El paripé de Alexandra Ocasio-Cortez
Es natural que en un mundo basado finalmente en la injusticia y en la explotación en todo sentido de una mayoría social, se prime más la forma que el fondo, lo insustancial sobre lo trascendente. Así tiene que ser si se desea la perduración de este despropósito de las cosas. Aunque, afortunadamente, ni todos ni en todo lugar esto de esta forma suceda. Por ese motivo, lo que muchas veces creemos o esperamos no es lo que vemos que luego ocurra. Por esto, alguien que se impregne con la alienación mediática sobre Venezuela quedará confuso de por qué si la cantinela repite que la razón, la solidaridad, la prosperidad y la libertad están del lado que debió triunfar y no triunfa, por qué puede darse tal contrariedad. La respuesta, como para casi todo en la vida, es honda pero breve: si no atiendes a los hechos, estos te harán atender a ellos.
Yendo al país latinoamericano en el que emergió una revolución que terminó enraizando, encontramos una verdad concisa que explica aquello que ha sucedido.
¿Qué presenciamos durante dos décadas sino los intentos de la oposición por tomar el poder sin operar sobre la realidad del cuerpo político al que pretenden poseer? La aplanadora reducción de toda agenda al gesto; la agobiadora sustitución del fondo por la forma; la insubsanable convicción de que basta antojarse de una cosa para tenerla constituye el denominador común de los aparentemente antitéticos fenómenos del sifrinismo de centro comercial y el golpismo de pasarela. 1
Si te alejas de la realidad y no te preocupas de las necesidades de tus conciudadanos, estos, salvo los propensos a la esclavitud, no te apoyarán. Si no hay planificación sino gesto, apariencia en lugar de fundamento, capricho en vez de seriedad, entonces solo cabe la derrota política, acompañada, en la desesperación, de falsedad y violencia.
Los niños mal criados no llegan a buen puerto, los políticos creados de tal manera tampoco.
El sifrinismo, "culturilla" que se ha extendido por países latinoamericanos es superficial, diletante e intolerante hacia los que no son como ell@s. Aquí en Europa la conoceríamos como postureo y lo pueden ver en el insustancial espectro político español, desde Podemos a Ciudadanos, desde el Partido Popular al denominado PSOE. Se mueven en círculo vicioso, pues el hombre de apariencias solo confía en apariencias de hombres, nos recuerda el avezado Luis Britto.
El error o principalmente la cobardía de la izquierda fue imitar y someterse a la derecha, a los que poseían y mandaban; de este modo solo cabe el servilismo y no la construcción, la perpetuación de los problemas y no su solución.
Y así, tiene que ser una belleza rubia de su tiempo, una exuberante mujer de la que muchos suponían incapaz de un juicioso razonamiento, la que pusiera en su lugar y en evidencia a una política que en teoría era calificada como progresista defensora de la justicia. La primera es la conocida actriz estadounidense Pamela Anderson, la segunda la congresista demócrata Alexandra Ocasio-Cortez, que en teoría reunía todas las características de lo políticamente correcto hoy: la mujer más joven elegida al Congreso, hispana triunfando en los Estados Unidos, progresista... Pero como vemos, apariencias sin sustancia, muy engañosas para finalmente atender a los amos de turno y no al servicio social. Ella calificaba en el momento del golpe de Estado de las oligarquías externas e internas sobre Venezuela, al país como " un fracaso de la democracia". La respuesta de Anderson no pudo ser más valiente y acertada:
Ella está equivocada al decir que Venezuela es un fracaso de la democracia, en vez de decir que Estados Unidos está organizando un golpe sangriento. ¿Ella apoya una intervención?
La pregunta es pertinente, ya que en estos ambientes prebélicos son esenciales, para que se conviertan en verdad en bélicos, este tipo de declaraciones propagandísticas y falsamente acusatorias de la joven congresista.
