martes, 11 de diciembre de 2018

Por qué el auge de la 'extrema derecha' en Europa

Manifestaciones en Francia ante la pobreza y marginación que genera el neoliberalismo


En primer lugar debo aclarar que el concepto de extrema derecha tendría que concretarse y definirse de forma más precisa. Hoy en día este calificativo es dado en televivisiones, prensa y radio a aquellas organizaciones que se oponen a las fronteras abiertas tanto a mercancías como a personas, calificándolas de ir contra el libre comercio y de ser xenófobas. Bien, vamos a empezar diciendo que quienes ejercen esta acusación son aquell@s que trabajan finalmente al servicio y por los intereses de las corporaciones industriales y financieras. Estas máquinas de concentración de riqueza, propiedad de las familias más poderosas, quieren un mundo abierto, abierto a la explotación desmesurada de sus recursos y sus gentes, no al buen uso de ellos y al bienestar general de los seres humanos. Ellas han promovido la globalización, que en verdad ha sido una globalización de la pobreza para la mayoría y de la posibilidad de desarrollar un expolio de forma globalizada para esa minoría que lo ejerce. 1
No debe resultar muy extraño entonces que se alcen voces contrarias a tales abusos, incluido el abuso de la palabra libertad, que resulta prostituida y abandonada de su verdadero significado.
Alguien no es xenófobo por oponerse a una masiva llegada de personas de otros lugares o culturas que no se adaptan a las costumbres del lugar y que frecuentemente quieren imponer las suyas. A l@s nuev@s llegad@s no les gustaría que esto ocurriese allí de donde son procedentes, ni a ell@s ni a nadie de este mundo. Además, si estas personas se utilizan por parte de los patronos para rebajar salarios, pagando sueldos de hambre que los recién llegados aceptarán al no tener otra cosa, el conflicto con los trabajadores locales es inevitable. Por otra parte las migraciones, no forzadas por la destrucción de países, son habituales y deben ser bienvenidas, aunque es una minoría de la población la que suele dar estos pasos.
Que la izquierda occidental no se haya atrevido a alzar la voz contra la estrategia de destruir estados con gobiernos enfocados en políticas sociales, que no estaban sometidos a la banca ni a la industria europea, japonesa o norteamericana, como eran Yugoslavia o Libia, o lo son todavía Siria o Venezuela, y que han generado los refugiados, demuestra su infinita cobardía y carencia de ideas propias. El falso argumento de que estos países eran o son dictaduras carece de cualquier valor, pues estos gobiernos contaban con sus ciudadanos y pensaban en su bienestar real, reflejado en el enfoque de sus economías hacia ellos y no hacia los beneficios de un puñado de accionistas. Quien no entienda esto tiene un grave problema de lo que es una verdadera democracia, que desde luego no es, aunque muchos lo crean, el paripé de votar de forma periódica a payasos y actores que sirven a los caprichos codiciosos y egoístas de empresarios y financieros.
Hay una enorme diferencia en la repuesta congruente, certera y humana de Hugo Chávez frente a las políticas coloniales criminales, en relación a la que tuvieron quienes desde occidente deberían haber tenido  esa postura.
Hay, de hecho, una concepción diametralmente opuesta del mundo. La de una verdadera izquierda latinoamericana expuesta muy bien por el historiador norteamericano Michael Parenti y que explica el porqué del apoyo que reciben.
Millones de sus compatriotas perciben correctamente a Chávez por ser el único presidente que ha prestado alguna vez atención a las zonas más pobres de la nación. Su gobierno representa una forma completamente diferente de organización social, en la cual las naciones del mundo deberían poner a la gente por delante de los beneficios, usando la riqueza de la nación para servir a la población trabajadora en vez de a los pocos privilegiados. 2
Ante ello la paródica y ridícula izquierda occidental, tan falta de personalidad como de ética, sin rumbo propio alguno.
A diferencia de la izquierda de América Latina, la patética versión europea ha perdido todo el sentido de lo que significa hacer política. No trata de proponer soluciones concretas a los problemas, y es solo capaz de tomar posiciones morales, en particular denunciando dictadores y violaciones de los derechos humanos en grandilocuentes tonos [algo que no se atreven por cierto a hacer en sus propios países, cuando hay muchas más razones para hacerlo, pues son los dirigentes de sus países quienes actúan como reales dictadores de todo el mundo y quienes se dedican a bombardear otros lugares de este mundo]. La izquierda socialdemócrata sigue a la derecha como poco con unos años de retraso y no tiene ideas propias. La izquierda "radical" a menudo denuncia tanto a los gobiernos occidentales de cualquier forma posible y pide que esos mismos gobiernos intervengan militarmente a lo largo del globo para defender la democracia. Su falta de reflexión política les hace ser muy vulnerables a las campañas de desinformación y de convertirse en animadores pasivos de las guerras de EE.UU. y la OTAN. Esta izquierda no tiene un programa coherente y no sabría que hacer incluso si un Dios los pusiese en el poder. 3
Viendo tal panorama político y económico, donde si "tienes suerte" te pagan 12.000 euros brutos al año, es lógico que hayan emergido estos partidos que más que los habituales apodos oídos de extrema derecha o incluso de fascistas, son principalmente nacionalistas; de ahí el encarnizado ataque a algunos de ellos, como a la presidenta de la Agrupación Nacional Marine le Pen de Francia, que representa una seria rival al actual presidente Macron, dirigido como un títere por las corporaciones y que está lógicamente teniendo una gran contestación social. 4 Sobre el significado y función real del fascismo y si la organización de Marine es fascista ya les hablé en este artículo: Qué es el fascismo y la derecha nacionalista francesa. Si quieren ver al fascismo hoy, visiten Ucrania:


En España por supuesto que lo pueden encontrar también, dada la impunidad de los sustentadores y beneficiados de la dictadura, y aquí el arco de complicidad es amplio, lo han podido ver en el PP, Ciudadanos, Vox,  el PSOE e incluso el PCE.
Cuando habla del papel del PCE, me viene a la memoria esa frase de Carrillo de “cambiar el régimen para mantener el Estado”. ¿Qué papel juega el PCE en la Transición?
Desactivar las luchas populares. Liquidar el movimiento obrero y vecinal, todo el movimiento social y político que se había creado en los últimos años del franquismo. Asumen la bandera rojigualda de la monarquía y del franquismo con la que se había juzgado a los comunistas, a cambio de nada. Los cálculos de Carrilo fueron malísimos. Pensaba que podrían tener una mayor participación con esa rendición, pero se quedó en nada. Carrillo es el responsable de la liquidación de los movimientos populares y la desestructuración de lo que había sido la lucha contra el franquismo.

Cuando murió Franco yo tenía 19 años, y cuando sacábamos las banderas republicanas nos teníamos que pelear con los servicios de orden del PCE. Ahora han vuelto a reivindicar la tricolor pero no se acuerdan de eso. No hacen autocrítica ni explican por qué en aquella época se comieron la bandera de Franco. 5
En el mundo actual existe una guerra intensa y bastante oculta entre estas familias megapoderosas, con su entramado de medios de comunicación y organizaciones humanitarias, que son utilizados y utilizadas con fines bastante perversos, y quienes quieren de forma decidida poner coto a tales desmanes. No será en occidente la izquierda quien haga esta heroica y loable labor, al ser mera cómplice y vasalla de toda esta barbarie. 
Habrá y hay populismo, pues todas las estructuras políticas de nuestra sociedad lo son, apelando al bien común para obtener el privado, pero se han abierto brechas en el acorazado de la tiranía corporativa, y se seguirán abriendo. Y temen su hundimiento. De ahí su rabia, su furia, por ocultar sus graves fechorías y sus provechosas ganancias.

Referencias-Notas:
1. Michel Chossudovsky. The Globalization of Poverty. Global Research. 2003 
2. Michael Parenti. The face of imperialism. Paradigm Publishers. 2011, p.118.
3. Jean Bricmont. Libya and the return of humanitarian imperialism. Counterpunch. 8.03.2011.
4. Silvia Ayuso. El hartazgo vuelve a sacar a la calle a los 'chalecos amarillos' en toda Francia. El País. 8.12.2018.
5. Alfredo Grimaldos: "La Transición se diseñó entre la CIA y el CESED"/ Entrevista. Sociología Crítica. 5.08.2017.

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