domingo, 25 de octubre de 2020

Sobre cómo funciona el mundo en que vivimos: una entrevista a Stalin


 Acerca de la figura de Stalin y cómo nuestra sociedad, adoctrinada y asustada en extremo, no es capaz de hacer un juicio justo y sereno, ya les hablé en la doble vara de medir en la historia. Ahora les voy a mostrar como este desconocimiento, cargado de mitos y prejuicios, es propio de un sistema como  el capitalista, tan egoísta como ciego de sí mismo, pues el líder eslavo representa el enemigo por antonomasia a un mundo enfocado en  la codicia y la explotación e indiferencia hacia los semejantes.

Tenemos así por caso al escritor británico de ciencia ficción Herbert George Wells, que tras su entrevista en el año 1934 al dirigente decía lo siguiente:

Confieso que me acerqué a Stalin con ciertas sospechas y prejuicios. En mi mente, me había construido una imagen de fanático muy reservado y egocéntrico, un déspota sin vicios, un celoso monopolizador del poder. Me había inclinado a tomar el papel de Trotski en su contra. [...] La autobiografía de Trotski, y más particularmente el segundo volumen, había modelado este juicio, por lo que esperaba encontrarme con un hombre despiadado, duro, posiblemente doctrinario y autosuficiente en Moscú; un montañés georgiano cuyo espíritu nunca había abandonado completamente su valle nativo. 1

Su opinión final, sin embargo,  cambió  sustancialmente:

Nunca he conocido a un hombre más franco, justo y honesto, y a estas cualidades se debe (a nada oculto y siniestro) su enorme e indiscutible influencia en Rusia. Antes de verlo, pensaba que podría estar donde estaba porque los hombres le temían, pero me doy cuenta de que debe su posición al hecho de que nadie le teme y todo el mundo confía en él. 1

Si bien no voy a entrar aquí en si era tal y como  lo describe, sí se puede ver en Josef Stalin honestidad intelectual y moral, mostrando tanto un buen conocimiento del mundo en el que vive, como una inusual, para un político, preocupación por una verdadera justicia social. Lo podemos apreciar precisamente en la mencionada entrevista y especialmente en el progreso de un país que sacó a  millones de personas de la pobreza extrema y la marginación para conducirlo a ser una potencia industrial.

Wells, que visitó los Estados Unidos de América, creyó, con la llegada del seguramente mejor presidente de la historia de esa nación, Franklin Delano Roosevelt, que un importante y profundo cambio económico estaba allí  ocurriendo: 

Hoy, los capitalistas deben aprender de ustedes, y asimilar el espíritu del socialismo. Me parece, que los Estados Unidos se encuentran en un profundo proceso de reorganización, está naciendo una economía planificada, una economía socialista. 2

Una opinión demasiado idealista y alejada de los duros hechos, no viendo lo que es y supone el capitalismo. El líder georgiano le devuelve sabiamente a la realidad. Le recuerda que vive allí donde prima el beneficio privado de unos pocos, no el bien común. Se protege, en Norteamérica, un sistema que origina las crisis y la pobreza generalizada. Y deja claro, dando una lección,  Stalin, sobre lo que es y no es una economía planificada.

¿Qué es la economía planificada? ¡Veamos algunas de sus cualidades! La economía planificada tiene como meta abolir la desocupación. Supongamos, que manteniendo el sistema capitalista, fuese posible limitar la desocupación a un cierto mínimo. Con seguridad, ningún capitalista aprobaría la eliminación total de la desocupación, la abolición del ejército de reserva de desocupados que está destinado a ejercer presión sobre el mercado de trabajo, y constituye una garantía de mano de obra barata. Ahí tiene Ud. una de las contradicciones de la "economía planificada" de la sociedad burguesa. ¡Sigamos! Economía planificada significa, impulsar la producción en aquellas ramas industriales, cuyos bienes son de especial importancia para la masa del pueblo. Pero Ud. sabe que, en el capitalismo, la ampliación de la producción se lleva a cabo de acuerdo a reglas totalmente diferentes, que el capital afluye a aquellos sectores económicos, en los que el pago de utilidades sea mayor. Nunca podrá Ud. inducir a un capitalista a que se inflinja pérdidas a sí mismo, y a que se contente con un pago de utilidades más bajo, para satisfacer las necesidades del pueblo. Sin que desaparezcan los capitalistas, sin que sea abolido el principio de la propiedad privada de los medios de producción, es imposible edificar una economía planificada. 2

No nos engañemos, necesitan un ejército de parados al borde de la hambruna para que la necesidad haga aceptar a los trabajadores cualquier condición. Vemos ahora, en la tercera década del siglo XX, como los obreros cada vez tienen menos voz, menos poder y cada vez sus condiciones son peores. Prima el trabajo basura con sueldos miserables, donde trabajan cuando pueden, esperando que les llamen el día que sea, a la hora que sea, al precio que sea, no respetando festivos y mucho menos disponiendo de vacaciones. La inmigración masiva fomentada por los capitalistas tiene este fin de explotación y esclavización, no uno humanitario, como sucede con la creación de la crisis de los refugiados.  

Sobre quienes han intentado cambiar tal situación de abuso, donde el privilegio de unos pocos genera la precariedad de los demás y presumiendo además de ello, se han lanzado las mayores campañas de desprestigio y demonización; tratando de hacer pasar a una persona benefactora por el mayor de los malechores. Es el caso de Hugo Chávez en Venezuela.

Millones de sus compatriotas perciben correctamente a Chávez por ser el único presidente que ha prestado alguna vez atención a las zonas más pobres de la nación. Su gobierno representa una forma completamente diferente de organización social, en la cual las naciones del mundo deberían poner a la gente por delante de los beneficios, usando la riqueza de la nación para servir a la población trabajadora en vez de a los pocos privilegiados. 3

La figura de Chávez, como el movimiento generado por él y tras él, como saben, trascienden a su propio país. De ahí la intensidad del odio promovido por los grandes propietarios y grandes tiranos de la Tierra.

