Kenneth Roth, Director ejecutivo de Human Rights Watch
Así como Amnistía Internacional es una organización creada en el Reino Unido, Human Rights Watch es la versión propia de los Estados Unidos, aunque Amnistía tiene también importantes contactos con la administración norteamericana.(1)
A esta organización se le ha
achacado, ya de forma repetida, su base de financiación, que proviene por ejemplo
de la Fundación Soros a través del Open
Society Institute, de la Fundación
Ford y de otras corporaciones vinculadas al poderoso mundo de los negocios
estadounidense principalmente. (2) También se le ha atribuido el
estar dirigida por personas de clase alta y centradas en la visión e intereses
de la élite económica de EE.UU, más con el partido demócrata que con el republicano. (3) No obstante, vamos
a centrarnos en sus hechos, en mi libro Estados
Unidos y el respeto a otras culturas y países ya mostraba algunas serias
incongruencias y contradicciones en esta organización. En Afganistán, por
ejemplo, empezó a justificar la guerra que tenía previsto lanzar EE.UU. contra
los talibanes una vez que estos dejaron de ser útiles a la administración
norteamericana. Y lo hizo aduciendo que la guerra podía mejorar la situación de
la mujeres. Lo que no decía Human Rights
Watch (HRW) es que fueron los Estados Unidos los que llevaron a los
fundamentalistas al poder y que acabaron con la tolerancia y respeto a la mujer
que había antes en el país.(4)
Quien había creado eso difícilmente lo
podía resolver y menos con una guerra. Los hechos lo han demostrado. Hoy los
derechos de la mujer son incluso peores que antes de comenzar la invasión hace
ya más de diez años. Y lo que es más grave todavía, miles y miles de personas
han perdido su vida por esta brutal guerra que la OTAN y EE.UU. han llevado a
cabo allí. El país hoy es una auténtica ruina y un centro de fanatismo y
violencia, y de negocio para el narcotráfico. ¿HRW no tiene ninguna responsabilidad por ello? Debería tenerla.
Respecto a Irak, HRW también
ha mostrado un sesgo importante en cuanto a la acusación sobre los autores de
crímenes de guerra. Si bien hizo una labor importante en su informe sobre el
ataque de Sadam a los kurdos en la campaña Anfal, pero sin entrar en quién le
dio las armas químicas y lo apoyó, no mostró el mismo celo para acusar por
crímenes de guerra a EE.UU. o Inglaterra respecto a las sanciones y embargo
aplicados a Irak de los años 1990 a
2003. En el ataque contra los kurdos se pudieron matar hasta ciento cincuenta
mil personas, el embargo a Irak causó una cifra de muertes de más de seiscientas
mil personas, pudiendo llegar al millón o millón y medio, la mayor parte niños.(4)
¿Por qué esa diferencia de trato? ¿Se trata de condenar por crímenes de guerra
o contra la humanidad al gobierno de Irak y de no hacerlo a los gobiernos de
EE.UU. o de Gran Bretaña? Estos hechos revelan muchas cosas y tendencias,
dejando claro que no hay en HRW una independencia y rigor real para juzgar la
vulneración de los derechos humanos en el mundo. Sin embargo, no puede, o mejor
dicho no debe, haber una vara de medir diferente para los crímenes contra la
humanidad, y claramente se ve que la hay.
En marzo de 2002 el director ejecutivo de HRW, Kenneth
Roth, publicó en el Wall Street Journal
un artículo titulado Procesar a Sadam,(5) en un
periodo donde tanto la potencia norteamericana como la europea estaban
preparando un ataque sobre Irak. Bien, habría que procesar a Sadam, pero con
más motivo incluso a Blair o a Bush, porque sus sanciones y la destrucción de
las infraestructuras en la guerra de agresión del Golfo mataron a tal vez más
de un millón de personas, en su gran mayoría niños. Por tanto, ¿se estaba preparando el
terreno para una justificación de una guerra? Los hechos y los tiempos en que
se sucedieron conducen a pocas dudas, la guerra vendría meses después, tras haber
preparado el terreno previamente y no solo por parte de los militares
oficiales.
