulación, a la propaganda.
El escrito de Aldai tiene mucho de propaganda y mucho de
indecencia también, en realidad es la típica apología de la guerra “justa”, de
la última guerra. Sí, hasta la siguiente, y así continuar con la interminable
espiral de violencia y pillaje.
También es habitual demonizar al enemigo, en este caso el Gobierno de Gadafi,
pero estas visiones de blanco y negro una vez más son otra forma de engañar. La "oposición", que está apoyada por la
OTAN, está fuertemente armada, precisamente por las potencias occidentales y sus socios del Golfo: Catar
y Arabia Saudí. Y en esa oposición están miembros del gobierno de Gadafí, que
por promesas exteriores han cambiado de lado para salir beneficiados; pero principalmente,
y en abundancia, están extremistas islámicos, incluida Al Qaeda.
De Guatemala a Guatepeor. Ya veremos si los beneficios
sociales (salud, enseñanza, calidad de vida, derechos de las mujeres y otros)
se siguen manteniendo tras la invasión. Porque es una invasión, unos invaden
para bombardear y los otros les hacen el trabajo más concreto, a ras de suelo. A saber las
barbaridades que estarán haciendo esos “rebeldes” con la población Libia, que
ni siquiera los ha votado o aprobado.
Y otra cosa bastante llamativa, no para el poco rigor de los
mass media, ¿qué hacen bombardeando Libia aviones de países árabes (Arabia, Catar) que están
reprimiendo ahora mismo las revueltas de su población?
Continúa el trágico escrito:
. La cuidadosa cirugía no ha generado daños colaterales. Hay que
estar en una Bengasi rodeada por un ejército bárbaro para decir "No a la
guerra". Hay que estar defendiendo la libertad y los derechos humanos en
una ciudad de 650.000 habitantes a punto de ser tomada por tropas crueles para
clamar alto y sonoro: "No a la intervención de la coalición". (1)
Esto que dice Aldai es una absoluta barbaridad. Los crímenes
de la OTAN no
son “daños colaterales”, son masacres y terrorismo. Además está falsificando la
realidad, de acuerdo a lo que dicen los testigos presenciales en Libia, que
niegan claramente que el gobierno libio esté atacando a la población, al contrario que la organización militar occidental atacante.
Según relata el periodista del diario italiano, Bargawi Badri,
un ginecólogo libio residente en Trípoli con familia en Italia,
recibió ese día una llamada de sus parientes alarmados que estaban escuchando
en las noticias que se había producido un bombardeo en el barrio de Fascilum,
de Trípoli. Badri, extrañado, les negó esos hechos y les dijo que se encontraba
tranquilamente tomando una copa en un café de la zona.
Otra “primicia” de las agencias y los medios occidentales fueron
las fosas comunes, cuyas fotos han dado la vuelta al mundo en
la portada de (casi) todos los periódicos.
Mateuzzi se acercó a Tadjoura, suburbio de Trípoli donde
supuestamente se encontraba dicha fosa común. La sorpresa fue que no encontró
nada. En realidad había un cementerio tradicional donde se realizaba el trabajo
habitual y disponía de lápidas normales. (LibreRed. Los medios occidentales
mienten para justificar la intervención militar estadounidense. 2.3.2011).
También se niega por las observaciones
vía satélite los supuestos bombardeos a la población. (Russia Today. Airstrikes in Libya did not take place –Russian
military. March 2011. Enlace).
El futuro
demostrará también que ningún país que enfiló aviones militares hacia Libia
buscó tajada.(1)
Bien pronto se va a demostrar lo contrario.
Nadie
quiere la guerra, pero aún gobiernan las fuerzas del mal más abyecto. (1)
¿Esta frase es de Bush o de Hitler? Asómbrense.
…pero si al día de hoy las armas, los aviones y buques de
guerra encuentran una sola y quizás exclusiva justificación, es para
posibilitar la ayuda humanitaria y hacer respetar la vida. (1)
Acabáramos.
La apología de la guerra es terrible, pero creérselo es realmente peligroso.
Mikel
Itulain.
Nota: este texto fue escrito el 30 de
marzo de 2011, con gran indignación, por cierto, antes las falsedades y la
inmoralidad de esta terrible apología de la violencia militar, y en un ambiente de engaño colectivo que pocos se atrevieron a desafiar. Sabiendo además
las terribles consecuencias que tendría la guerra y la justificación que la
estaba permitiendo. Los principales responsables de que una guerra se dé, de que tenga lugar, son los que la hacen aprobable, incluso loable y necesaria, de cara a la opinión pública, incluso más que sus planificadores. Porque una guerra sin justificaciones no es posible, no tiene camino. Necesita que le abran el camino y que le den impulso para que comience y continúe. Necesita de cierto beneplácito de la población, que será engañada para que esto ocurra. Como indica Antonio Fernández Ortiz:
Una vez que la conciencia social es inducida a asumir la ilegitimidad de un líder o de un sistema político, la forma de su derrocamiento es ya una cuestión secundaria, un problema tecnológico.(2)
Esa es la labor de los "pacifistas", de las organizaciones "humanitarias" y de los medios de comunicación, todos ellos controlados y agasajados por el poder económico, que los gratificará por su "gran trabajo".
