Esta pregunta creo que es pertinente hacerla, y hacerla de una forma general, ya que afecta, de un modo u otro, a la mayoría de los españoles.
En este tiempo que llevamos, ¿han aprendido algo los españoles?, o, por el contrario, siguen en las mismas. ¿Siguen en ese mundo donde las palabras dicen unas cosas y los hechos otras bien, pero bien, diferentes?
Yo sinceramente dudo que los españoles, a la mayoría de ellos me refiero, hayan aprendido mucho en este tiempo, no obstante, sí creo que está empezando a arraigar por fin algo de escepticismo. El escepticismo es fruto de la reflexión, del pensamiento y del análisis profundo y riguroso, y esto era práctica poco habitual en España. Por algo se empieza, por de pronto por no seguir tragando todas las falsedades que han provocado la ruina de muchas familias. Veremos como apunta el futuro.
Sin embargo, en España no se han tenido en cuenta, o se han tenido muy poco, las valiosas lecciones que han sucedido a lo largo y ancho del mundo. Seguramente, muy seguramente, esto se debe a que los medios de comunicación corporativos no se lo han dejado ver, se lo han ocultado, y los españoles, todavía con poca independencia intelectual, no han sido capaces de verlo por ellos mismos. Y sino vean lo que ocurrió en Islandia, que ya relaté en un artículo anterior, y lo que han hecho los españoles. Los islandeses se han hecho valer como ciudadanos y han hecho cumplir el valor de una democracia. Los españoles, al contrario, han sido ninguneados, menospreciados, y se les ha mostrado, si lo han querido ver, que no tienen una democracia real.
Este texto no trata en modo alguno de menospreciar a los españoles, quienes los menosprecian son su poder político y económico, trata de mostrar sucesos reales, aunque sean algo dolorosos. Hablando de menosprecio, muchos españoles sí han despreciado y ninguneado a las pujantes e importantes democracias en América Latina, como Venezuela o Bolivia. Cuando lo que tenían que haber hecho es alabarlas e imitarlas, porque allí sí hay un proceso democrático real y un progreso de la sociedad también real y, repito, muchos españoles las han maltratado de forma injusta y completamente falsa. Hecho este inciso vayamos a Islandia.
Islandia
era un país que tenía un nivel de vida muy alto, figuraba en 2007 en el
primer lugar
en el índice de desarrollo humano del Programa de Naciones Unidas para
el
Desarrollo (PNUD). Pero la mala orientación económica de su gobierno le
empezó
a traer problemas, hasta llevarlo a una pésima situación. Entre las
causas de este desastre estuvo la promoción de una política de compra de
vivienda en
la población, no de alquiler, provocando que los islandeses se
endeudasen más
de lo debido, en esto siguieron la misma
mala política económica española. A esto también se unió que los
dirigentes
islandeses optaron por las políticas neoliberales, privatizando el
sector
bancario, dando prioridad a la actividad especulativa y empezaron a
jugar en
los casinos de la economía mundial, como Londres y también Ámsterdam.
Cuando
todo este castillo de naipes se hunde, ya en octubre 2008, hay una
enorme deuda
a pagar a estos centros extranjeros de la economía. El FMI interviene
ese mismo
día para que Islandia pida prestado dinero a interés que tendrá que ir
devolviendo. La forma de hacerlo ya la conocemos, “recortar gastos”, es
decir,
hacer pagar a la población las irresponsabilidades de otros y conducirla
prácticamente a la miseria. Para que se vea como
se comporta esta mafia bancaria internacional, se produce una
congelación
de los haberes de los bancos islandeses
por el Reino Unido, dentro de una “ley antiterrorista”, entrando
Islandia en la
lista de países calificados como “terroristas”, este calificativo durará
hasta
el 15 de junio de 2009.
