lunes, 18 de enero de 2016

Las insurrecciones y la confusión en la izquierda

Los medios de comunicación han creado un mundo imaginario para favorecer al acopio de poder de las grandes fortunas que los dirigen, destruyendo la convivencia y la democracia por todo el planeta; y, tristemente, comprando y aturdiendo a la denominada izquierda en esta misión

Comenta Tony Cartalucci que una tiranía que se va desarrollando no es completamente diferente a una insurgencia y que los términos insurgencia y contrainsurgencia pueden ser muy confusos en un contexto motivado políticamente. 1 Y es cierto esto, la historia, reciente y pasada, nos ofrece abundantes ejemplos: podemos ver cómo en España hubo una insurgencia financiada y armada desde dentro y fuera contra un gobierno progresista que quería mejorar la escasa calidad de vida de muchos españoles muy pobres, demasiado pobres, y cómo los insurgentes eran calificados como rebeldes; también  tenemos un patrón similar en Afganistán a finales de los años 70, allí  otro gobierno pensando en el progreso y bienestar de sus paisanos fue erradicado, tras una feroz lucha, por organizaciones mercenarias dirigidas por el poder político y económico anglosajón que apoyaban a los poderes más reaccionarios de ese país. No es casual que en ambas naciones se experimentase una enorme involución: en lo económico, político, cultural, científico, religioso..., pero no como una consecuencia en sí de las guerras, sino porque ese era el verdadero propósito: detener el desarrollo de esos estados. Recientemente tuvimos otro ejemplo dramático de este tipo, Libia. Aquí, un país con un gran desarrollo y progreso, con unas expectativas enormes a corto, medio y largo plazo, ha sido convertido en un infierno de violencia devastadora, arruinándolo, no solo económicamente, durante décadas. Y el patrón se repite, aunque en este caso los rebeldes, la insurgencia, eran prácticamente todos mercenarios; que fueron acompañados aquí del ejército de los países más poderosos militarmente del mundo, la OTAN, al no tener los insurgentes apenas respaldo en Libia.
Como ven, la insurgencia y los rebeldes muchas veces no traen justicia, paz y bienestar; son utilizados precisamente para lo contrario.
 La izquierda, fundamentalmente la izquierda occidental, que es la que sigue manteniendo un importante poso colonial, no suele distinguir o querer distinguir entre lo que propiamente es una insurrección justificada ante una explotación y abuso desmedido por parte de sus dirigentes, de aquellas que toman este nombre, pero que  tienen como fin el destruir cualquier avance o independencia de las gentes e instituciones que conforman ese estado. Los seguidores de la izquierda apoyan por instinto cualquier cosa que suene a revolución o rebelde, sin pararse a pensar ni mucho ni poco a qué le están dando su aprobación; tantas veces de forma equivocada para provocar los finales trágicos, llenos de violencia, humillación y terror, de gente cuya diferencia con ellos mismos es que viven en otra parte del planeta. 
La actitud de la izquierda, contradictoria, trágica y dramática, peden verla aquí: La  tragedia de la izquierda .
En el caso de Libia difícilmente se puede hablar de tiranía cuando los libios tenían un sistema económico que les permitía disponer de medios  para vivir dignamente, participando directamente en los beneficios de sus recursos energéticos y pudiendo tomar decisiones, mediante una democracia de base (no como las occidentales, que no atienden a las necesidades y requerimientos de sus habitantes) sustentada en los Comités Locales, los Congresos del Pueblo y los Comités Ejecutivos Revolucionarios. 2
Sobre Libia, tan cercana y tan desconocida, les recomiendo la siguiente información:
Una comparativa entre la democracia en España y la democracia en Libia en la época de Gadafi
Muamar Gadafi: luces y sombras 
Libia: cuando empezaron sus problemas y Al Qaeda se hizo con el poder gracias al apoyo occidental
Muamar Gadafi y el AFRICOM
 La guerra de occidente contra el desarrollo africano continúa

Seríamos más que poco atentos y poco prevenidos si pensásemos que la insurgencia, la insurgencia empleando violencia para establecer una tiranía, es algo que hoy en día corresponde y se hace en otros países, pero no en el nuestro. Tenemos muy reciente el caso de Ucrania, también el de Yugoslavia, ambos en Europa, como para pensar que estamos libres; más si hay cambios políticos y económicos que no gustan a los promotores de este tipo de insurrecciones, las corporaciones industriales y financieras.

