miércoles, 20 de noviembre de 2019

Por qué caen los gobiernos populares en Bolivia y Ecuador, y no en Venezuela

Usurpación antidemocrática en Bolivia

Los medios de comunicación occidentales, como ya es costumbre, les habrán ocultado todo lo que han podido el motivo por el que el presidente legítimo de Bolivia ha tenido que dejar su cargo.
Que matones a sueldo fuesen dispuestos a sus anchas para ir a por la familia del presidente y a por él mismo fue convenientemente silenciado, pero es lo que propició el "abandono" que tanto comentan.
La acumulación de motines en los departamentos ya mencionados transfirió toda su carga a La Paz, consiguiendo replegar a las unidades policiales cerca del Palacio Quemado y obligando al presidente Evo Morales al abandono de su residencia para reguardar su vida.Este golpe de efecto fue simbólico pero también material: el principal símbolo de poder del gobierno boliviano quedaba a merced para la toma "épica" de los golpistas, mientras la población de La Paz y los dirigentes del Estado eran asediados, así como sus viviendas y familiares, con el objetivo de consolidar un estado de sitio y terror. 1
Además a este silencio ante la violencia promovida se une la mentira del fraude electoral, que no existió. Claro, como la OEA, siempre al servicio del dinero gringo, emitió uno de sus habituales falsos informes, a ello se agarraron los mendaces mass media, y en esas continúan, aunque nada de válido y cierto haya en lo que digan.
Sin embargo, para la OEA en su informe, "resulta improbable estadísticamente que Morales haya obtenido el 10% de diferencia para evitar una segunda vuelta", una vez contabilizados los votos de las áreas rurales e indígenas, dada una tendencia arrojada en unas 588 mesas electorales, donde la votación a Evo Morales fue por el orden de más de 80%, cosechando 95.955 votos.Dicho de otra forma, la OEA cuestiona la posibilidad de que Evo Morales tenga tan alta preferencia en zonas indígenas y rurales, aunque los históricos en las elecciones bolivianas así lo afirmen. 2
Una vez comentadas estas necesarias aclaraciones, creo es necesario entender por qué han caído con cierta "facilidad" gobiernos populares como el comentado de Evo Morales o el que fuese de Rafael Correa en Ecuador.
Comenzando con Bolivia vemos como las fuerzas de seguridad del estado han traicionado al gobierno legítimo, porque realmente estaban en manos de los oligarcas y sentían poca unión o simpatía por el pueblo. Así, si les mandan actuar contra la gente o de no hacerlo cuando esta es agredida por sicarios, lo hacen. Tenían y tienen l@s bolivian@s a un enemigo público que pagaban con sus propios impuestos. Esto había que haberlo cambiado y al militar se le debió formar y remunerar de forma que sus intereses y acciones estuviesen vinculados a los de la persona de la calle del campo y de la ciudad. Es un trabajo arduo que requiere tiempo y constancia, y sobre todo un cambio de mentalidad. Al militar no hay que verlo como enemigo, no se debe perpetuar el despectivo calificativo de "milicos" eternamente sin variar la situación, hay que convertirlo finalmente  en aliado. Sin lo militar no es posible subsistir, en última instancia su fuerza impera e inclina la balanza. En Venezuela bien lo sabía Hugo Chávez y bien que lo aplicaron y pusieron en práctica. El resultado es que el movimiento bolivariano no ha podido ser derrocado mediante la violencia, continúa, sigue, no cayó como los otros mencionados.
Y aquí una contundente verdad que es preciso atender si quieren entender el mundo que parecen habitar:
