Cada ser humano que ama la libertad debe más agradecimiento al ejército rojo del que pueda pagar durante su vida (Ernest Hemingway).
Les recordaba hace cinco años, en el setenta aniversario, cómo se puso fin a la barbarie nazi. Hoy, cinco años después, se conmemora y a la vez se oculta cómo la Unión Soviética puso fin también a ese campo de explotación y exterminio, Auschwitz, y a otros como él.
Hagamos memoria.
Con el mensaje de Ernest Hemingway mostrado en la cabecera, el brillante escritor estadounidense recordaba algo cierto, que fueron los enormes sacrificios y cruentas luchas de los rusos, bielorrusos, ucranianos y otros aliados eslavos, los que causaron la derrota del nazismo. De otro modo, hubiese continuado este régimen con sus masacres y seguramente hubiese llegado a un acuerdo con los EE.UU., quedando impunes sus crímenes. Hoy tendríamos el nazismo con todos sus horrores y tal vez nos parecería algo normal, incluso a muchos historiadores como algo necesario y beneficioso para salvar a la civilización occidental.
No hay más que recordar las bajas humanas para ver quién dio más y quién sufrió más, si bien los judíos, de diferentes nacionalidades, padecieron un holocausto, con en torno a seis millones de muertos, los países eslavos como Rusia o Bielorrusia tuvieron unas bajas mucho mayores, que hoy se estiman de veintiséis a veintisiete millones de personas. En Estados Unidos no llegaron a las trescientas mil y en Gran Bretaña en torno a cuatrocientas mil. Todo esto dice mucho de cómo fue la guerra y cuáles eran los actores y objetivos principales.
Si Alemania no hubiese declarado la guerra a EE.UU., seguramente la muerte de Hitler la tendríamos registrada como la de un ser normal, en su cama rodeado de sus seres queridos y recibiendo en los diarios, televisiones y radios abundantes recordatorios adulatorios sobre su persona, y hoy los libros de texto escolares hablarían de su gran visión de futuro y de los grandes avances que acometió. Las víctimas apenas serían nombradas y solo aparecerían con cierto rigor en libros desarrollados por expertos o por defensores de los derechos humanos, que no tendrían apenas difusión en los grandes medios de comunicación.
Los ejércitos de la Alemania nazi contaron con la ayuda, para la invasión y derrota de los “judeo-bolcheviques” (definición nazi de la Unión Soviética), de ejércitos de Croacia, España, Flandes o Hungría, pero fueron especialmente alentados y empujados por las corporaciones estadounidenses y europeas que les suministraban la financiación, el armamento y la logística para llevar el mayor ataque conjunto de la historia militar, con el fin de acabar con el gobierno comunista en la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas. 1
Respecto al enfrentamiento entre Estados Unidos y la Alemania nazi, no buscado en absoluto por Estados Unidos, hay que tener presente que lo sucedido en Pearl Harbour, pese a ser claramente una provocación a Japón deliberadamente preparada, no implicaba una declaración de guerra a Alemania, que el mundo de los negocios no deseaba, porque el pacto entre las potencias del eje era de ayudarse si alguno de ellos era atacado; y este en principio no era el caso, pues aquí Japón aparecía como agresor. Que Hitler declarase la guerra tres días después de la declaración de guerra de EE.UU. a la potencia nipona fue algo inesperado y se debió a una estrategia militar que decidió en ese momento el ejército alemán, con el supuesto objetivo de abrirle dos frentes a la URSS con la ayuda de Japón. 2
La visión de los dirigentes estadounidenses en relación a esta guerra la expresaron adecuadamente miembros muy influyentes como Henry Ford, cuya empresa, la conocida Ford, hacía grandes negocios con el nazismo:
Ni los Aliados, ni el Eje deberían ganar la guerra. Los USA deberían proporcionar a ambos campos los medios para continuar combatiendo hasta que ambos se hundiesen. 3
El que se convertiría en presidente estadounidense, Truman, iba en la misma línea, expresándolo de una forma tremendamente inhumana ya en 1941:
Si Alemania gana, debemos ayudar a Rusia y si Rusia gana, debemos ayudar a Alemania, a fin de que mueran el máximo de personas de cada lado. 3
Fue solo cuando el mundo de los negocios norteamericano vio el peligro que había tras la derrota de Alemania contra Rusia, cuando urgió a la intervención militar en Europa; porque iban a perder su capacidad de control y sus enormes negocios en el viejo continente, además de los importantísimos intereses existentes en las colonias europeas por el mundo.