La infinidad de muertes y las terribles consecuencias provocadas por los
gobiernos estadounidense y británico en Irak con el embargo fueron registradas
y publicadas por la revista médica Lancet, cuyas cifras como hemos comentado pudieron
llegar o superar al millón de víctimas, pero que no fueron calificadas como
genocidio por HRW, calificativo que sí aplicó a la campaña Anfal pese a ser el
número de muertos mucho menor. Ya comenzada la guerra contra Irak en 2003,
Lancet volvió a informar de esas terribles consecuencias para los civiles,
indicando que en los dieciocho meses siguientes al comienzo del ataque en marzo habían muerto unos cien mil civiles. La respuesta HRW por medio de Marc
Garlasco, que antes había pertenecido al Pentágono, fue que: “Los métodos que
usan son propensos a inflar las cifras por sobreconteo… estos números parecen
estar inflados”.(5) Garlasco dijo esto sin haber leído siquiera
antes el informe de Lancet.(6). Bien, esta puede ser la diferencia
entre alguien que se preocupa por informar con rigor y por defender los derechos humanos, como Lancet, y quien está por otras
intenciones.
La actitud de HRW en la
agresión externa contra Yugoslavia siguió también con un doble rasero. Por
ejemplo, los ataques aéreos de la OTAN contra civiles si no eran realizados de
forma “deliberada”, con el significado, intención y sentido que se le quiera
dar a esto, no entraban para Human Rights Watch en lo que sería un crimen de guerra; en cambio, los
ataques de los serbios, que no disponían de aviación, ya entraban en lo que sí
se podía considerar como un delito internacional:
Entre
otras formas de sesgo, HRW acepta la
opinión amistosa de la OTAN de que las muertes de civiles a causa de la alta
tecnología de guerra, como los bombardeos aéreos y los misiles no son a primera
vista “deliberados” como lo son las muertes de civiles por combates cuerpo a
cuerpo o con baja tecnología militar.
HRW mantiene que mientras el primero puede suponer crímenes de guerra si no se
llevan con cuidado, los últimos son crímenes de guerra per se.(5)
Como señalan los
investigadores Herman y Peterson, tal distinción no puede ser válida para
indicar si es o no un crimen de guerra, más si la alta tecnología provoca
muchos más daños en los civiles y además
se utiliza en las propias ciudades. Agravado por el empleo que se hizo
de bombas de racimo y de uranio y otros productos tóxicos lanzados con los
proyectiles. Este comportamiento de la supuesta organización humanitaria es muy
diferente respecto al que mantiene en estos momentos con Siria, a cuyo gobierno
acusó en octubre de 2012 de utilizar bombas de racimo, mostrando su
preocupación. (7). Sin embargo, este hecho ha sido negado tanto por
el gobierno sirio como por Rusia, y no hay ninguna evidencia contrastable sobre estas supuestas bombas de racimo(8). Concluyen los autores, Herman
y Peterson, respecto a la distinción que hacía HRW sobre el uso de alta tecnología o no en la guerra deYugoslavia:
Este sesgo
de HRW sitúa la protección de los métodos de guerra de los EE.UU. y la OTAN por
delante de los derechos humanos.(5)
Y se ve claramente en la muy
grave afirmación de Kenneth Roth (HRW), al decir en octubre de 2002 que: “en
recientes guerras, las fuerzas de Estados Unidos han cometido errores, incluso
violando la ley humanitaria internacional pero no han cometido crímenes de
guerra”,(9)¿Qué entiende por crímenes de guerra HRW? ¿Qué episodio
de la historia reciente ha olvidado HRW? ¿El despiadado y criminal bombardeo a
Yugoslavia?, denunciado por los propios pilotos de la OTAN, (10) ¿la mayor limpieza étnica en Europa tras la Segunda Guerra Mundial en la Krajina en la Operación Tormenta? o ¿los igualmente
brutales ataques a Irak en 1991, a Afganistán en 2001 o a Libia en 2011?
Todos ellos con miles de civiles muertos, todos enormes crímenes de guerra,
crímenes contra la humanidad y buena parte de ellos también genocidio. Volveremos a recordar lo que decía
el que fue oficial del Departamento de Estado de Estados Unidos, George Kenney:
Dejando
caer bombas de racimo en áreas urbanas muy pobladas no causa bajas
accidentales, es un bombardeo de terror a propósito.(10)
También esta organización,
Human Rights Watch, volvía a minimizar las víctimas civiles causadas por el lado
estadounidense, en este caso la OTAN, en Serbia, indicando cifras de quinientos,
cuando los muertos por el ataque directo fueron algo más de dos mil civiles,
además de los militares que superaron los quinientos. La cifra total de muertos
final fue todavía bastante mayor, por la destrucción del país y sus
infraestructuras y, especialmente, por la contaminación con uranio y productos
químicos; daños y efectos que todavía perduran.
