martes, 17 de julio de 2012

Siria: cuando la información falla, triunfa la barbarie.



La falsificación y ocultación de la realidad que están haciendo los medios de comunicación, pretende llevar a Siria a una nueva tropelía de la OTAN. Silencian los horribles crímenes cometidos por los mercenarios islamistas, porque eso son, ya que reciben el apoyo de occidente y de las dictaduras saudí, catarí o jordana, y ocultan, los medios, cual es la base y el fondo de las fuentes de donde reciben esa supuesta información sobre los acontecimientos de Siria y qué es en realidad esa "oposición" fabricada desde fuera, que no representa a la oposición real que se opone a intervenciones militares extranjeras.
¿Por qué no una labor periodística con rigor y seria mostrando evidencias y no dejándose presionar por los intereses económicos y políticos? Bien, la respuesta es que los grandes medios de comunicación no quieren realizar esa labor que les correspondía, sino que van a realizar la función de servir a los intereses de quienes los dirigen, el mundo corporativo occidental, que está dispuesto a acabar con un gobierno que no obedece sus indicaciones. El periodismo en los medios corporativos, prensa, radio, tv o internet, es una entelequia, salvo tal vez en la sección de deportes, y aun ni siquiera creo que en ese campo.
Los lectores, oyentes o televidentes que no conozcan los hechos serán engañados de una forma realmente triste, y con unos objetivos y efectos realmente perversos, su aprobación a un brutal ataque militar sobre Siria. En cambio, quien tenga la decisión de informarse, siempre una minoría en la sociedad, verá como ridículas y absurdas las "informaciones" transmitidas por los medios de comunicación. Toda esta desinformación tiene como fin el que el público no entienda lo que ocurra, lo que lo hace muy manipulable, por ejemplo para fomentar otra vez más el espíritu nacionalista y militarista, como tantas veces se ha hecho en el pasado, en el pasado lejano y en el más reciente.
Contra la barbarie, información y cultura, contra la intolerancia más información, cultura y conocimiento.
La batalla no es fácil y la guerra es larga, pero no queda otra que librarla para aquellos que ni siquiera elegimos la confrontación. La supervivencia exige defenderse y la información es una de las más poderosas armas de defensa, combate prácticamente todos los males y evita catástrofes como las que otra vez parecen cernirse sobre nuestro futuro próximo.
La quietud, la pasividad pueden suponer nuestro fin y el fin de  mucha  gente más.
Encendamos la luz en la oscuridad, aunque  sea la tenue luz de una pequeña vela, porque esta siempre iluminará y dará esperanza. Una forma de encender esa luz es denunciando y desenmascarando a aquellos que usan la mentira y el engaño, con más motivo con aquellos que se hacen pasar por periodistas y denigran a su profesión. Aquí transcribo una denuncia de Michael McGehee  de un artículo publicado en el New York Times Review Books donde se expone la vaciedad y falta de argumentos de un supuesto periodista, pero que tiene el peligro de que en un mundo paradójicamente tan mal informado cale y siembre la semilla del odio, la violencia y la confrontación, en vez de sembrar la semilla que traerá una cosecha próspera de paz y concordia en la humanidad.

       
SOBRE SIRIA: COMO IGNATIEFF DIVIDIÓ LA HONESTIDAD

Michael Ignatieff está con ello de nuevo con su postura imperialista en su último artículo para el New York Times Review Books: “Cómo Siria dividió el mundo”. El titular es más que ridículo; como si Siria conspirase contra Occidente para formar y dirigir un ejército terrorista y derrocarlo y eso solo podría “dividir el mundo”. Pero las dos frases finales del primer párrafo de Ignatieff merecen la pena comentarlas brevemente:

Una imprecisa alianza de democracias capitalistas ahora se encuentra cara a cara con dos autoritarios despotismos (Rusia y China) algo nuevo en los anales de la ciencia política: cleptocracias que mezclan la economía de mercado y el estado policial. Estos regímenes apoyarán tiranías como Siria dondequiera que esté en su interés hacer eso.

Primero, notar como Ignatieff pinta la “alianza” que está tratando de derrocar a Bashar al-Assad como “democrática”, mientras aquellos que tratan de contrarrestar la tentativa, Rusia y China, son despotismos autoritarios. Esta “alianza antirégimen incluye tiranías como Arabia Saudí, Qatar y Jordania. No son necesario comentarios.
Hay además una enorme cantidad de ignorancia intencionada por parte de Ignatieff –quien está escribiendo desde dentro del establisment político y económico dominante durante una época que está viendo la mayor desigualdad en riqueza desde la Gran Depresión, con records de altos beneficios para las corporaciones, un masivo sistema policial estatal  formándose de modo muy rápida tras los ataques terroristas del 11S, y el ejército más grande del mundo que tiene cerca de un millar de bases en el exterior abarcando el globo entero- para decir que una cleptocracia que mezcla la economía de mercado y el estado policial es algo nuevo en el mundo… y que eso no somos nosotros.
Además está el elefante en la habitación: Bahréin. Estados Unidos y Occidente han cerrado los ojos ese estado policial cleptocrático. Y, por supuesto, los principales medios de comunicación –los valientes caballeros errantes de Occidente- no los están acosando y rindiendo cuentas por ello como lo hacen con Rusia y China. Respecto al último, medios como el New York Times y el Washington Post los critican por poner sus intereses nacionales delante de los derechos humanos. Notar que Ignatieff se pone poético sobre “la defensa de los dictadores de Rusia y China”, pero cuando se trata de Bahréin y colaboradores, Occidente recibe un pase libre. De hecho, Bahréin no está incluso en absoluto en el radar de Ignatieff, mientras, como se ha indicado, los “saudís y los estados del golfo” son parte de la “alianza de democracias capitalistas luchadoras”.
Y la idea de que Occidente es el único “luchando” es disparatada. Sabemos, gracias a Wikileaks, que EE.UU. ha estado fomentando este conflicto durante al menos varios años construyendo la “oposición” dentro y fuera de Siria (ver el reciente artículo de Charlie Skelton: “La oposición siria: ¿quién está realizando el discurso?”, para una estupenda cobertura), y que el objetivo es debilitar y derribar el régimen sirio a través del sabotaje y de ataques de la guerrilla (es decir terrorismo).
Es increíble que Ignatieff realmente crea lo que escribe. Pero lo que más me preocupa a mí es que quienes lean este artículo no perciban el engaño. Salvo que uno sea familiar con los hechos que a menudo no son contados por los grandes medios de comunicación lo más probable es que la narración sea aceptada completamente. Apela al nacionalismo y al militarismo. “Nosotros” –el artículo  está claramente hablando a una audiencia norteamericana- estamos luchando contra el malvado enemigo que está forzando nuestras manos y dividiendo el mundo. Es un sinsentido completo, pero cumple con la narración comúnmente aceptada (y falsa) de lo que ocurre, quiénes son los buenos tipos y quiénes son los malos, etc.






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