Todo esto pasó en el caso de la guerra contra Libia y los hechos han demostrado una vez más esta dramática historia.
Al día de hoy han asesinado a miles y miles de personas, más de un millón han huido y el país está asolado por los extremistas. En este escrito no hay apenas citas, no busca ser un texto para la investigación, sino que expresa eso, la indignación ante la injusticia y la mentira gratuita que iban a provocar la muerte y el horror a mucha gente, gente que hasta ayer vivían sus vidas de un modo feliz sin dañar a otros.
Una vez que la conciencia social es inducida a asumir la ilegitimidad de un líder o de un sistema político, la forma de su derrocamiento es ya una cuestión secundaria, un problema tecnológico.(2)
Esa es la labor de los "pacifistas", de las organizaciones "humanitarias" y de los medios de comunicación, todos ellos controlados y agasajados por el poder económico, que los gratificará por su "gran trabajo".
Todo esto pasó en el caso de la guerra contra Libia y los hechos han demostrado una vez más esta dramática historia.
Al día de hoy han asesinado a miles y miles de personas, más de un millón han huido y el país está asolado por los extremistas. En este escrito no hay apenas citas, no busca ser un texto para la investigación, sino que expresa eso, la indignación ante la injusticia y la mentira gratuita que iban a provocar la muerte y el horror a mucha gente, gente que hasta ayer vivían sus vidas de un modo feliz sin dañar a otros.
No piensen tampoco que este texto de apología de la guerra fue algo aislado, en aquellos días y después hubo una ola de mentiras e ignominia por todos los medios de comunicación corporativos, con abundantes editoriales también;(3), (4) y estos, una vez más, se volvieron a manchar de sangre, sí, las cosas como son, de mucha sangre que trajo mucho dolor y demasiadas muertes.
Los denunciados, que son expuestos al público tras los hechos, se suelen indignar contra los que los denuncian, pero contra quienes se debían sentir indignados debía ser contra ellos mismos, contra su rechazable y execrable actitud por haber posibilitado que tanta gente muriese y sufriese por simplemente hacer más rico y poderoso a tal o cual banquero o industrial; esto sí es indignante.
Los denunciados, que son expuestos al público tras los hechos, se suelen indignar contra los que los denuncian, pero contra quienes se debían sentir indignados debía ser contra ellos mismos, contra su rechazable y execrable actitud por haber posibilitado que tanta gente muriese y sufriese por simplemente hacer más rico y poderoso a tal o cual banquero o industrial; esto sí es indignante.
Dejo unas breves notas de información
para consulta, que no han hecho sino mostrar la barbarie que se creaba
entonces:
Susan Lindauer.
The Ugly Truth: Video of Libyan rebel beheading Gadhaffi soldier and other Nato
war crimes. International. 23.6.2011. Enlace
Nato war crimes in Libya. Project Censored. Enlace
Bill Van Auken. Libya:
Mass killing and humanitarian disaster in NATO siege of Sirte. Enlace
Recording NATO war crimes. Enlace
Mikel
ITULAIN.
Notas:
(1) Koldo Aldai. ¿Por el amanecer, por la odisea?. Diario de Noticias. 28.3.2011. Enlace
(2) Antonio Fernández Ortiz. Chechenia vs Rusia. El caos como tecnología de la contrarevolución. El Viejo Topo, 2003.
(3) Mikel Itulain. Los medios de comunicación y la guerra en Libia. Enlace
(4) El País. La batalla por Alepo. Editorial 3 agosto de 2012. [En este caso sobre Siria] Ver este Enlace
Desde luego el texto de este personaje es infumable. A falta de argumentos sólidos apela a los sentimientos del lector, a manipular sus sentimientos: "Hay que estar en una Bengasi rodeada por un ejército bárbaro para decir "No a la guerra". Hombre, si uno se pone en esa situación imaginaria sacada de contexto lo normal es que lector acepte la intervención para salvar su pellejo. Es una manipulación de libro. Otras frases son antológicas: "El futuro demostrará también que ningún país que enfiló aviones militares hacia Libia buscó tajada". Pues el tiempo demostró lo contrario. Incluso la ministra de Fomento de España, Ana Pastor, viajó hace unos meses con empresarios españoles a Libia para "hacer negocios", es decir, a sacar tajada del expolio. Negocios y dinero manchados de sangre. Es repugnante.
ResponderEliminarBuen trabajo Mikel. Hay que denunciar y desenmascarar a quien trata de justificar lo injustificable. Un saludo compañero.
Lo de Libia es una historia que se repite, que se repite una y otra vez. La demonización de un líder o un gobierno, su escarnio ante el público por los medios de comunicación, su asesinato y finalmente el saqueo. El caso de Lumumba en el Congo siguió también ese guión, y eso pasó en los años 60.
ResponderEliminarUn saludo.