¿Qué es exactamente lo que sabía Cristina Fernández cuando hizo su apuesta por Milani en el Ejército argentino? Pues que, en última instancia, lo que asegura la continuidad o determina la ruptura de un proyecto político es la fuerza brutal de la pólvora. Cristina sabía y lógicamente sigue sabiendo lo que Fidel Castro y Hugo Chávez supieron desde siempre: cuando un proyecto político de tipo nacional-popular avanza sobre los privilegios de las clases dominantes en un país o cuando los intereses de las corporaciones entran en conflicto con los de los pueblos, son las armas las que van a dirimir finalmente esas contradicciones en ese país. En una palabra, cuando un gobierno se encuentra con la encrucijada de pisarles los callos a los ricos y hacer las transformaciones de fondo, ese gobierno y esas transformaciones van a existir o van a perecer según quien tenga la hegemonía en la institución militar. 3
Lo de Bolivia falló en algo tan importante, de ahí lo que vemos hoy. Pero hay algo más en lo que diferencia a Hugo Chávez o su sucesor Nicolás Maduro respecto a Evo Morales y también de Rafael Correa. Los primeros tenían o tiene discernimiento político, producto de un bagaje histórico que les ha hecho saber distinguir y captar el significado de cada suceso o de un conjunto de sucesos interpretándolos correctamente, con criterio. El antropólogo Maximiliam Forte vio clara esta enorme cualidad del líder venezolano y que se debe fundamentalmente a una correlación de coherencia, honestidad, valentía y aprendizaje de los hechos históricos.
Lo fundamental es que individuos como Chávez estaban bien "entrenados" para reconocer patrones, para juntar diferentes elementos de información, para analizar críticamente acontecimientos sobre el terreno en el contexto de acciones y proclamaciones pasadas, y para situar acontecimientos aparentemente azarosos en una imagen coherente. En el caso de Libia Chávez estuvo acertado en ver que EE.UU. buscó la primera oportunidad para intervenir militarmente, y el correctamente se opuso a eso y fue consistente sobre ello desde el principio. Chávez estuvo acertado incluso cuando aquellos que debían haberlo sabido mejor afirmaron que los EE.UU. no iban a intervenir militarmente. 4
De este modo Chávez interpretaba correctamente lo que sucedía en el mundo y lo hacen hoy también sus seguidores. Morales en cambio, por ejemplo, no apoyaba al pueblo catalán en su derecho a decidir, confundiéndolo con movimientos de ruptura artficiales promovidos por Estados Unidos en Bolivia, como el de Santa Cruz, y sin embargo Maduro no cometía tal error. Y es que nadie que defienda la libertad y la solidaridad debió arremeter contra este sentimiento tan arraigado en Cataluña. En este artículo expresaba como una izquierda con coherencia no podía oponerse, como lo hizo en la misma España: El derecho de autodeterminación y la izquierda.
En Rafael Correa podemos apreciar en similar manera notorias fallas. Hugo Chávez no se equivocó con su sucesor, sigue su proyecto firme. El heredero de Correa lo traicionó a la primera ocasión y siguió dirección  opuesta a la de su predecesor. Lo que demuestra una muy notoria falta de criterio en Rafael Correa, que no era algo tampoco nuevo.  Recuerdo que en más de una ocasión le oí comentar críticas a los sectores más próximos a la izquierda en política, a los que consideraba dogmáticos. Decía que la solución o respuesta a tal problema no se puede ir a buscar a esta o aquella página de este o aquel libro. Se refería a problemas políticos y económicos, y en los libros aludía a las obras de Marx, Lenin o Engels. Olvidaba que los estudios de estos autores tienen en realidad poco de dogmáticos y que están basados fundamentalmente en la observación de hechos durante mucho tiempo de las sociedades humanas, tomando información aportada por expertos conocedores en cada materia. Lo que dice Lenin no hay que creerlo porque lo diga él, sino básicamente porque sus palabras están muy ligadas a la realidad de los sucesos, tanto pasados como presentes. De ahí que yo les recomendase la necesaria lectura de los clásicos. No hacerlo comporta seguir con una peligrosa ignorancia, que en el caso de un dirigente político supone llevar a tu gente a la desesperación o a la miseria, como ya ocurre en Ecuador y en Bolivia.

