sábado, 20 de agosto de 2022

La guerra de Ucrania ha puesto en evidencia una vez más a occidente

 

Occidente reavivando el nazismo en Ucrania 

Dice el dicho, dime de qué presumes y te diré de qué careces. Y bien que esto podemos aplicarlo a nuestra sociedad occidental, donde se creen ellos y ellas que son el referente en democracia, libertad, progreso y derechos humanos. Y eso a pesar de que han sido ell@s los que han desatado todas y cada una de las guerras de agresión que este último medio siglo ha sufrido. Y no hay nada que vulnere más esos principios de los que se presume que una o varias guerras de ese tipo. Se acuerdan por ejemplo, porque hay muchísimos ejemplos, de Yugoslavia? De Irak? De Libia? De Siria? Y de Ucrania?

Sí, porque la guerra de Ucrania no comenzó con la intervención de la Federación rusa ni tampoco lo hizo la invasión. La guerra comenzó en 2014 con el golpe de estado de Washington, forzando violentamente la instauración de un régimen nazi. Así mismo, la invasión comenzó entonces, cuando los fanatizados militantes de la extrema derecha, procedentes del oeste del país, fueron a una tierra que no era suya a exterminar a la gente autóctona del sur y el este, de cultura rusa. Ell@s lo vieron y sufrieron con sangre y destrucción como lo que era, una invasión.

Los inquisidores de You Tube censuran el acceso a cualquier informe veraz sobre Ucrania. Como la serie Roses have thorns de Watchdog Media.
 Enlace del vídeo: https://m.youtube.com/watch?v=t3c7CXzeYdA&t=108s

Basta escuchar a los habitantes de cultura rusa en lo que era Ucrania, prácticamente la mitad del estado, para comprender que la visión occidental del conflicto es completamente errada. Quienes han sufrido la violencia y extorsión extremas durante 8 largos años por parte de los neonazis, y el ejército ucraniano ya fue sometido a esa ideológía criminal, no esperan otra cosa que la liberación de ese horror. Llevan esos 8 años esperando al ejército que finalmente vino en febrero de 2022. Por ese motivo la operación militar especial de la Federación rusa no es vista como una invasión, sino como una liberación.

El dolor y sufrimiento de las personas ha sido y es enorme, y no ha sido o es causado por el ejército aliado, el mal viene del ejército ucraniano, que mata y destruye todo lo que tiene por delante. Oigamos de nuevo a los testigos que han conocido de primera mano una realidad que nunca hubiesen deseado o pensado.


No tienen los ucranianos ningún código ético, bombardeando deliberadamente a los civiles y extendiendo de forma masiva minas en zonas rurales como urbanas. Así están pensadas las denominadas "minas de pétalo o de mariposa"

Lo único que sí se le puede achacar al gobierno de la Federación rusa es el no haber intervenido antes, no debiendo haber dejado crecer y fortalecerse tanto al nazismo apoyado por Estados Unidos y sus socios. La pesadilla nazi de Ucrania no debió haber ocurrido.

Por qué en occidente solo muy pocos cuentan la verdad de lo que allí ocurre? Unos hechos que son fácilmente contrastables. Por lo de siempre y que nunca se reconoce. La sociedad occidental no es una plural y democrática. En realidad está controlada por cuatro grandes familias financieras a las que los demás sirven, ellas han impuesto un mismo discurso en los medios de comunicación, que son de su propiedad o están bajo su mando. La gente de la calle, muy poco libre y consciente, sigue las directrices, como en un sistema dictatorial y totalitario, y los académicos solo piensan en hacer carrera y ganar dinero, sin importar la verdad o la moral. Es el mundo corrupto y decrépito de occidente. Gonzalo Lira lo describe perfectamente 

Añadamos a esto la persecución y expropiación de bienes de aquellas personas que han estado sobre el terreno y han tenido la valentía y honestidad de informar sobre lo que sucedía y sucede en Ucrania. Por ejemplo Alina Lipp en Alemania, Graham Phillips en Gran Bretaña o Anne Laure Bonnel en Francia.




You Tube ha vuelto a censurar este vídeo y otros que estaban en el canal Tertulias en cuarentena.

Gonzalo Lira expresa que occidente ya no puede ser creído, que no existe realmente la libertad de expresión ni la democracia.