Como indica Michael Parenti
en Killing a Nation, el apoyo firme a
los bombardeos aprobados por la
administración Clinton se mantuvo por parte de organizaciones como Médicos sin
Fronteras o HRW.(11) Por otra parte se intentaba inflar la cifra de
posibles víctimas causadas por los serbios. Richard Dicker, el director del
Programa de Justicia Internacional de
HRW, hablaba de cifras de “centenares de
miles muertos y de millones forzados a abandonar sus casas en las cuatro
guerras que [Milosevic] perdió imponiendo el nacionalismo serbio”.(5)
Estas cifras poco tenían que ver con la realidad, entre otras cosas porque donde no hubo limpiezas étnicas fue precisamente en Serbia, y en la misma Croacia se expulsó a más de medio millón de serbocroatas,(11b) además de que crímenes
cometían todos los bandos y los serbios
no más que los demás. El Centro de Documentación y Revisión calculó el número
de víctimas en torno a cien mil y en todos los lados.(5) HRW con
este procedimiento no riguroso y no responsable lo que hizo fue denigrar
públicamente a los serbios, que en el fondo es lo que se pretendía y que era
precisamente lo que quería también la administración norteamericana: demonizar
a los serbios para que con el apoyo o complacencia popular en occidente, poder
atacarles y someterlos sin piedad y sin importar los medios.
La actuación de la OTAN en Serbia, con su objetivo de hundir a su
población y arruinar al país, bombardeando puentes, hospitales, escuelas,
medios de comunicación, fábricas, granjas, cultivos, edificios públicos, casas,
apartamentos y un largo etcétera, era lo que realmente fue, un horrible crimen
de guerra:
Solo un apologista de
la guerra de EE.UU. podía indicar que este propósito y estos objetivos
no apuntaban intencionalidad además de revelar crímenes de guerra.(5)
También esta organización
mostró su apoyo a los intereses
norteamericanos tratando lo ocurrido en Ruanda y la R.D. del Congo de forma que
la administración estadounidense pareciese inocente, así como sus ejércitos
títeres armados en la zona dirigidos por Kagame y Museveni, que fueron los que
realmente provocaron el mayor genocidio en el mundo después de la Segunda
Guerra Mundial. Tales crímenes fueron llevados a cabo al principio en Ruanda y después especialmente en la invasión de la
R.D. del Congo, con el fin de apoderarse y controlar sus riquísimos recursos
minerales. HRW acusó principalmente a Francia y a la ONU, cuando el principal
responsable era EE.UU. que activó y apoyó ese conflicto. Recomiendo la lectura
bibliográfica y el capítulo que le dedico a la República Democrática del Congo
en la obra Estados Unidos y el respeto a
otras culturas y países(12),(13),(14).
La función de HRW en Libia y
Siria, fue
igualmente favorecer los intereses de EE.UU., inventando “informaciones”, como
los civiles asesinados por Gadafi en un supuesto bombardeo. Ver el artículo que escribí sobre la actuación de los medios de comunicación y las organizaciones humanitarias en la falsificación de lo que ocurría en Libia: Los medios de comunicación y la guerra en Libia. En
Siria su versión era otra vez la del lado proestadounidense, no queriéndose
enterar que grupos islamistas radicales estaban armados y financiados desde el exterior, creando el
terror en pueblos y ciudades:
Human
Rights Watch, tal y como hizo en Libia, esperó hasta el último momento posible
para admitir lo que los medios alternativos habían estado informando durante más de un año –que
los rebeldes sirios son torturadores, secuestradores, y asesinos terroristas
cometiendo generales y sistemáticas atrocidades no solo contra las fuerzas de
seguridad, sino contra cualquiera sospechoso de apoyar al Gobierno sirio además
de atacar al azar a civiles.
Human
Rights Watch sabía desde el principio que la oposición Siria estaba armada y
llevaba a cabo una sistemática campaña de secuestro, tortura y matanzas.(15)
Incluso HRW calificó de
“incendiaria” la actitud de China y Rusia de vetar en el Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas algún tipo de resolución hacia Siria que permitiese una
intervención militar externa.(16) En realidad la actitud incendiaria era la que mantenía HRW y que hubiese sido no vetarlo, vista la experiencia de Libia y la despiadada y brutal
guerra que allí ocurrió y ocurre todavía para su población. ¿Qué quería Human Rights Watch?,
¿otra barbaridad como esa?
