Edward Bernays: Si entendemos el mecanismo y los motivos de la mente en grupo, ¿no es posible controlar y adoctrinar las masas de acuerdo a nuestra voluntad sin que ellos lo sepan?
Conforme pasan los años se gana un sano escepticismo, que bienvenido es ante el hábito tan arraigado del ser humano de confundir a sus semejantes. No obstante, también vemos que existe una obediencia social muy generalizada, a veces ciega, en relación a lo que expertos o "autoridades" en la materia puedan decir y dicen. Estamos aquí ante el denominado mundo de los intelectuales y la idealización que hacemos de ellos. De ahí el título que he dado a este sentato y brillante escrito enviado por Antonio Navarro y que recomiendo encarecidamente que lean, analicen y piensen, que no es poco.
Una de las herramientas de este mecanismo del control de masas es la influencia en los llamados intelectuales. Friedrich Hayek, el filósofo y economista de la escuela Austríaca, explotó muy bien esta herramienta. En la sociedad "Mont Pelerin" que creó y presidió en 1947 para la difusión y aceptación de las ideas neoliberales, reunió a un grupo inicial de 36 intelectuales. Hayek lo tenía claro y explicaba a sus miembros: "olvídense de las masas, eduquen con nuestras ideas a los intelectuales y las masas les seguirán sin vacilar", Hayek había estudiado bien a Bernays y la necesidad humana de pertenecer a grupo.
Astutamente Hayek amplia su red al incluir en su definición de intelectuales no sólo a los académicos, periodistas, pastores, etc, sino también médicos, científicos y cualquier tipo de profesional, ya que puesto que son expertos especializados la masa les sigue sin dudar. Todos estos intelectuales son definidos por Hayek como: "Divulgadores profesionales de ideas de segunda mano".
En la actualidad estos difusores de ideas heredadas siguen jugando un gran papel que no para de evolucionar. Como en muchos países en España actúan de diversas formas para crear consenso, en concreto vamos a hablar del consenso respecto a la información y opiniones sobre la OTAN y las intervenciones en otros países y más en concreto a los intelectuales que se supone representan a la izquierda. Esta figura es muy importante ya que los ciudadanos nos encontramos en una continua lucha contra la guerra mediática, en la que no es fácil no dejarse llevar por un ideario e información muy centralizada. Para la mayoría de ciudadanos que no tienen tiempo o ganas de informarse y pensar por si mismos el papel de estos intelectuales es muy relevante y les influye mucho en sus opiniones. Mediante entrevistas, artículos, declaraciones o manifiestos pueden jugar un papel determinante legitimador de intervenciones, guerras y actuaciones de todo tipo por parte de organizaciones que tienen o suelen tener otros intereses muy diferentes a los pregonados oficialmente, contribuyendo al deformado discurso mediático.
En España este papel ha ido profesionalizándose en métodos y número de miembros considerados intelectuales. Ya en 1986 en un escrito público solicitaban a la ciudadanía el voto afirmativo en el referéndum de permanencia en la OTAN. Estos escritos o manifiestos no han dejado de repetirse desde entonces como en la invasión de Yugoslavia, Irak, Libia, Siria, etc.
Estos repetidores de ideas se hacen escuchar desde sus tronos en los medios alternativos y masivos, siendo muy difícil escapar de ellos. Se justifican con principios éticos cuando en realidad se trata de opiniones políticas, intereses económicos o desconocimiento, ¿Desconocimiento? vamos a darles el beneficio de la duda. En ocasiones se posicionan del lado del agresor y muchas veces basan su discurso en ideas equidistantes adoptando como suyo el neolenguaje. Con esta actitud generan mucho ruido, división y confunden a movimientos sociales antiimperialistas dificultando su unidad y organización, como pasó cuando se freno el movimiento surgido de la guerra de Irak en 2003.
Uno podría pensar que cuando se justifica una intervención como la de Libia, masacrando a un pueblo soberano, puede deberse al desconocimiento a causa del caos informativo en ese momento, y que a estos intelectuales les mueven buenas intenciones. Pero si este fuera el caso una vez vista la realidad después de los acontecimientos, reflexionarían, pedirían perdón públicamente y sobre todo aprenderían para el futuro no volver a cometer errores tan garrafales que justifican la muerte de miles de personas y la devastación de sus países. Pero la mayoría de las ocasiones no solo no lo reconocen, sino que defienden su postura ante viento y marea. Si esto es así, solo podemos pensar que lo volverán a hacer si tienen algún tipo de interés o necesidad. Otro comportamiento que se les observa, es actuar de manera totalmente diferente ante conflictos de países diferentes pero cuyas causas son iguales o similares, romper la soberanía de otro país, no respetar las leyes internacionales, bombardear civiles, etc, etc.
Otro comportamiento que les delata es que siempre las marchas, manifiestos, movilizaciones, etc, son sobre conflictos mediáticos. Hemos visto a muchos hablar o actuar sobre Siria, Irak o Libia, pero no les vemos movilizarse por guerras como la de Yemen o Sudan, y mucho menos por guerras económicas eternas de expoliación como la de la República Democrática del Congo.
Todos estas formas de actuar nos llevan a pensar en que la mayoría de las ocasiones actúan guiados por los centros de control social, a los que solo interesa hablar de ciertos conflictos y con una línea clara. Ya sea consciente o inconscientemente la mayoría de sus comportamientos nos hacen pensar que se mueven por intereses propios y de otros, es decir como puros mercenarios.
Antonio Navarro.
Más de uno a mitad de artículo habrá pensado que para qué va a cuestionarse nada si efectivamente lo pueden pensar por él. Así nos va.
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