La imagen del reportero de guerra está idealizada, mitificada, ajena a la oscura realidad bien presente y que se oculta.
No se trata de gente valiente, honesta, con principios morales o preocupación humana o solidaria alguna, salvo raras excepciones que confirman la regla y que estas sí serán silenciadas.
Estamos ante la cotidiana y tenebrosa labor del propagandista, del colaborador en la destrucción de países y comunidades enteros-as. Un-a embuster@ y espía a sueldo que tiene un papel clave en el engaño de las poblaciones de las naciones agresoras, que sin su labor sería tarea imposible la acción bélica; pues el agresor necesita siempre alguna justificación para legitimar lo que hace, y esta gente se la da a sabiendas de que no están diciendo la verdad, sino enmascarándola, invirtiéndola, edulcorándola, haciendo lo que haga falta para servir a los intereses de sus amos que los cuidan y mantienen con tal propósito.
Uno de los mitos e icono del reportero de guerra para los medios corporativos es Arturo Pérez Reverte. No podía haber mejor ejemplo de discrepancia entre imagen, discurso y lo que ocurre.
LOS FOTÓGRAFOS DEL SECRETO EN LA SIRIA "REBELDE", por Tamer Sarkis.
No todos los mercenarios que han cruzado hacia Siria desde el inicio de la Operación transnacional de acoso, entraron con plomo, misil y explosivo. El Gobierno sirio calcula que, durante los últimos dos años y medio, alrededor de 600 periodistas han entrado ilegalmente con encargo de idealizar a los grupos confesionalistas actuantes. “Redactores”, “reporteros”, “filmadores”, “corresponsales”…; todos aseguran profesar al menos una de estas categorías, y, sobre todo, ser “independientes”.
Pero la independencia se disuelve en el ingreso dinerario condicionado a las directrices impresas por los Amos: fondos de inversión norteamericanos en los casos de El Mundo y El País, mecenas sionistas locales en el caso de El Periódico de Catalunya, o los Saud y sus franc-negocios en el caso de Le Monde.
No entienden de Siria, pero llevan guión…, que repiten. Algunos de estos mercachifles de la tinta se complacían, en Libia, auto-fotografiándose junto a los “rebeldes”. Posaban sonrientes, solidarios todos en el común negocio. Y es que aquellos primeros rebeldes fueron buscavidas anti-sociales reclutados por Italia y Francia y entrenados en campos al Sur. Mientras estos segundos parásitos que se les adhirieron, han sido entrenados en las Universidades del pragmatismo y preparados para competir en la “cultura de las oportunidades” sobre cuya sangre y fango se arrastra la sociedad de la supervivencia. Esa sociedad que esos torpedos humanos pregonan por exportar.
Todo el horror que estos “cooperantes” cargan en la mochila, se destapa cuando el Ejército Árabe Sirio, quien a pasos de gigante recupera territorio, libera un área y los captura. Semanas, meses, años…, de filmaciones y fotografías quedan a la vista. Varieté de macabrerío: decapitaciones, quema de pueblos, tiro en la nuca, degollamientos, flagelaciones, descuartizamientos. Colecciones completas. Alegan los periodistas entonces que fueron obligados a las tomas. “¿Forzado?: pero tú has ido escribiendo artículos, reportajes…, durante todo este periodo de loas a “la insurgencia”; ¿no has podido entre-meter aunque sea un párrafo donde traslucir esta escabechina?. ¿Acaso tus supuestos censores sabían castellano?. Tú has estado comunicándote con “occidente” a través de video-conferencia, de teléfono… Tú has estado enviando a tu prensa series de documentos audio-visuales y de montajes, de video-collages… ¿Y ni una mención a esto?. De esta bestialidad, ¿ni una brizna?”
Alberto Pradilla, con los sicarios en Libia
En ocasiones, los energúmenos piden por su cuenta el registro de “memoriales de gestas” a esos amigos suyos profesionales de la comunicación. Otras veces, es la mano que paga a los asesinos –en el fondo idéntica mano propietaria del Capital de prensa- quien quiere pruebas objetivas de los progresos, y se las encargó al periodista ya antes de su partida desde civilizadas tierras occidentales.
Va a ser denunciada y esperamos que juzgada esta complicidad periodística en ocultar las atrocidades que su “pueblo rebelde sirio” de celuloide ha ido infligiendo a todo el Pueblo de Siria (a nuestras gentes lugareñas, no importa si pro-gubernamentales, baasistas, opositoras, etc.). Como estamos seguros del caso omiso por parte de los Estados español, francés, británico, etc., pedimos a las autoridades sirias que no permitan la repatriación de esta gentuza venal. Siria tiene ya que ir empezando a ponerlos uno tras otro ante los tribunales. En los Estados Unidos, uno puede perfectamente ir a la silla por ocultación deliberada y colaboración activa jactanciosa con este tipo de masacres, de las que además uno produce y acopia las pruebas que se recrea en capturar, como si de una película gore se tratase.
La ironía reside en que decenas de estos apologetas del lumpen-gremlinguismo involutivo, terminan verdaderamente secuestrados en mitad de riñas entre hordas rivales. Es el caso de un alma hueca -un tal Espinosa- caza-recompensas a sueldo del diario El Mundo y quien hace ya meses cayó en manos del DARSH (Estado Islámico de Iraq y del Levante), quien se lo llevó a su guarida. A él y a los compinches del Ejército Libre de Siria que le hacían al periodista de “escolta personal” (definición textual usada por la prensa sionista). Resulta –todo acaba sabiéndose en este asesino baile de disfraces-, que la esposa del Mundano reaccionario dirigido por Losantos es nada menos que la estrella del blog Periodismo Humano Mónica Prieto. Quien ha estado, durante estos tiempos de ataque, sita en el conato emiral islámico de Bab Amru (Homs), postulándose como activista revolucionaria de ultra-izquierda.
Las peroratas auto-filmadas de esta tipa no llegan a la verosimilitud de The Blair Witch Project o de REC. Durante 24 minutos habla ella en primer plano, asustada por los bombardeos aéreos “del Régimen contra la población civil”, “bombardeos” que en ningún momento son puestos ante el objetivo. Y sin duda haberlos haylos. Pero son bombardeos contra el tipo de “población civil” que encargaba a su marido registros documentales de bravuras y sable. Cuenta la leyenda urbana que hubo un zoólogo que encerró a un gato en una casa en miniatura con objeto de estudiar su comportamiento. El científico se implicó tanto en su experimento, se recreó hasta tal punto en el secuestro y sometimiento del animal, que, en su deria, él mismo acabó sobreviviendo preso entre los muros de la maqueta. Ajo y agua, “señorita”. O zetah con sésamo.
Nota: Texto de Tamer Sarkis y fotos tomado-as del blog de Carlos Tena: https://tenacarlos.wordpress.com/2013/12/19/los-reporteros-de-la-siria-rebelde-un-articulo-de-tamer-sarkis-sociologo-y-escritor/#comments
Si le cuento esto a mi mujer me mata
ResponderEliminarSeria peor que hablar bien de Stalin
Qué puedo hacer?