Se le ha caído definitivamente la careta y ya no puede imponer al resto del mundo su voluntad. Occidente está aislado, la mayoría de los habitantes y países del planeta no van a obedecer sus órdenes y no sancionarán a Rusia. Con la derrota ya cercana de la OTAN, que utiliza a los ucranianos como carne de cañón, la situación se agravará todavía mucho más y la Federación rusa saldrá muy fortalecida. Ellos, la OTAN, iniciaron la guerra y la perdieron. Los conflictos militares pueden provocar cambios que de otro modo costaría mucho tiempo llevarlos a cabo y el mal cálculo hecho por Estados Unidos y sus secuaces ya ha cambiado y cambiará definitivamente el mundo a mejor. Donde unos pocos no podrán imponer su tiranía al mundo entero, como hacían y querrían hacer todavía más las corporaciones occidentales.



PS:

El 29 de julio el ejército ucraniano lanzaba un misil, mediante el sistema Himars estadounidense, contra el centro de detención de Yelenovka, matando a más de 50 de sus soldados, incluidos miembros del antes ensalzado batallón Azov. Por qué ocurrió tal suceso? Hay una explicación: los militares detenidos comenzaron a contar verdades muy incómodas que ya se sabían pero ahora lo decían sus actores directos, que recibieron órdenes para aterrorizar y matar a la población civil, y destruir sus pueblos y ciudades. Que organizaciones como la ONU u otras " humanitarias" , como la Cruz Roja, no estén haciendo lo que deben sobre este crimen de guerra habla claro de lo que son y para qué son.














domingo, 7 de agosto de 2022

La degradación de la cultura en occidente

 

La cultura de la degeneración. Femen celebrando la Masacre de Odessa

Les comentaba lo siguiente sobre la cultura , algo que con el tiempo no ha hecho sino  empeorar.

Seguimos a la merced y al capricho de lo que el mundo empresarial y el mundo financiero dictaminen para el futuro de la humanidad. Seguimos escuchando sus medios de comunicación: su prensa, su radio, sus televisiones, su cine; seguimos "informándonos" sobre el mundo según el prisma de sus intereses, no según un criterio racional y ético de comprensión del mundo.

Necesitamos una cultura libre de los intereses económicos egoístas de los dueños de la economía, necesitamos una cultura que forme personas, como personas libres y éticas y como seres con conocimientos rigurosos, una cultura que defienda el respeto y el diálogo como formas de entendimiento entre los seres humanos y el espíritu crítico como forma de conocimiento.

Pero cada vez estamos más lejos en occidente de este objetivo intelectual y moral.

Nuestra sociedad es un desastre en todos los sentidos. Destacando solamente en una muy abundante hipocresía.

Así, si el nazismo vuelve a Europa en Ucrania se le apoya con fervor y se ensalza a los criminales fascistas mientras se demoniza y se mata dos veces a las víctimas: la primera mirando a otro lado o ensalzando su muerte física, la segunda borrando o ensuciando su memoria. Todo sin buscar un entendimiento real de la situación. La gente se mueve por falsas emociones y no por verdaderas razones.

Pues no debemos olvidar que la servidumbre de la izquierda como la de la derecha política de estos lares no tiene otro propósito que obedecer al dios del poder financiero y así bajo sus órdenes embrutecer y anestesiar al conjunto social que se mueve por los bajos instintos y los todavía más bajos pensamientos. Y así al producto de esto, que es denominado tal cual, como producto, que no es sino para el propio beneficio corporativo a cuenta de todos y para el atontamiento y la perversión generalizadas, se le llama cultura.

Ciertamente vivimos en la era de la hipocresía.

Y ya con el fin de aportar un poco de sensatez en medio de tanta corrupción, les traigo este artículo de un hombre con cualidades poco comunes hoy, es decir valiente y con cierta honestidad, Juan Manuel de Prada. A pesar de ser publicado,  no con el mayor gusto de su editorial,  por otro medio tan demencial como los otros medios de desinformación, como es ABC.


Bono cultural joven

JUAN MANUEL DE PRADA

Se ha anunciado a bombo y platillo la concesión de un ‘bono cultural’ a todos los jóvenes mayores de dieciocho años, «destinado al consumo de productos y servicios culturales», entre los que se cuentan cine, teatro, libros, música, festivales, videojuegos y suscripción a plataformas digitales que procuran películas y series en línea. Por supuesto, tan sórdida iniciativa no ha hallado contestación convincente desde las tribunas mediáticas (que, a fin de cuentas, participan del chollo), ni tampoco desde otras facciones políticas, unidas todas en esa reverencial idolatría a la ‘cultura’ propia de la gente ignorante. Si acaso se ha sugerido tímidamente que el bono en cuestión es una medida clientelar, que compra el voto de los jóvenes; cuando lo cierto es que sus ambiciones son infinitamente más mayores.