Los derechos humanos, su
supuesta defensa, se han convertido en una ideología para las intervenciones
militares y en una estupenda cobertura para los objetivos económicos de las
grandes compañías. Por ello no extraña la estrecha relación y financiación de
estas organizaciones “humanitarias” con y por las grandes corporaciones y su
difusión y apoyo en los grandes medios de comunicación. Unos y otros hacen su
papel dentro de un entramado de intereses que poco tienen que ver con los
derechos humanos y sí con los del poder político y económico.
Los derechos humanos se deben
defender independientemente de esos intereses políticos, económicos o
ideológicos. Una organización humanitaria no puede aprobar una guerra de agresión, no puede justificarla de
alguna forma, porque entonces está utilizando la excusa humanitaria para otros
fines que nada tienen que ver con los derechos humanos.
En relación a su compañera, Amnistía Internacional, ver esta serie de artículos que publiqué: Amnistía Internacional.
Sobre HRW: Human Rights Watch: máquina de propaganda.
Sobre HRW: Human Rights Watch: máquina de propaganda.
Notas:
(1) Tony Cartalucci. Amnesty International is US State Department propaganda. Land Destroyer. 22.8.2012.
(2) Tony
Cartalucci. Soros-funded HRW jumps on Kony 2012 AFRICOM Crusade. 20.3.2012.
(3) Paul
Treanor. Who is behind Human Rights Watch (2004). http://web.inter.nl.net/users/Paul.Treanor/HRW.html
(4) Mikel Itulain. Estados Unidos y el respeto a otras culturas y países. Afganistán. Libertarias. 2012.
(5) Edward Herman, David Peterson y George Szamuely. Human
Rights Watch in Service to the War Party. Z.magazine. 25.2.2007.
(6) Mortality before and after the 2003
invasion of Iraq: cluster sample survey. The lancet,
Volume 364, Issue 9448, pages 1857-1864. November 2004.
(7) Human Rights Watch. Syria: New evidence military dropped cluster bombs. 14.10.2012.
(8) Moscú niega que existan pruebas de que Damasco utiliza bombas de racimo
rusas. Ria Novosti, 15.10.2012.
(9) Kenneth Roth, Fight the Good Fight, The Guardian, October 22,
2002.
(10)Michael Parenti.
To kill a nation: The attack on Yugoslavia. pp. 115-129.
(11)Ibid. p.145
(11b) Mikel Itulain. El periodismo español en la guerra de Yugoslavia. Parte I. Enlace.
(11b) Mikel Itulain. El periodismo español en la guerra de Yugoslavia. Parte I. Enlace.
(12) Edward
Herman, David Peterson. Paul Kagame: “Our kind of guy”. Voltaire Network.
3.1.2011.
(13) Mikel
Itulain. Op.cit. R.D.Congo.
(14)Edward
Herman. The Politics of Genocide. Monthly Reviews. 2010.
(15) Tony
Cartalucci. A year later, HRW admits Syrian rebels guilty of atrocities,
kidnapping, torture, & murder of civilias by Syrian opposition confirmed. Land
Destroyer Report. 20.5.2012.
(16) Glen
Ford. “Human Rights” warriors for Empire. Black Agenda Report. 15.2.2012.
Es triste ver que vivimos una realidad totalmente manipulada, y el hecho de que las organizaciones que deberían defender a las personas actúen guiadas por intereses políticos y económicos alegando con indecencia razones humanitarias deja claro la falta de principios que impera en todos los ámbitos.
ResponderEliminarCreo que la información es la clave, hoy por hoy cada vez más gente puede acceder a ella a través de múltiples canales pero por desgracia abunda la apatía, y se abraza la ignorancia (no sé si como mecanismo de defensa o por egoísmo sin más). Nunca hubo tantas posibilidades de cambiar las cosas pero no se aprovechan, nos han inculcado la búsqueda del progreso económico a cualquier precio, renunciando al progreso como personas y esto que nos relatas es el resultado.
Qué bien escribes Ana, además aciertas de lleno. Lo que comentas ocurre y con mucha frecuencia, luego vienen las consecuencias que vienen.
ResponderEliminarUn saludo,
Mikel.
Gracias por el halago, ando fatal de tiempo y últimamente entro poco en internet. Cuando pueda le echaré un ojo a tus entradas, que veo que has sacado unos cuantos temas. Saludos!!
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