Contra todas las guerras que han devastado y ensuciado la historia humana siempre ha habido personas que se han atrevido a oponerse. Ellos y ellas fueron y son los mejores de entre nosotros. Sin embargo, como "premio" fueron silenciados, perseguidos, castigados e incluso asesinados. La Primera Guerra Mundial no fue ninguna excepción a esta trágica regla, y en esta incluso desde el campo militar, que son quienes finalmente llevan a la práctica las acciones bélicas, también se alzaron voces contra la barbarie, injusticia y mezquindad de la guerra. Así, el general del ejército estadounidense Smedley Darlington Butler, el capitán más joven y el militar más condecorado de los EE.UU., habló muy claro sobre la guerra y su función real:
La guerra es un negocio sucio.
Siempre lo ha sido. Es posiblemente el más viejo, sin lugar a dudas el más
provechoso, seguramente el más depravado. Es el único de alcance internacional.
Es el único en el cual los beneficios se cuentan en dólares y las pérdidas en
vidas.1
En su obra La guerra es un latrocinio,
Butler describe a esta como a un robo, un negocio sucio, que no es bien
entendido como funciona por la gente corriente de un país, y solo un pequeño
grupo, los dirigentes, son perfectamente conscientes para qué sirve y a quién
sirve. Es llevada a cabo para el
beneficio de estos pocos a costa del sacrificio de los demás. Los beneficios
que se obtienen con la guerra son enormes para esa clase privilegiada dirigente, ya que
evitan cualquier rivalidad de los competidores en un libre mercado, además, se
dispara la demanda y, como consecuencia, los precios, y toman por la fuerza lo que bien les
conviene. Esto posibilitó que se hiciesen enormes fortunas en EE.UU. a costa de
los estadounidenses y de otros países en la Primera Guerra Mundial.
Cuántos de esos millonarios se pusieron un rifle al hombro, o cuántos
cavaron una trinchera, o estuvieron en ellas llenas de agua y lodo e infestadas
de ratas y cadáveres, o recibieron las balas de una ametralladora o la furia de
las bayonetas, son preguntas que lanzaba el general. Ninguno de ellos ni de sus
hijos sufrieron o padecieron estas terribles consecuencias de la guerra,
ninguno padeció sus calamidades. En cambio, ellos se quedaron con los las ganancias y el provecho, y la población soportó los costos, la escasez y la muerte. Hoy en día este
hecho no es diferente.
La factura de la guerra no solo se sufre en pobreza y destrucción de bienes,
sino que especialmente viene en forma de pérdida de vidas humanas y secuelas psíquicas que permanecerán para
siempre, amén de los daños irreparables a la cultura, al medio ambiente o a la
economía de la mayoría de la población. Mientras tanto, los directores de semejante barbarie brindarán en sus
brillantes copas su sórdido pero provechoso triunfo.
El general norteamericano Butler comentaba las ganancias de algunas grandes
empresas norteamericanas, de Du Pont
indicaba que sus beneficios fueron de 1910 a 1914 de cincuenta y ocho millones
de dólares al año, casi más de diez veces que en tiempos de paz. La Bethlehem Steel, que se dedicó entre
otras cosas al tema de las municiones, ganaba cuarenta y nueve millones al año,
cuando lo habitual eran seis. Anaconda,
dedicada al cobre, ganó con la guerra treinta y cuatro millones al año, antes
obtenía diez. Central Leather Company
pasó de algo más de un millón a quince millones, General Chemical Company de ochenta mil a doce millones.1 Las empresas vendían más productos que nunca, que eran pagados por el Estado,
es decir, por los estadounidenses; sin que muchas veces sus productos siquiera se
llegasen a utilizar, por ejemplo, se vendieron cientos de miles de sillas de
montar McClellan, pero no había
caballería de EE.UU. en la guerra, lo mismo se hizo con las enormes ventas de
redes para los mosquitos, que no llegaron a Europa. La corrupción económica acompañaba
y acompaña en estas situaciones a la corrupción moral.
La guerra fue y es un enorme negocio para estas grandes compañías, también
si cabe más todavía para las instituciones financieras. Muchas de ellas
continuarían sus actividades de expolio utilizando las guerras y la violencia
durante todo el siglo XX, incluida la siguiente gran guerra, la Segunda Guerra
Mundial.2
Los supuestos motivos aducidos para apoyar la guerra, “La guerra para
salvar a la democracia” que exaltaba Wilson o “la última de todas las guerras”,
quedarían pronto en el olvido ante los contundentes hechos; aunque los mismos o similares supuestos motivos y las mismas o similares excusas se recuperarían en futuras campañas militares. Lo que nos vuelve a
mostrar que la comprensión humana de los hechos históricos es mucho más
limitada de lo que nos gusta normalmente reconocer.