Como está pasando con
otros países, cuando los bancos se llenaron de deudas el Gobierno se hizo cargo
de ellos, pero cuando daban beneficios se privatizaron. Ante este atropello y
falta de vergüenza política y económica los ciudadanos se movilizan de forma
intensa, y gracias a su presión y constancia hacen que se convoquen elecciones
anticipadas para mayo de 2009. Pero los islandeses no se dejan engañar y piden
la dimisión de su gobierno, que finalmente consiguen dos días después: el 26 de
enero de 2009 el Partido de la Independencia de centro derecha que comparte
poder con el socialdemócrata dimite. Tras las elecciones del 25 de abril de
2009 se forma una nueva coalición en el poder, compuesta por los
socialdemócratas y el partido izquierda-verdes. No obstante, el parlamento
islandés, por una apretada minoría, aprueba la ley “Icesave” (en referencia a
uno de los bancos on line que provocó
la debacle). Con esta ley se ratifica la devolución de 3,8 mil millones de
euros al sistema bancario de Gran Bretaña y Holanda. Esta broma supone el pago
de cien euros por mes por cada habitante durante ocho años. La indignación de la gente provoca respuestas claras y
contundentes, que hacen que el presidente no firme esta entrega de dinero,
sometiendo tal decisión a consulta ciudadana, a referéndum. Esto es lo que
deberían hacer también los ciudadanos españoles, movilizarse de verdad y hacer
que exista una democracia real. El resultado de este referéndum, del 6 de marzo
de 2010, es que un 93 % de los votantes rechazan el acuerdo. Ante esta situación
los ministros de finanzas de Islandia,
Gran Bretaña y Holanda se reúnen para renegociar los acuerdos; lo que demuestra
que las cosas en economía no son como las dicen desde el poder, sino que pueden
hacerse cambiar por la ciudadanía. Desde la Unión Europea también se presiona
fuertemente a Islandia para que acepte las condiciones de los acreedores, vinculando tal aprobación a
su posible entrada a Europa. Esto demuestra también el carácter bastante poco
democrático de la UE y su apoyo al poder financiero. Finalmente, el 8 de
diciembre de 2010, se llega a un acuerdo que en principio parece más favorable
para los islandeses, por ejemplo: la tasa de interés se pone entre un 3 y un
3,3 % en vez de a un 5,5 % como estaba, y el tiempo de devolución se alarga de
ocho a treinta años. El parlamento aprueba estos acuerdos, pero muchos
islandeses no están de acuerdo y envían un manifiesto firmado por más de 40.000
personas (en Islandia hay alrededor de 320.000 habitantes). Ante esto el
presidente de la República, en una actitud democrática que le honra, decide
convocar referéndum. No obstante, la Primera Ministra, Johanna Sigurdardottir,
indica: "Es
decepcionante. Habíamos anticipado que el presidente iba a firmar el acuerdo
sobre Icesave (…). El acuerdo ha sido aprobado por mayoría en el Parlamento y
no es normal que un presidente se oponga a un acuerdo adoptado por una tal
mayoría". Bien, la mayoría del Parlamento no quiere decir la mayoría de la
población, como se iba a ver, y esto nos debe enseñar que el tener una
República, además de ser lo democrático tiene sus ventajas. Pero también nos
debe de enseñar que en Islandia se respeta infinitamente más a los ciudadanos y
a la democracia que en España, en España jamás se hubiese planteado una
consulta ciudadana, en España los políticos desprecian a los ciudadanos.
¿Cuál fue el
resultado del referéndum?: el 60 % de los votantes el 9 de abril de 2011
rechazaron esos acuerdos, evidenciando otra vez más las diferencias entre la
opinión de los políticos y la de los ciudadanos.
La condena legal de
los principales culpables del caso de Islandia todavía está pendiente, pero en
ello están.