La insurgencia no siempre conlleva violencia militar, no al menos en todas sus etapas, aunque cuando esta no avanza o se la quiere hacer avanzar de forma rápida se  recurre a ella, es lo que se hizo en Yugoslavia: arruinar a la Federación mediante las venenosas medidas impuestas por el FMI, provocando enfrentamientos entre repúblicas, armando a unas, y finalmente dando el golpe de gracia, como se hizo con los bombardeos sobre Bosnia, Serbia o la que fuese parte de esta, Kosovo.
En realidad, sin que lo hayamos percatado demasiado ni le hayamos dado la importancia que tiene, los países que forman parte de occidente, y en especial los que constituyen la OTAN, llevan años bajo una insurrección más o menos silenciosa para minar el poder político y económico de sus estados, para reducir y finalmente eliminar la inversión pública dirigida a las personas de a pie; pero, sin embargo, no la inversión pública destinada al beneficio privado, como es el caso del inmerecidamente ensalzado  Steve Jobs y su compañía Apple; para, en definitiva, dejar desprotegida a la gente corriente, convirtiéndolos en siervos que no tienen poder y recurso ninguno y a los que se explotará por su trabajo, por su cuerpo o por el escaso dinero que tengan, al convertirlos en consumidores zombis.
Esta insurrección que lleva años actuando en nuestras sociedades, difundida principalmente por los medios de comunicación, tiene como responsables finales a las familias que se han hecho con los recursos de los medios de producción y los financieros, las corporaciones. El acaparamiento de riqueza por este pequeño grupo de personas se hace en detrimento de los medios con los que puede subsistir la mayoría de la población, esto origina una dependencia completa de prácticamente el conjunto social sobre esta minoría, estando a la merced de sus caprichos; y estos caprichos, como se está comprobando en Europa y Estados Unidos, no son nada benévolos. El futuro no se presenta nada prometedor y la historia nos enseña que el ser humano gusta de distinguirse sobre los demás, de humillar, someter y explotar a aquellos desposeidos; sin tener límites en este atropello. El conocido científico Stephen Hawking ha descrito bien esta situación de egoísmo y abuso que es tan vieja como la historia y que ahora se agravará más gracias a la tecnología. Un avance que  se podría traducir en el mejor bienestar de todos se convierte justo en lo contrario: la concentración de la riqueza y el lujo frente a la gran extensión de las carencias y la miseria para el resto de la sociedad. Ahora ya no ocurre que las máquinas han quitado una ardua y penosa labor a los trabajadores, desarrollando estos otras tareas. Ahora hay un aumento, escandaloso, de las ganancias de los propietarios, privándoselo a otras personas: al reducir de forma radical no solo los salarios sino todavía más el número de trabajadores. Esto se ha dado con especial intensidad en los últimos años y en un periodo muy breve de tiempo. Podemos ver como tres de los grandes fabricantes de automóviles (GM, Chrysler y Ford) obtenían unos beneficios aproximados de 36 mil millones de dólares, empleando a más de un millón de trabajadores, y eso después de las medidas drásticas que se tomaron en la industria de la automoción, frente a los gigantes de la comunicación e Internet actuales (Apple, Facebook o Google) que ganaron más de un billón con apenas 137.000 empleados. Los datos son elocuentes.
La inequidad económica se dispararía a medida de que los puestos de trabajo se convirtieran en tareas automatizadas, ocupadas por las máquinas, y los ricos, dueños de esas máquinas, se rehusaran a compartir el rápido bienestar que este proceso les generaría.

Si las máquinas producen todo lo que necesitamos, el resultado dependerá de cómo las cosas son distribuidas. Todos pueden disfrutar de una vida de lujos si lo que producen las máquinas es compartido, o más personas pueden terminar miserablemente pobres si los dueños de las máquinas hacen lobby en contra de la redistribución. Hasta ahora, la tendencia parece inclinarse por la segunda opción, con la tecnología volviéndose cada vez más inequitativa.

