De acuerdo al punto de vista teórico, en un sistema democrático los medios de comunicación son independientes y buscan el
rigor y la objetividad en sus
informaciones, no aceptarían las presiones de los grupos de poder y mantendrían
esa independencia indicada. No obstante, no hace falta profundizar demasiado
ni dedicarle tampoco demasiado tiempo al análisis de estos medios para poder
ver que hay una gran diferencia entre lo que ellos dicen y lo que sucede en la
realidad, principalmente la realidad social, política o económica. ¿Se trata de errores de interpretación? ¿De no tener buenas fuentes?
Bien, pensar solo esto sería, seguramente, comportarse de forma
demasiado ingenua ante las enormes evidencias de direccionalidad en sus
opiniones y en el enfoque de sus noticias. La información que emiten, si así
puede ser considerada teniendo en cuenta que muchas veces precisamente hacen la
labor contraria, la de desinformación, no es desinteresada, no al menos en temas tan importantes como
el político y el económico, profundamente ligados. Ante esta situación, y vista
la experiencia y su historial, debemos pensar, como lo hacemos cuando recibimos
información de cualquier interlocutor cotidiano, quién es el que nos está
transmitiendo esa supuesta información y qué fuentes tiene y qué intereses
puede tener. Llegados a este punto podemos ver que quienes dirigen esos grandes
medios de comunicación, bien prensa impresa o digital, canales televisivos o
radios, son generalmente grandes empresas, con importantes intereses económicos
y vinculados o pertenecientes a las clases altas que están en el poder. 1 Esto debería ponernos en principio ya en alerta y hacernos ver que
difícilmente alguien que tiene tantos intereses e influencia puede reflejar con
objetividad los temas sociales o económicos, por lógica los terminará enfocando
en función de sus propio beneficio y provecho. Por una parte esto es, como se ha dicho, lógico,
pero, por otra, desmiente el mito de la independencia y la objetividad de
la prensa y de los medios de comunicación en general. En realidad son muy
dependientes, completamente dependientes de sus intereses económicos, con lo
que la objetividad periodística en temas
que afecten a esos intereses queda anulada. Respecto a lo comentado sobre
qué fuentes tienen para recibir los datos y la información, este suele ser uno
de los puntos más débiles de los llamados mass
media. Muy frecuentemente, y especialmente en asuntos internacionales y
económicos, suelen utilizar la misma procedencia en sus comunicados, que apenas difieren unas de
otras. Tenemos así varios medios contando prácticamente lo mismo sobre una
noticia. Si analizamos esas fuentes vemos que son grandes organizaciones de
relaciones públicas o agencias de noticias contratadas por las mismas grandes
empresas de los medios de comunicación, con lo que se crea un círculo vicioso.
Es muy común que la fuente o fuentes originales indicadas realmente no existan, tratándolas como anónimas o incluso que estén contratadas por
ellos mismos o por grupos afines. En definitiva, son grandes corporaciones que crean
la información adecuada a sus intereses y que no se preocupan mucho por
describir los acontecimientos reales, más si estos contradicen sus objetivos
económicos y/o políticos, y eso cuando no ocurre, que es bastante habitual, el caso de que se fabrica e inventa la propia realidad para hacer posibles dichos objetivos.
Los dirigentes necesitan reflejar de cara al resto de la población una visión del mundo que los legitime y los favorezca, y es lo que hacen con sus canales transmisión e inculcación; que acaparan prácticamente de forma completa la totalidad de los grandes estructuras de la comunicación, creando la equivocada interpretación de que hay pluralidad en la información al haber un gran número de medios, pero que apenas difieren unos de otros en los fundamentos básicos, políticos y económicos. La ausencia de pluralidad es una de las notas destacadas en el mundo comunicativo corporativo.
Deberíamos tener presente para entender esta situación, que el poder (económico-político) necesita inculcar su ideología a los ciudadanos para que estos, de una forma u otra, comulguen con sus ideas y obedezcan, esto lo hace en gran medida a través de las organizaciones mencionadas. La existencia de este monopolio en los medios hace que su labor fundamental sea de control social, no de información. Detrás de la ideología que lanza el poder económico a través de sus canales de comunicación hay unos importantes intereses económicos, intereses que son ocultados de cara al público.