Como vemos, los tópicos creados de la "rubia de bote" frente a la mujer moderna y preparada, poco tienen que ver con los hechos. Las formas y las etiquetas tratan de ocultar los fondos de las personas, uno de alguien maduro y sensato, Pamela, y otro de alguien superficial, oportunista e ignorante, Alexandra. Esta última insistía en su superficialidad y, no nos engañemos, oportunismo:
Mucha gente quiere hacer de esto una cuestión ideológica, si tiene que ver con el socialismo o tiene que ver con capitalismo. Lo que muchos no entienden es que este es un problema de autoritarismo contra democracia en muchos sentidos. 2
La réplica de quien sabe de la vida y tiene coraje para decirlo era bien oportuna, retratando a una títere política que se disfraza de progresista en el Congreso:
Ocasio Cortez apoya abiertamente la intervención de EEUU en Venezuela y apoya a las fuerzas armadas y a las grandes corporaciones de EEUU contra las que afirma que está luchando… Hmmmmmmm
PS:
Los falsos progresistas pronto son puestos en evidencia ante las infranqueables y duras realidades. Como el genocidio de Palestina que es posible por la impunidad de la colonia occidental en Oriente Medio apoyada por su patrón estadounidense.
Referencias-Notas:
1. Luis Britto García. Golpismo, etapa superior del sifrinismo. 13.05.2019. Luisbrittogarcia.blogspot.com
2. Para Ocasio-Cortez, en Venezuela no hay injerencia imperialista sino "fracaso de la democracia". La Izquierda Diario. 26.02.2019.
Bueno Iñaki, las aparencias no son tanto. Aunque Pamela se estereotipó como la clasica rubia tonta, operada de pechos y ropa ajustada, la verdad es que en todas entrevistas y declaraciones, rapidamente disipa todas las dudas que pudiera haber, sobre su más que constrastada inteligencia.
ResponderEliminarPamela, que nunca se indentificó con su imagen de sex-simbol, tiene un largo recorrido en defensa de los presos políticos, y denuncia de los crimenes del imperialismo.
Es conocida la fuerte amistad que la une con Julian Asange, al que visitó en la embajada de Ecuador, y la denuncia de su situación. Su apoyo a los presos políticos catalanes, y al derecho a la autodeterminación del pueblo catalán. Su ineligencia se deja ver, cuando define al PP, como un partido cuya estrategia se basa en la provocación y la confrontación con el pueblo catalan, como antes lo hizo con el pueblo vasco.
También es conocida por sus críticas, desde una posición feminista, al feminismo burgués de 3ª ola.
Por no hablar de su lucha desde la fundación que lleva su nombre, en defensa de la naturaleza y contra el maltrato animal. Desde la que ha conseguido de muchas famosas como Melania Trump, su compromiso a no vestir ropa hecha con piel animal.
Por otro lado tenemos a Ocasio, la típica política progre que medra en un partido donde se cobija tanto criminal, y cuya radicalidad se difumina, al poco de pisar moqueta.
Al final, pedirá el apoyo, como mal menor contra Trump, para el criminal de turno, que designe el aparato del partido Demócrata.
Saludos.
Sí, es como lo comentas. Aunque, como sabemos, estos posicionamientos brillantes de gente famosa son ocultados a la sociedad por los mass media.
EliminarUn saludo.
Al final, como siempre, la tal Ocasio es otro producto más del sistema capitalista burgués. Otra imagen "desenfadada y moderna" para consumo del imbécil electorado estadounidense. Otra cara nueva que llegará, seguramente, a presidenta de la nación, comó pasó con Obama y Blair, y que será una nueva decepción como ellos. No habrá mejor representante para los intereses de los grandes empresas y monopolios de Estados Unidos. Y el sufrido populacho no aprenderá nunca.
ResponderEliminarSe tata de eso, un juego de distracción que aparta de lo fundamental y necesario.
EliminarUn poco de diversidad y paripé que pretende, y muchas veces consigue, disfrazarse de justicia e igualadad social para olvidarse de lo importante, lo importante para la mejora de la sociedad, y centrarse en la cruenta explotación de tanta gente abandonada a su suerte y sin recursos.
Como se repite tanto en los medios de comunicación llega a tener efecto; aunque, como vemos, no en el modo suficiente como quisieran.
La miseria personal siempre acompañará al mundo, pero, no nos olvidemos, también la dignidad.