Los grandes
medios de comunicación nos dicen todos los días que los mercados quieren esto,
que quieren lo otro y lo de más allá. Siempre son los mercados los que mandan y
los que dicen lo que está bien o no está bien y, por tanto, hay que tenerlos
contentos.
Hace miles
de años nuestros antepasados sacrificaban a gente para contentar a sus caciques
y a sus Dioses. Bien, hoy, después de tanto "progreso", seguimos
haciendo lo mismo. Con la diferencia de que ahora no se sacrifica a una, a
veinte o a cien personas, ahora son miles, miles que acaban haciendo millones y
millones. Porque millones de personas han muerto, están muriendo y morirán para
que los mercados estén satisfechos, es decir para que los caciques y tiranos de
nuestra época estén contentos en su desmesurado derroche y su alocada
codicia.
Los grandes
medios de comunicación, defensores de esta libertad al saqueo, al robo y al
crimen. Crimen bien pero que muy bien organizado, nos siguen diciendo que hay
que seguir obedeciendo a estos mercados.
¿Qué hacemos?
¿Compramos
mañana el periódico, encima con nuestro dinero, para que nos digan cómo
queremos ser cocinados, si es que tenemos el privilegio de ser preguntados cómo
queremos ser cocinados?
O por el
contrario tomamos la dignidad de la gallina de la fábula de Eduardo
Galeano y decimos:
¡Yo no
quiero ser cocinada de ninguna manera!
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