domingo, 23 de febrero de 2020

Imperialismo humanitario: un breve recordatorio

El show y engaño de la ayuda humanitaria 

Las transnacionales industriales y financieras, que dirigen la política de nuestras sociedades y las adoctrinan a través de los profusos y controlados medios de comunicación, buscan un continuo proceso de incremento de sus ganancias, de sus riquezas. Y no importa qué medio utilicen, todos les parecen válidos: desde la guerra continua contra sus rivales, en el caso de occidente China, Rusia o cualquier nación que quiera ser independiente, a la explotación desmesurada de sus trabajadores o al daño profundo que ejercen sobre el medio ambiente. Si algo las caracteriza a ellas, a las transnacionales  mencionadas que se agrupan a modo de corporaciones, es su falta de principios y su codicia sin límite. Quien quiera que les hable de intentar mejorar el mundo, por ejemplo hoy con la enorme campaña del cambio climático, sin mencionarlas a ellas y cómo poner límite seriamente a su poderosa influencia, no duden que les está tratando de engañar.
Que el público occidental, que asiste a esta extrema concentración de la riqueza y a una gran globalización de la pobreza, no reaccione con coherencia a este drama que se desarrolla ante él y sobre él nos habla de hasta qué punto las clases dominantes pueden tener sometidas a las dominadas. No solo económicamente, sino principalmente mentalmente. Algo que siempre ha ocurrido y que como vemos sigue ocurriendo en la historia. Es más, el adoctrinamiento llega a que los sometidos aprueben, justifiquen o aplaudan las tropelías y violentas campañas que los más poderosos y menos escrupulosos ejercen contra aquellos que no se doblegan, que expresado en naciones pudimos verlo contra Nicaragua, Yugoslavia, República Democrática del Congo, Afganistán, Libia, Siria y tantas y tantas, que con razón, se opusieron a su esclavitud. 
Así, si en los medios de comunicación corporativos  se orquesta la típica campaña de demonización  de tal o cual líder con valor, acusándolo de ficticias fechorías o de aquellas mismas cometidas por ellos mismos,  tendremos a todo tipo de programas: desde los de viajes, a los de deportes o los mismos de entretenimiento; junto a los denominados "alternativos" repitiendo como ruines la misma falsa cantinela, cantinela que azuzará el odio y la indignación de la sociedad, y que abrirá el camino a una nueva guerra.
Los proponentes del imperialismo [corporativo] han aplicado selectivamente concepciones liberales de humanitarismo para legitimizar las intervenciones  (Fassin, 2010, p. 270) y los oponentes al imperialismo son desacreditados siendo retratados como oponentes a los imperativos morales del humanitarismo. 1
La imaginaria izquierda occidental  hace tiempo que entró en este círculo vicioso de dar legitimidad y justificar el embuste humanitario, sirviendo como engranaje fundamental en la maquinaria de producción de la guerra. Su discurso no es para convencer a los sectores sociales que viven del sufrimiento de sus semejantes, sino para parar, bloquear el amplio movimiento que naturalmente se generaría en los sectores populares oponiéndose a cualquier intento de agredir a personas o países que realmente no son sus enemigos, con el propósito de incrementar la riqueza y poder de los bancos e industrias que generan los conflictos con viles  fines comerciales. 

Referencias-Notas:
1. John Manicom. Chapter seven of Good intentions. Alert Press. 2014.