Volviendo a la entrevista, en ella Wells trata de volver a insistir en que con el nuevo presidente Franklin Delano Roosevelt, su valor y su política, el "New Deal", las cosas en Estados Unidos iban a cambiar, enfocando la economía pensando en el conjunto poblacional, en la gente. No fue así, por una razón de peso e ineludible, que el escritor olvida o no quiere tener en cuenta y que Stalin le muestra evidenciando una lucidez que siempre se ha intentado ocultar.

Pero tan pronto Roosevelt o cualquier otro líder del mundo burgués de hoy, quiera is más allá, y quiera seriamente atacar las bases del capitalismo, irremediablemente sufrirá un fracaso rotundo. Los bancos, la industria, las grandes empresas, las grandes grajas agrícolas no le pertenecen a Roosevelt. Sin excepción son propiedad privada. El ferrocarril, la flota mercante, todo esto está en manos de propietarios privados. Y, finalmente, aún el ejército de obreros calificados, de ingenieros, de técnicos no está bajo el mando de Roosevelt, sino bajo el mando de propietarios privados: toda esta gente, sin excepción, trabaja para propietarios privados. 2

Si no reparamos en tal contundente evidencia, expresada con claridad por el líder socialista, es imposible que entendamos el mundo en el que vivimos y mucho menos mejorarlo en algún aspecto. Casi tod@s bailan al son que les marcan los dueños de la economía, especialmente los periodistas e intelectuales, que son y se comportan como prostitutas intelectuales. Aquellos que no lo hacen, los más integros de entre todos, son ninguneados y si no vale con ello, son demonizados. Y aquell@s que quieran equiparar al nazismo con el comunismo, antagónicos, y a Stalin con Hitler, ya creo que entienden lo que deben pensar de ell@s y que tratan de ocultar:

Colocar en el mismo plano moral el comunismo ruso y el nazifascismo, en la medida en que ambos serían totalitarios, en el mejor de los casos es una superficialidad; en el peor es fascismo. Quien insiste en esta equiparación puede considerarse un demócrata, pero en verdad y en el fondo de su corazón es en realidad ya un fascista, y desde luego solo combatirá el fascismo de manera aparente e hipócrita, mientras deja todo su odio para el comunismo. 4

 

Referencias-Notas:

1. Sorprendido por Rusia: así asombraron Lenin y Stalin al creador de "la guerra de los mundos". Russia Beyond. 19.04.2018.

2. Entrevista con el escritor H. G. Wells. Archivo Stalin. https://www.marxists.org.

3. Michael Parenti. The face of imperialism. Paradigm Publishers. 2011, p.118.

4.  Cita de Mann TH (1986a) en Domenico Losurdo. Stalin. Historia y crítica de una leyenda negra. El Viejo Topo, 2008. p.17.

5 comentarios:

  1. Excelente artículo sobre lo que representó la figura de Stalin, uno de los políticos más honestos y coherentes, y por eso uno de los más importantes y fundamentales. Bien sabe la tiranía capitalista mundial, en concreto la occidental, contra quién tienen que ir las descalificaciones y las supuestas barbaridades cometidas "contra la humanidad", y a quién califican de tirano y a quién no. Bien saben quiénes son los mayores peligros que tienen que enfrentar para seguir explotando, manipulando y reprimiendo, ellos sí, a todos los pueblos del planeta. Con la ayuda de "sus medios de información", ellos sí que hacen posible la situación aberrante que se vive en el mundo en la actualidad, con sus 'estados de alerta" creados para tal fin. ¡Qué democracias tan curiosas y extrañas en las que los pueblos no pintan ni gobiernan absolutamente nada!

    Un abrazo y esperemos que podamos reaccionar antes de que sea demasiado tarde.

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    1. Desdibujan, inventan, falsifan el pasado y el presente en los medios de comunicación. Cambiando y moviendo a su antojo el pensamiento de un gran público tan sumiso como ignorante.
      Un abrazo

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  2. Muy buena la aclaración, ¿como puede ser lo mismo la dictadura del proletariado, que el fascismo?.
    Cuando las crisis capitalistas se suceden sin cesar, y el descontento popular se incrementa constantemente, los capitalistas crean el fascismo, como cortafuegos de posibles revoluciones, que guiadas por los comunistas, constutuyen un peligro para sus propiedades y privilegios.
    El capitalismo no es más que la dictadura del capital, incompatible con la democracia, donde todos los ciudadanos son iguales ante la ley y disfrutan de mismos derechos y oportunidades, sin distinción de clade.
    Nadie mejor que el barón de Rothschild para explicarlo: "dame el control del dinero, y nada me importa quién gobierne y haga las leyes".
    La dictadura del proletariado es un concepto transitorio marxista, donde todos aquellos que no poseen más que vender su fuerza de trabajo, para sobrevivir, se hacen con las riendas del poder, para acabar con el estado burgués y eliminar la división humana, en clases sociales.
    Lo que hizo Roosevelt, fue introducir políticas keynesianas, que para finales de los 30s estaban agotadas y no creaban más que inflación, fue la guerra quién verdaderamente impulsó la economía gringa.

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    1. Demuestras un gran conocimiento de la realidad.
      Unos pocos propietarios y un conjunto de siervos bailando al son que tocan. Eso nunca fue ni será una democracia.
      De ahí que el mensaje y legado de estas personas que persiguen y a veces consiguen una adecuada distribución de la riqueza, de los bienes, sea eterno.
      Saludos

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