Respecto al
tratamiento de los medios de comunicación sobre lo ocurrido en Islandia,
predominó el silencio, por los motivos obvios que se han comentado. Juan Manuel
Aragüés, profesor de la Universidad de Zaragoza, expone muy claramente la
diferencia de tratamiento de las revueltas de la llamada “Primavera árabe” (en
gran medida promovida por el poder occidental por motivos político-económicos)
con relación al caso islandés:
El
tratamiento que los medios están realizando de los acontecimientos del Magreb
subraya que son movilizaciones de carácter democrático contra regímenes de
carácter autoritario. No vamos a entrar ahora a valorar que, de la noche a la
mañana, regímenes amigos, y en algunos casos puestos como ejemplo, véase Túnez,
se hayan convertido en feroces dictaduras a las que ese faro de la libertad y
la democracia que se llama Occidente exige respeto a los derechos humanos y
libertades. No vamos a hablar de ello, ni de esa hermana monarquía marroquí,
tan amada por nuestra Corona. Lo que sí voy a subrayar es que se describen las
movilizaciones como movilizaciones de ciudadanos, se ha dicho textualmente, que
"quieren ser como los europeos". Es decir, somos tan magníficos que
todo el planeta desea ser como nosotros. Resulta difícil saber con qué
objetivos se mueven las masas en el Magreb, incertidumbre que, en el fondo,
carcome a nuestros gobiernos. Sin duda, los proyectos políticos serán diversos:
desde islamistas radicales hasta liberales, pasando por comunistas,
nacionalistas, etc. Pero el mensaje mediático es claro: quieren ser como
nosotros. Es una manera de subrayar lo afortunados que somos, pues no tenemos
que recurrir a poner en peligro nuestras vidas para alcanzar la libertad: ya
somos libres. Tanto, que somos la envidia del planeta. Podemos continuar con
nuestra siesta democrática, abismados ante la televisión, y decidir con
tranquilidad, y muy democráticamente, quién nos representa en Eurovisión o si
la mano del defensa en el área fue o no penalti. ¡Vote, vote usted!
Las movilizaciones en Islandia, ésas que se han cargado
dos gobiernos, que han exigido el encarcelamiento de los gerifaltes económicos
del país, que se han negado a asumir las deudas de los bancos, que han
promovido una asamblea popular para redactar una nueva Constitución, que han
dado un corte de mangas al FMI y a los mercados, esas movilizaciones no pueden
ser presentadas por los medios con simpatía, sino con preocupación. Porque
subirían al escenario a un pueblo que, lejos de doblegarse, de asumir deudas
ajenas e imposiciones irracionales, ha dicho basta. El efecto de imitación que
provocan los medios es brutal. La televisión estuvo en el centro de las
revueltas de los países del Este, que comenzaron a imitarse los unos a los
otros; lo ha estado en las revueltas del Magreb, con los efectos que estamos
advirtiendo. Por eso es preciso silenciar a Islandia, o poner sordina a las
diez huelgas generales de Grecia, no vaya a ser que a los europeos nos dé por
pensar que, hombre, igual tienen razón los islandeses y ya vale de que nos
tomen el pelo. Y empezáramos a reunirnos en las plazas, y a coger cacerolas, y
a decirles a los Tanto-monta-Monta-tanto (PP-PSOE-CIU-PNV-PAR-CC) que hasta
aquí hemos llegado.
Juan Manuel
Aragués. Islandia no, Magreb sí. El Periódico de Aragón.
NOTA: El texto forma parte de la obra La crisis vista por un ciudadano, que el lector puede descargar de forma gratuita en el blog.
Notas:
Bibliografía sobre este texto:
Yvette Krolikowski, Mike Krolikowski, et Damien Millet. Référendum sur l’accord Icesave en Islande : NON et encore NON ! Global Research, 11.4.2011.
Eva Joly. Iceland: lessons to be learned from the economic meltdown. Global Research, 7.8.2009.
Juan Manuel Aragués. Islandia no, Magreb sí. El Periódico de Aragón, 26.2.2011
Muy bien.Calla que por lo menos,algo se habló de Islandia en la revista XLSemanal(lo cual me deja alucinada)donde se contaba como se negaron,por referendum,a rescatar a los banqueros,y por eso,algo de gente se enteró,aunque solo sea "algo".Por otra parte,dicen,y creo que desgraciadamente es así,que si el gobierno español hiciera lo que el islandés...España se convertiría en otra Libia(o Irak,o Afganistán,o Venezuela...etc).Tristemente,tenemos que tener en cuenta ese factor,el de las armas de la mafia,que son dos:las calumnias mediáticas y las que matan físicamente.Por eso los españoles no defienden(o no defendían,que algunos ya saben lo que hay verdaderamente)a los gobiernos de Venezuela,Ecuador,Bolivia...La mafia mundial se apoya muchísimo en la cobardía.El miedo,es mal consejero.
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