"Cultura es el alimento que el alma necesita para lanzarse al conocimiento del mundo; y ese alimento no puede ser un ‘producto’"

Sin entrar siquiera en el fondo de la cuestión, se podría haber señalado que tal bono se destina al ‘consumo’ de ‘productos’. Ambas palabras sirven para describir la naturaleza de una medida corrosiva, que en efecto trata de azuzar hábitos consumistas y dirigir la curiosidad y el anhelo de conocimiento de los jóvenes hacia ‘productos’; es decir –como la propia etimología de la palabra nos indica–, hacia cosas que han sido fabricadas con el propósito de que seamos ‘guiados’, ‘conducidos’ (ductus) hacia los rediles que interesan al sistema. En realidad, la expresión ‘producto cultural’ constituye un oxímoron delator: pues ‘cultura’, en la acepción clásica de la palabra, es el alimento que el alma necesita, para lanzarse al conocimiento del mundo; y ese alimento no puede ser un ‘producto’ (algo fabricado con el fin de guiarnos hacia un redil), sino exactamente lo contrario: algo que, aun estando fuera de nosotros, nos reconcilia con lo que somos. Lo que nuestra época denomina cínicamente ‘cultura’ es, por el contrario, el ruido que nos distrae e impide saber lo que somos; un puro ‘consumo’ que aturde y aísla el alma, hasta convertirla en un vertedero donde tienen cabida todos los paradigmas sistémicos. Si la ‘cultura’ es, ante todo, un ‘vínculo’ con nuestra propia identidad (con nuestra tierra, con nuestros antepasados, con nuestra genealogía espiritual), los ‘productos culturales’ son ‘hipervínculos’ que, a la vez que nos desarraigan, nos lobotomizan, convirtiéndonos en rebaño sometido a las modas y encantado de dejarse pastorear.

Existen tres formas de falsificación de la cultura; y de las tres participa este malhadado bono. La primera consiste en hacer de la cultura una diversión que estimula los apetitos sensitivos, a la vez que anestesia los apetitos intelectivos; la segunda consiste en hacer de la cultura una estafa o sacaperras del contribuyente; la tercera y más grave consiste en hacer de la cultura un instrumento para corromper al pueblo, mediante el suministro en un ‘soma’ (los ‘productos culturales’) que, a la vez que convierte a los seres humanos en una agregación de átomos extraviados e individualistas condenados a la intemperie espiritual, se convierte en una suerte de líquido amniótico que los encapsula, moldeando sus conciencias hasta tornarlas todas iguales y sumisas a los paradigmas culturales, haciéndolas berrear la misma canción vitalista (en inglés, para más inri), haciéndolas ver la misma serie televisiva woke, haciéndolas jugar al mismo videojuego embrutecedor.

Este ‘soma’ corruptor no es más, por supuesto, que una inmensa colección de baratijas para mantener a la gente distraída, sometida a estímulos que, lejos de formar el gusto y nutrir la razón, contribuyen a su vaciamiento y pudrición. Se trata de evitar el esfuerzo del intelecto y la búsqueda espiritual que toda auténtica inquietud cultural exige por una evasión del intelecto y una búsqueda sensitiva, que busca goces efímeros, chisporroteos morbosos que, lejos de iluminar la verdad de las cosas, la nublan y oscurecen, procurando a cambio cosquillas placenteras a nuestros sentidos (que, desligados del alma, han desarrollado entretanto gustos frívolos o desquiciados, cuando no directamente aberrantes).

Sin duda, lo que este bono pretende es mucho más grave que convertir a los jóvenes en ‘clientes’ de la ideología gubernativa. Se trata de suministrarles gratis el ‘soma’ que los convierta en un ejército de jenízaros adoctrinados en los paradigmas sistémicos que interesan al reinado plutocrático mundial. No se trata tan sólo de que voten a la facción que les procura el bono; se trata de que el bono ‘abone’ (o sea, calcine) sus almas, algo infinitamente más ambicioso y perverso.


PS:

Se ha mostrado  el carácter siniestro de políticos en España, como el alcalde de Madrid, Jose Luis Martínez Almeida. Al que en una llamada, creyendo que hablaba con el alcalde de Kiev, han mostrado lo que realmente piensa. Llamando bastardos a los rusos, uniéndose a su persecución y confiscación de bienes. Se vuelve a repetir la persecución nazi de los judíos, ahora aplicada a otra cultura. Además, se une a deportar a los ucranianos que estén en España para enviarlos al frente de guerra, a prolongar esa barbarie y a una muerte segura si no tienen la suerte de rendirse.



Sobre la riqueza cultural y naturalística de la Federación rusa.