No debemos olvidar que EE.UU. entró en Normandía en junio de 1944, algo menos de un año antes de la capitulación alemana. En Europa habían llegado a Sicilia a mediados de 1943, instaurando por cierto de nuevo a la mafia y combatiendo a la resistencia antinazi, todo ello después de que Alemania ya estuviese claramente derrotada por la URSS. En esta situación Estados Unidos no podía ni puede pretender tener un gran derecho político, militar o moral sobre el resultado final de la guerra y la derrota del fascismo en Europa, pues otros contendientes, especialmente la URSS, tenían mucho más que decir, ya que habían sufrido y se habían sacrificado mucho más y de forma mucho más sincera.
Sin embargo, se procede a la falsificación de la historia tratando de mostrar un pacto de no agresión que tuvo que establecer la Unión Soviética con la Alemania nazi en 1939, para evitar ser destruida y ganar tiempo en fortalecer su defensa, como una connivencia con el nazismo. La realidad, terca ella, muestra como el objetivo principal de los nazis, y de sus patronos las corporaciones, desde el comienzo fue la URSS. Las cifras de víctimas y el esfuerzo de las repúblicas del este lo demuestran. De hecho, ya he comentado, allí se sufrió el mayor holocausto con gran diferencia. 4
Que Estados Unidos, Francia, Inglaterra, España o la misma Polonia no hiciesen nada para evitar las invasiones de Austria o de la misma Checoslovaquia, nos enseña de parte de quién estaban. Que los campos de concentración estuviesen fundamentalmte en Polonia, un lugar donde ha imperado el fanatismo religioso y la persecución de los judíos, también. Pueden verlo aquí: La invasión de Polonia.
Esta distorsión de la historia que padecemos hoy y en las conmemoraciones de hoy, claro está, procede no solo de los Estados Unidos, sino de esa organización llamada Unión Europea, que lo que realmente hace es dividir a Europa y ocultar el siniestro pasado de las poderosas personas y compañías que causaron aquellos estragos y que fueron los impulsores de ese lobby económico antisocial y frentista que fue la CEE, y que como vemos luego adoptó el eufemístico nombre de "Unión". 5
Hasta el día de hoy no he recibido la compensación a que me da derecho por mi trabajo como esclavo que llevé a cabo de abril de 1941 a mayo de 1942 en la fábrica de IG Farben de Auschwit4z [El cartel IG Farben constituido por Bayer, Basf, Hoechst o Agfa]. 5Hoy se niega la realidad, como los campos de concentración eran lugares de explotación esclava y semiesclava de las mismas corporaciones que dominaban y dominan en nuestros días la economía, la política y los medios de comunicación de Europa Occidental y Norteamérica, de ahí su gran interés en tapar sus propios horrores, culpando a otros de sus pesados y terribles pecados. Pecados contra la humanidad.
PS: Sobre la Influencia del poder económico en el auge del nazismo.
Referencias-Notas:
1. Guy Spitaels, Jean-Marie Chauvier, Valdimir Caller. Pourquoi minimiser la victoire rouge? La Libre Belgique, 9.05.2005.
2. Jacques Pauwels. Fall 1941. Pearl Harbor and the wars of Corporate America. Global Research. 11.12.2011.
3. Jacques Pauwels. El mito de la Guerra Buena. Hiru, 2002
4. Finian Cunninghan. Wahrheit Macht Frei... Truth Sets You Free. Strategic Culture Founfpdation. 22.01.2020.
5. The nazi Roots of the 'Brussels EU'. Matthias Rath, Paul Anthony Taylor, Aleksandra Niedzwiecki, August Kowalczyk. Raths books. 2010. El testimonio corresponde a August Kowalczyk, prisionero n° 6804 de Auschwitz.
Al final, nos intentarán convencer que la segunda guerra mundial se produjo a causa de los soviéticos, y que los nazis realmente no tenían políticas expansionistas. En cambio, Stalin (que como se sabe se desayunaba un par de niños al día y violaba a dos bebés cada mes), tenía un ansia ciega de anexionarse Europa y había intentado empezar por la sacrosanta y católica España.
ResponderEliminarUn abrazo!