Referencias-Notas:
1. La cadena de eventos que consumaron el golpe en Bolivia. Misión Verdad. 11.11.2019.
2. Franco Vielma. Una auditoría a la medida del golpe: todas las inconsistencias de la OEA explicadas. Misión Verdad. 12.11.2019.
3. A punta de pistola. https://www.labatallacultural.org/analisis/8206/
4. Maximilian Forte. Getting it right: Hugo Chávez and the "Arab spring". Zero Anthropology, 14.4.2013.




domingo, 10 de noviembre de 2019

Scorpions y el Muro de Berlín

La portada del disco es bastante evidente: destruimos el comunismo y abrimos la puerta al "cambio", es decir, al cruel y superficial neoliberalismo 


Más allá de que nos guste este grupo musical por su calidad artística, que bien que la tiene, es necesario recordar como estos tunantes del espectáculo vendieron el neoliberalismo a buena parte de Europa. Ellos no pagaron los costes, sino que que se quedaron los beneficios, fueron otros, los que pagaron las entradas y mucho más que las entradas, los que sufrieron las severas consecuencias.
Recordemos cómo fue tal cosa, de la mano de Erico Valladares.

Ya hemos hablado hasta el cansancio sobre cómo el poder económico ocupa espacios en la cultura para colonizar el sentido común de las mayorías y hacerlas “pensar” en función de sus intereses. Y aquí traemos dos ejemplos históricos recientes de piezas musicales muy famosas para demostrar que, con mensajes más bien directos que subliminales, la entonces millonaria industria discográfica de los países capitalistas occidentales jugó activamente en la defensa de los intereses políticos de la época. Se trata de Wind of change (Viento de cambio), de la banda alemana occidental Scorpions, y de la versión de Go west (Vayan al oeste) hecha por los británicos de Pet Shop Boys a partir del clásico de Village People, cambio de significado mediante.
Seguramente conocés ambas canciones y te gustan mucho, ya que son piezas musicales de una calidad artística innegablemente muy alta. Pero, ¿alguna vez te preguntaste qué mensajes operan en sus letras y en la simbología utilizada en sus videos musicales? La Batalla Cultural, ni lerda ni perezosa a la hora de leer entre líneas, te lo muestra.

Los “vientos de cambio” en Wind of change

No, el famoso “cambio” no es una idea nueva. En realidad, hace rato que a los pueblos nos vienen metiendo ese perro para vendernos restauraciones blancas, liberales y neoliberales. Allá por el año 1990 —justo entre la caída del Muro de Berlín (1989) y la disolución de la Unión Soviética (1991)— la banda alemana Scorpions lanzó en inglés su hit Wind of change, en el que promocionaba las bondades de la “Glásnot” y la “Perestroika”, las famosas “transparencia” y “reestructuración” que habrían de destruir el socialismo soviético y decretar el triunfo mundial del neoliberalismo y el surgimiento de la hegemonía unipolar de la OTAN/Estados Unidos en la naciente década de los años 1990. Justo una canción en inglés hecha por alemanes occidentales y cuyo tema era Rusia. ¿Casualidad? Ya veremos que no.

¿Qué quería instalar Wind of change en el sentido común? Pues veamos primero algunas partes de su letra, que es demasiado elocuente:
The world is closing in/El mundo se está acercando
Did you ever think/Alguna vez pensaste
That we could be so close/Que podríamos estar tan cerca
Like brothers/Como hermanos
The future’s in the air/El futuro está en el aire
I can feel it everywhere/Puedo sentirlo en todas partes
Blowing with the wind of change/Soplando con el viento del cambio
Take me to the magic of the moment/Llévame a la magia del momento

On a glory night/En una noche de gloria
Where the children of tomorrow dream away/Donde los chicos del futuro soñarán
In the wind of change/En el viento del cambio
Walking down the street/Caminando por la calle

Distant memories/Recuerdos lejanos
Are buried in the past forever/Están enterrados en el pasado para siempre
The wind of change/El viento del cambio