Esencialmente, los dueños de las máquinas se posicionarán como la burguesía de una nueva era, en la cual sus corporaciones no proveerán de puestos de trabajo a las personas. 4
Lo que comenta Hawking es el comportamiento tradicional y egoísta en extremo del ser humano, tan brutal y cruel con sus congeneres. Esto es triste, tan triste como la poca reacción social que ha habido ante este abuso creciente. Es más, la misma población que es víctima de tales prácticas ha sido la que en gran medida ha contribuido a crear esta situación: de forma pasiva al estar alienada por el mensaje adoctrinador de los "informativos, de la publicidad o del mismo ocio, expreasado a través del cine, la música, la televisión o las mismas redes sociales; y de forma activa al contribuir al fin de organizaciones sociales, políticas, económicas e incluso militares que mantenían su independencia y un muy notable bienestar de los países que representaban y defendían. Esto último puede verse mejor que en ninguna parte en las guerras coloniales, donde el sector social apodado como progresista o de izquierdas ha sido decisivo, sino para convencer al conjunto poblacional, sí al menos para evitar una lógica oposición al ataque y destrucción de países con una preocupación real por la prosperidad, libertad y tolerancia de y entre las personas. Ejemplos de estos países atacados los tenemos en abundancia: Libia, Siria, Venezuela , Ecuador, Bolivia, la extinta Yugoslavia e incluso la también  extinta Unión Soviética. Del mismo modo se ha visto el patético papel de los "progresistas" en ese proyecto neocolonial en el norte de África y Oriente Medio denominado "Primavera Árabe".
En un mundo donde cada vez estemos más solos y con menos referentes donde la política de los estados y la economía piensen en la gente y no en el beneficio privado de los privilegiados, tendremos muy pocas posibilidades de crear un modelo social más amable y menos despiadado. Luego nos quejamos, ¿pero qué hicimos para evitarlo?
Frente a esta postura insensata de occidente, tenemos una actuación tan racional y sensata como valiente y vilipendiada, del que fuese el presidente de Venezuela que llevó a su país, contra viento y marea, a unas cotas de progreso nunca antes vistas allí; y que también generó un movimiento internacional alternativo al de la barbarie y explotación desarrollado por el poder económico y político occidental: La postura de Hugo Chávez ante el ataque a Libia: la que debió tener la izquierda occidental y no tuvo
No les extrañe que se encuentren rodeados de un océano de mentiras y fraude en los medios de comunicación, tanto en los corporativos como en "alternativos", unos y otros son creados y mantenidos para perpetuar el aturdimiento y la confusión en la población, necesarios para lograr los objetivos del control absoluto de la sociedad, a través del control de las mentes y de las fuentes de riqueza. Y contra todo esto no es tan complejo y difícil luchar como quieren hacer ver precisamente esos medios y como muchos se han ya autoconvencido. Desde luego uno nunca mejorará si sigue los consejos de sus enemigos.
Esta multiconectada, omnipresente y tupida red de publicidad, medios de comunicación, industrias, entidades financieras, etc, constituye un coordinado entramado formando una fabulosa máquina de poder; sin embargo, en absoluto es imbatible, en realidad es sensible, como toda creación humana, a, precisamente, toda acción humana bien pensada y orientada. Un medio muy sencillo de hacerlo es cómo enfocamos e invertimos nuestro trabajo y nuestros bienes económicos, como es el mismo dinero; y cómo nos informamos. Todo ello tan importante y crucial como descuidado.

Notas:
1. Tony Cartalucci. Showdown in Oregon: How to - and How Not to Fight Tiranny. Land Destroyer. 7.1.2016.
2. Garikai Chengu.  Gaddafi's Libya Was Africa 's Most Prosperous Democracy.Counter Currents.org, 12.1.2013. Hay traducción al castellano: Enlace
3. Conor Linch. Stephen Hawking on the future of Capitalism and Inequality. Counterpunch. 15.10.2015.
4. El apocalipsis lo causará el capitalismo y avaricia humana: Stephen Hawking. Regeneración. 30.11.2015.

3 comentarios:

  1. Confusión de la izquierda? Personalmente creo que la labor de esa "izquierda" es sembrar la confusión actuando como falsa disidencia. Son cómplices de la barbarie y hay que empezar a señalarlos con el dedo y decirles que son el enemigo a batir por la clase obrera.

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  2. Yo creo que en primer lugar habria que copiar el modela chino a nivel mundial. Si no cada vez seremos mas habitantes. A quienes se necesitara mas medicos para atenderlos, maestros para enseñarles, mas alimentos, mas agua. A veces creo si ya los seres humanos no nos hemos convertido en plaga. Cada ves somos mas que arrasamos con todo. Deforestamos, contaminamos, bombardeamos, nos matamos entre nosotros como al resto de los seres vivos.
    Por otra parte creo que habria que hacer una especie de plan marshal para Africa. Donde esten todos comprometidos. Los Gobiernos de los estados que integran ese continente, las empresas, los presidentes d eEstados Unidos, Europa, los bancos. Para pacificar la region. Meter preso a todos los corruptos, los que la han saqueado, a los lideres de grupos fundamentalistas, a los que venden las armas. Y luego crear desarrollo. Obras de infraestructura, escuelas, hospitales. Fuentes de trabajo estable. Para que la gente se siente bien trabajando y produciendo. Sin necesidad de caer en otras actividades ilicitas o huir del continente. No se. Mi humilde opinion

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    1. Si algo no se está haciendo bien es el daño que se hace a otros países y otras gentes, con el fin de someterlos y explotarlos. La codicia y la crueldad humanas empujan a este sistema, el colonialismo.

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