Un periodista como Ignacio Ramonet, que aunque el mismo pertenezca a ese mundo corporativo y haya apoyado actos bien reprobables como la guerra colonial contra Libia, 2 expuso de forma muy clara este papel de persuasión, de control ideológico y finalmente de control mental de la población por sus dirigentes:
Los dirigentes necesitan reflejar de cara al resto de la población una visión del mundo que los legitime y los favorezca, y es lo que hacen con sus canales transmisión e inculcación; que acaparan prácticamente de forma completa la totalidad de los grandes estructuras de la comunicación, creando la equivocada interpretación de que hay pluralidad en la información al haber un gran número de medios, pero que apenas difieren unos de otros en los fundamentos básicos, políticos y económicos. La ausencia de pluralidad es una de las notas destacadas en el mundo comunicativo corporativo.
Deberíamos tener presente para entender esta situación, que el poder (económico-político) necesita inculcar su ideología a los ciudadanos para que estos, de una forma u otra, comulguen con sus ideas y obedezcan, esto lo hace en gran medida a través de las organizaciones mencionadas. La existencia de este monopolio en los medios hace que su labor fundamental sea de control social, no de información. Detrás de la ideología que lanza el poder económico a través de sus canales de comunicación hay unos importantes intereses económicos, intereses que son ocultados de cara al público.
Un periodista como Ignacio Ramonet, que aunque el mismo pertenezca a ese mundo corporativo y haya apoyado actos bien reprobables como la guerra colonial contra Libia, 2 expuso de forma muy clara este papel de persuasión, de control ideológico y finalmente de control mental de la población por sus dirigentes:
...la comunicación, tal como la conciben los medios dominantes en prensa, radio, televisión e internet tiene como función principal convencer al conjunto de las poblaciones de su adhesión a las ideas de las clases dominantes. 3
Y eso es lo que realmente hacen, no informar, sino
convencer, persuadir y fundamentalmente también engañar a la población para que siga los deseos de esas clases
dominantes. Su función es muy importante para estas, ya que les permite
controlar a los ciudadanos de cada país donde puedan transmitir su ideario. La
prensa sería un vínculo entre esa clase dirigente y las demás personas pertenecientes a la
sociedad, un vínculo jerárquico donde se dan instrucciones y órdenes, y estas
deben seguirse:
La prensa es el vínculo entre las acciones políticas internacionales de las élites gubernamentales y el público. Las personas que habitualmente siguen las noticias sobre asuntos internacionales no poseen un marco interpretativo o conceptual que les permita desarrollar una evaluación crítica. Los lectores del periódico, o la audiencia de los medios electrónicos, toman los discursos de las élites como referente para sus propias interpretaciones sobre sucesos internacionales. Esta dependencia provoca que el público seas más sensible a los discursos de las élites y de la prensa. 4
Como comenta Doris Martínez,
y también Ignacio Ramonet, llegan a conseguir que la población termine por
identificarse con esas ideas e interpretaciones que transmite la "élite" sobre
los sucesos. Se trata claramente de un proceso de manipulación y sumisión,
conseguido mediante el uso de la insistente propaganda, aunque este nombre no
se use nunca. Esta manipulación es realmente peligrosa, porque los intereses de
esos dirigentes, que viven en un lujo exagerado
precisamente a costa del resto de la sociedad, son habitualmente contrarios a
los de la población en general. Los efectos de tal engaño los estamos viendo
con especial crudeza hoy en día, ya que esa clase dominante ha decidido reducir
o anular los derechos sociales y laborales de las sociedades del llamado primer
mundo con el fin de hacerse todavía más poderosos y más ricos de lo que ya lo
eran; el egoísmo y la avaricia conocen pocos límites. No es casualidad que en
los últimos cincuenta años las diferencias en renta entre los más pudientes y
la gran mayoría de la población hayan aumentado año tras año. Para que esto se
acepte, para que esto se pueda dar, hace
falta un buen trabajo de persuasión y engaño, y esta labor la han hecho bien
los medios de comunicación, que han
anulado buena parte de la capacidad crítica y han dormido a gran parte de la
sociedad. La labor tampoco es que haya requerido de demasiado ingenio, porque
prácticamente no tienen competencia, al no existir o existir en muy escaso
número cadenas alternativas independientes en el mundo de la gran difusión
mediática.