Blows straight into the face of time/Sopla directamente a la cara del tiempo
Like a stormwind that will ring the freedom bell/Como una tormenta que hará sonar la campana de la libertad
For peace of mind/Para la paz de espíritu
Let your balalaika sing/Deja que tu balalaika [el Oriente] cante
What my guitar wants to say/Lo que mi guitarra [el Occidente] quiere decir.
Más allá de esa “hermandad” forzada entre Oriente y Occidente (que, por otra parte, es una utopía irrealizable puesto que la occidental y la oriental son culturas no homologables), lo que la multimillonaria superestrella occidental Klaus Meine parece olvidar de explicarles a los “chicos del futuro” es que vivirían de allí en más en la inseguridad de una economía de mercado que no garantiza ningún derecho salvo de vender su fuerza de trabajo al peor postor, y que la “libertad” prometida es una libertad que se resume a permitir que los ricos puedan hacer lo que quieran con su dinero. Nadie les avisó a los chicos que jugaban en el Parque Gorky, a orillas del Río Moscova, que el “viento de cambio” los iba a despojar de su dignidad, de su educación gratuita y de calidad, de sus sistemas de salud y previsión universales, de sus viviendas subsidiadas y su tan preciada igualdad social que la “tiranía comunista” aseguraba a todos los ciudadanos. Pero el muro tenía que caer y cayó, dejando a las clases populares de Europa oriental en el estado de abandono y pobreza que vemos hoy.
Pero Klaus Meine se equivocó en su expresión de deseo cuando afirmó que “los recuerdos lejanos” estaban “enterrados en el pasado para siempre”, ya que por toda Europa del Este y también en Rusia y las exrepúblicas soviéticas el socialismo viene creciendo bajo la consigna de “antes estábamos mejor”. Quizá les suene también a los argentinos y brasileños de hoy, porque todo tiene que ver con todo y siempre nos hacen pisar el palito con el mismo cuentito de “cambio” y “libertad”.
El análisis del video musical respectivo se cae por su propio peso, con su pirotecnia y júbilo en las calles de Berlín. Y lo dejamos a continuación para que el atento lector pueda volver a verlo y a resignificarlo a la luz de los hechos. Eso sí, sin dejar de disfrutar de la obra musical, como decíamos, es de altísima calidad porque la tarea de colonizar el sentido común requiere de cosas lindas, cosas que lleguen al alma. Y ellos lo saben.

Referencias-Notas:
1. Erico Valladares. Los ladrones del sentido común (como el poder forma nuestra opinión). La batalla cultural. 14.05.2017.

PS:
Sobre la realidad del Muro de Berlín:

domingo, 3 de noviembre de 2019

Los preámbulos de la guerra

Bashar al Assad, el presidente sirio, es presentado por la prensa occidental, que es una fábrica de la mentira y la propaganda de guerra, como un "dictador brutal", cuando en realidad es un gobernante democrático y muy popular por sus políticas realmente sociales.