Notas:
Extracto de mi obra Justificando la guerra.
Notas:
Extracto de mi obra Justificando la guerra.
1. Smedley Darlington Butler . War
is a racket. History is a weapon. http://www.historyisaweapon.com/defcon1/warracket.html
2. Jacques Pauwels. El mito de la Guerra Buena. Hiru, 2002.
Demoledor, implacable. Muy bien Mikel, así se construye la paz. Me gustaría creer en el título de tu blog ¡LA PAZ ES POSIBLE!
ResponderEliminarSí, la paz será posible cuando la misma gente que dice que la busca, ahonde y comprenda las verdaderas causas de por qué no hay paz y quien evita que esta se dé. Pues con palabras vacías y sin analizar y corregir las causas de la guerra no se va a ninguna parte realmente buena.
ResponderEliminarUn saludo
La guerra no es el camino, eso está claro.
ResponderEliminarUn saludo desde Vietnam
Desde luego no es el camino para el bienestar y la concordia de la mayor parte de la población.
EliminarUn saludo
Se les acabó el chollo de masacrar moros, y quieren continuar el negocio con una guerra contra Rusia, y los políticos y prensa europea les ríen la gracia, pues sepan que en esta guerra va a ser en Europa
ResponderEliminarLa guerra contra Rusia será, a mi entender, principalmente económica. Una guerra militar directa contra un rival tan potente no se atreverían a llevarla a cabo la OTAN o el ejército estadounidense, que siempre atacan rivales vulnerables y débiles.
EliminarLos políticos y la prensa sirven a las corporaciones occidentales, que quieren acabar precisamente con la rivalidad de las compañías rusas.
Rusia ha demostrado suficiencia para soportar ofensivas militares y económicas, algo de lo que carecen Europa y EEUU. El actual conflicto se solucionará entre bambalinas.
ResponderEliminarMuy posiblemente, Rusia desde luego está preparada para todo, ya llevaba demasiado tiempo aguantando demasiadas intromisiones y cosas realmente inaguantables.
EliminarSaludos
Excelente. Hace tiempo tambien estos magnificos comunicadores nos pusieron en la pista:
ResponderEliminarhttp://www.elvorticeradio.com/2013/07/20/el-vortice-general-smedley-butler-la-guerra-es-una-estafa/
Aconsejo su lectura así como la escucha del programa que se ocupa de este caso.
Las enseñanzas de Buttler, como las de Arthur Ponsonby, aun cuando eran fecundas y sabias, quedaron en el olvido, y así se han sucedido unas guerras detrás de otras, repitiendo la tragedia y el terrible engaño que las acompaña.
EliminarNo se aprende de la historia.
Un saludo
Cuantos seguimos teniendo la cuenta corriente en el mismo banco de siempre sabiendo lo q ha pasado con las ayudas a la banca? Es decir, la difusión de información es básica pero solo sirve si no nos limitamos ha decir "muy buen articulo"...q lo es.
ResponderEliminarEl q este haciendo algo para cambiar algo...ole! A los demás....os animo a poneros las pilas con cualquier acción q hagáis en el di a día, q parece insignificante pero tiene un impacto brutal si se da a gran escala...como cambiarse de banco y por ejemplo, escoger alguno de banca ética (q suena fatal porque también estamos manipulados....espero q no atontados)
Para llevar a cabo cualquier acción es necesario saber qué se está haciendo. Así, hoy tenemos mucha gente solidaria, pero resulta que toda esta gente de buenas intenciones no está haciendo cosas realmente buenas, en realidad, sin saberlo, está haciendo cosas realmente malas. Vean los cooperantes con las organizaciones "humanitarias", como Amnistía Internacional, HRW, MSF, etc. Pues estas organizaciones no están en verdad al servicio de la paz y de los derechos humanos, sino para ayudar a la agenda de las corporaciones económicas occidentales, que traen no la paz sino la guerra y no la justicia sino la desigualdad y la explotación.
EliminarInformémonos primero y luego actuemos, pues para hacer algo mal, en muchos casos mucho mal, es sencillamente mejor no haber hecho nada.
Saludos
buen articulo, muy cuidado e investigado...bravo!
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