Para ver cómo han actuado estos medios, estos medios de comunicación corporativos, por ejemplo en dos conflictos bélicos recientes, como el de Libia o Siria, adjunto los siguientes enlaces:
Los medios de comunicación corporativos y la guerra contra Siria. Enlace
Los medios de comunicación y la guerra en Libia. Enlace
Nota:
Los medios de comunicación a los que me refiero son los corporativos, que son los que habitualmente vemos, leemos o escuchamos. Estos medios serían aquellos que pertenecen o
dependen económica e ideológicamente del poder económico y político, es
decir de las corporaciones industriales y financieras que rigen no solo
el mundo económico sino el político, y también el ideológico y algunos
más.
Los otros medios, los que no son corporativos directamente, no quiere decir que no estén tampoco influenciados por el poder político y económico. De hecho, a lo largo de la historia del periodismo, ese poder financiero e industrial ha comprado a supuesta gente disidente o de izquierda para bien confundir, enfrentar o minar el ánimo de una organización de las clases populares, los trabajadores.
Los otros medios, los que no son corporativos directamente, no quiere decir que no estén tampoco influenciados por el poder político y económico. De hecho, a lo largo de la historia del periodismo, ese poder financiero e industrial ha comprado a supuesta gente disidente o de izquierda para bien confundir, enfrentar o minar el ánimo de una organización de las clases populares, los trabajadores.
1. Pascual Serrano.
Traficantes de información. La historia oculta de los medios de comunicación españoles. Foca. 2010.
2. Daniel Pali, Laura García, Carlos Sagún. LIBIA : IGNACIO RAMONET Y LA LEGITIMACIÓN DE LA INVASIÓN IMPERIAL A LIBIA. CENTRO DE ESTUDIOS POLICARPA SALAVARRIETA, BOGOTÁ-COLOMBIA. Enlace.
3. Iganacio Ramonet. La censura mediática. Prólogo al libro: Desinformación -2009-, de Pascual Serrano.
4. Doris Martínez Vizcarrondo. Lo que no nos dijeron de Saddam Hussein: la construcción mediática de un demonio. Comunicaçaco, media e consumo. Sao Paulo. Vol 4, N.11. pp. 79-92. Nov. 2007.
3. Iganacio Ramonet. La censura mediática. Prólogo al libro: Desinformación -2009-, de Pascual Serrano.
4. Doris Martínez Vizcarrondo. Lo que no nos dijeron de Saddam Hussein: la construcción mediática de un demonio. Comunicaçaco, media e consumo. Sao Paulo. Vol 4, N.11. pp. 79-92. Nov. 2007.
Mikel Itulain.
De la obra Justificando la guerra,
Publicado: 2/11/12.
De la obra Justificando la guerra,
Publicado: 2/11/12.
Gran trabajo Mikel, siempre aportando datos e información que no se puede ver en esos medios de los que hablas. Menos mal que nos queda internet para contrastar las mentiras que sueltan diariamente las clases dominantes. Aunque sigue habiendo millones de españoles que no son conscientes de que les están engañando. Este es un reto pendiente que es imprescindible combatir para poder cambiar las cosas en profundidad. Un saludo.
ResponderEliminarEl tema es sencillo, los llamados medios de comunicación pertenecen o son parte de las grandes corporaciones económicas y financieras. No son organizaciones independientes que puedan practicar periodismo de forma libre.
ResponderEliminarPretender estar informado a través de este tipo de organizaciones o medios no deja de ser una ilusión.
La gente, tarde o temprano, lo verá y lo entenderá, al menos es lo que creo yo. No es una cuestión ideológica, es simple sentido común.
Internet tiene la ventaja de la democracia, es decir, personas sin poder, sin grandes influencias, pueden expresar su opinión, acertadas o no, pero pueden expresarlas.
Saludos.