Cuando yo era pequeño, vivía en un medio natural en el que lo que estaba bien y lo que no lo estaba  parecían diferenciarse con notoria claridad. Había normas y conductas, que como ejemplos, sacaban de la duda a cualquiera  ante cualquier cuestión. Parecía así, un mundo congruente, donde la sensatez, la cordura y, por qué no, la justicia acababan saliéndose con la suya.
Sin embargo, una tarde de verano vi algo diferente, algo que quebrantó esta mi forma de ver y entender la vida. No sé cómo, aunque fuese muy entendible ese cómo, surgió un comienzo de conversación sobre la guerra que se vivió en España en 1936 y en concreto en Navarra. Fue breve no porque alguien con su voz la hiciese callar, sino que fue el rostro de consternación de mi abuela el que nos hizo enmudecer a todos. No hicieron falta palabras para entender que algo muy grave había ocurrido y seguía arrastrándose como una deuda de dolor e injusticia con el tiempo. Yo entonces no era conocedor de lo realmente sucedido, solo después, una vez sabidos los hechos, pude entender la magnitud del suceso y la reacción de esta mujer, tan habitualmente serena como valiente. Una ola de represión y terror, debidamente preparada, emergió aquellos días, donde los grandes propietarios quisieron dejar zanjado cualquier cuestionamiento social, acabando físicamente con cualquier posible oponente, aunque solo lo fuese de voz o pensamiento. Las barbaridades que cometieron en Navarra y en otros lugares fueron enormes. 1 Si bien en la localidad de mi abuela tales acontecimientos sangrientos no sucedieron, sí tuvieron lugar en poblaciones no lejanas y especialmente en la zona media y sur de esta comunidad. Las noticias de los horrores y del miedo, aunque públicamente silenciadas, terminaron llegando de primera mano; pues no olvidemos que la comunicación directa y las relaciones sociales entonces eran mucho más intensas de lo que lo son hoy. De hecho, trabajadores de la Ribera navarra, donde con mayor grado actuó la represión, se desplazaban los veranos con la temporada de la siega a la comarca de Pamplona y el Prepirineo, donde vivía mi familia. En esas largas horas compartidas, tarde o temprano, se hablaba de lo que les hicieron a tal y cual, y quienes lo hicieron. Era una información prohibida, pero que secretamente circulaba en la intimidad de la confianza de las personas.
Y ahora viene la cuestión: ¿Cómo pudo ocurrir tal cosa? ¿Cómo pudo desatarse tal espiral de violencia y de odio?
Los ignorantes, que como es costumbre no escasean, dirán que eran otros tiempos y las gentes de antes eran más violentas y menos propensas al diálogo. Tal aseveración no solo es falsa, sino que como embustera que es trata de ocultar la realidad de aquella época. Si bien siempre se podrá apelar a esta cantinela de la barbarie de tiempos pasados, debemos tener presente que esto harán  con nosotros y no nos gustará, porque poco tiene que ver con nuestra naturaleza y la de los acontecimientos, como poco tuvo que ver con la de los pasados.
Ya para entrar en el fondo del asunto, abandonando los subterfugios, debemos decir que para generar ese odio necesario para activar la violencia de una persecución y finalmente de una guerra, es cuestión ineludible denigrar y demonizar a quien se quiere destruir.  Es lo que hicieron en 1936 con los perseguidos, presentados como monstruos que querían destrozar y arruinar la sociedad y la religión,  a los que se acusaba de ser causantes de atrocidades que requerirían el justo castigo de los justos. Así fue alimentado el fuego, aportando el combustible, el oxígeno y la temperatura apropiadas para desatar el incendio que finalmente ocurrió.
Debemos tener presente que todo aquello no fue un destino de la historia, sino algo que fue perfectamente evitable y que nunca debió ocurrir. Los que instigaron estas aversiones son tan responsables o más que los que posteriormente  fusilaron a las personas ya deshumanizadas. 
Pero esto que les he contado no son cosas del pasado, sino que han sucedido en nuestros días. La demonización de formas de gobierno y gobernantes con un carácter independiente, enfocados al bienestar de la población de su país, con carácter realmente democrático y no sometidos al capricho y codicia de potencias extranjeras, como son los recientes casos de Siria y Libia, donde se provovaron persecuciones, matanzas y destrucción a gran escala, en atroces guerras de invasión coloniales, muestra con nitidez como esta corrupción moral humana sigue muy presente en nuestra sociedad.
Hoy en día las argucias para justificar la agresión, basándose en mentiras y la difamación, son las trolas del "dictador brutal" y del cuento del "régimen", pero que en una sociedad tan desinformada y embrutecida como la nuestra son suficientes para llevarlo adelante, pese a la falta de cualquier rigor o evidencia. Se impulsan las malas emociones y se anula a la razón, es suficiente caldo de cultivo para la barbarie.
Por eso cuiden su pensamiento y no se dejen engañar y arrastrar por las olas de la demonización de este o aquel dirigente, o de este o aquel gobierno, pues se trata de la campaña de propaganda instigadora de la guerra.

Referencias-Notas:
1. Navarra 1936. De la esperanza al terror. Altaffailla Kultur Taldea. VV.AA. 1986.

Sobre la Yamahiriya libia y el Gobierno de Siria:
Una comparativa entre la democracia en España y en Libia.

¿Es legítimo el Gobierno de Siria?

Sobre la demonización de líderes o estados:

Una vez asumida la ilegitimidad de un líder