domingo, 12 de septiembre de 2021

Esa canallesca naturaleza humana


Como dos estúpidas jóvenes italianas se dejan engañar por una fraudulenta solidaridad para apoyar a criminales que asolaban Siria. La mentira occidental. 

Es frecuente oír que a lo largo del tiempo el ser humano ha llegado a unas cotas  de mayor moralidad y humanidad. Esto, no nos engañemos, lo dicen aquellos mismos seres humanos que tienen interés en que esto forme parte del pensamiento dominante, aunque luego la realidad sea otra cosa  bien diferente. Y no debemos olvidar que en cada época, no importa parece el momento, se ha creído lo mismo. Mirando con costumbre arraigada y con abundante desprecio y superioridad injustificada al pasado. Como es habitual, se desprecia lo que se ignora. 
No cambiamos y seguimos en la misma necedad. Sin duda el Homo sapiens ha avanzado en conocimientos, pero desde luego no en principios éticos aplicados a la realidad  cotidiana. Lo expresa correctamente uno de los intelectuales  más importantes de la segunda  mitad del siglo  XX, Gonzalo Puente Ojea, que fue silenciado por una sociedad muy lejos no solo de su altura intelectiva, sino especialmente también de la moral.
Esto es la tragedia de la Humanidad, muy progresista en el aspecto técnico, pero moralmente regresiva tanto en el orden de los conocimientos intelectuales de las masas populares, como en el aspecto de la valoración moral de los acontecimientos. 1
Así si miramos a hechos terribles muy recientes, tenemos por ejemplo  la guerra  colonial desatada contra Siria, una agresión internacional contra un país soberano e independiente llevada a cabo por las potencias occidentales por medio de la utilización de mercenarios sin escrúpulos y sedientos de sangre. La tragedia se expresa en que en occidente, en concreto  su "izquierda" títere, ha contribuido a engañar a la población,  disfrazando una insurrección islamista fomentada desde fuera y haciéndola pasar por una inexistente rebelión popular y pacífica, ocultando su origen mercenario y terrorista. Las barbaridades contra la población siria de estos desalmados de Al Qaeda y afines han sido innumerables, propiciadas y multiplicadas por la cobertura, apoyo y justificación  de los propagandistas de la guerra. Es otra de las páginas negras de la hishtoria de la humanidad.  Joan Carrero nos mostraba como fallamos gravemente  al pueblo sirio, recordando como ahora vemos la agresión  internacional llevada a cabo en 1936 contra el pueblo español y su gobierno legítimo y no queremos ver la perpetrada contra este país  de Oriente Medio. 
¡Pobre Siria, cuánto sufrimiento, qué devastación! Profundas heridas, roja sangre. Una espantosa realidad. Pero ¡qué difícil es salir de nuestra propia piel y de nuestra propia cotidianidad para ponernos en la piel abierta y en la situación trágica de las víctimas! Intentar escribir sobre Siria un artículo que se salga de los agobiantes márgenes de lo políticamente correcto (¡cuánto miedo hay a discrepar y quedar al margen!) es mucho más que un reto: es como un  doloroso parto. Aunque también es una obligación moral. Lo cual no le resta en absoluto dificultad. ¿Por qué llamar “conflicto” a una terrible agresión internacional (¡otra más!) cuya realidad ha sido tan escandalosamente distorsionada? Distorsión que deberíamos haber descubierto enseguida. ¿No se hizo antes en tantos otros “conflictos” -Irak, Ruanda, Congo, Afganistán, Libia…- a fin de justificar las correspondientes agresiones “liberadoras”? ¿Cómo hemos podido volver a caer de nuevo en la misma estafa? 2
Hemos ido claramente hacia atrás, no avanzamos  en términos de justicia y compasión. Se distrae la atención sobre lo importante  y se engaña a la gente por medio de una utilización perversa de sus emociones.
 Un pueblo, el sirio, que ha sufrido aquel crimen, el crimen contra la paz, que en 1950 los Principios de Núremberg consideraron que era “algo esencialmente perverso”, ya que “iniciar una guerra de agresión [...] no es sólo un crimen internacional, es el mayor crimen internacional, diferenciándose de los otros crímenes en que contiene en sí mismo la perversidad acumulada de los otros”. El distraer, en pleno siglo XXI, la atención de nuestra sociedad sobre la singular gravedad de los crímenes contra la paz, utilizando para ello la Declaración Universal de los Derechos Humanos (todos ellos individuales) y excitando nuestras emociones con conmovedoras historias particulares, es aún más grave que, en los siglos pasados, haber distraído la atención de la sociedad sobre la necesidad de justicia social utilizando para ello unos piadosos llamamientos a la caridad cristiana. 2
Desde siempre el pensamiento dominante,  acompañado de la presión social, ha justificado los hechos más atroces. Como así sucedió en el bombardeo con armas químicas  de España en el Rif. Allí los niños, mujeres o ancianos morían asfixiados, quemados, quedaban ciegos o con otras terribles secuelas debido a esta práctica criminal. Lo reconocia el general español Ignacio Hidalgo de Cisneros, un hombre  que tuvo que exiliarse fuera de España para escapar de la muerte segura a manos de los matones que se impusieron mediante la violencia  al pueblo español. 
En aquellos días, me tocó realizar una faena verdaderamente canallesca que me proporcionó el vergonzoso y triste privilegio de ser el primer aviador que tiró desde un avión iperita, gas que había sido empleado por primera vez en Ipres, al fin de la primera guerra mundial. Ni por un instante se me ocurrió pensar que aquella misión fuese una canallada o un crimen; también debo decir que no recuerdo haber tenido el menor remordimiento por lo que hacía. Es increíble la naturalidad con que pueden hacerse las mayores barbaridades cuando se tiene cierta mentalidad. Y es curioso los años que tuvieron que pasar para que yo me diese cuenta de la monstruosidad que cometía tirando gases a los poblados moros. 3
El mundo, como ven,  no ha cambiado a mejor. Será bueno que tomemos nota de ello, para no volver a justificar más barbaridades

Referencias-Notas:

1. Gonzalo Puente Ojea: "En los Balcanes no sólo se ha quebrantado el orden jurídico sino también el internacional".  Entrevista de Antonio José Domínguez. Mundo Obrero. 12.04.1999.
2. Joan Carrero. Hemos fallado gravemente al pueblo sirio. L'Hora. 24.12.2016.
3. Paco Vigueras. 'Cambio de Rumbo', I Parte: Memorias de Ignacio Hidalgo de Cisneros, Jefe de la Aviación Republicana durante la guerra civil. El !ndependiente de Granada. 14.11.2020.