Casa natal de Ramón J. Sender, en Chalamera (Huesca)
Viancé [el muchacho aragonés protagonista de la novela] no puede dormir. Los pequeños rumores de la posición le
recuerdan, por referencias, ruidos de agua. Al pensar en su casa de la aldea
envidia aquella miseria con el cantaral rezumante y la tinaja donde al extraer
una jarra de agua cantaban las gotas resbalando. No concibe por qué se marchó
estando como estaba el pueblo tan bien abastecido de manantiales. Y luego
aquellas nevadas que en el deshielo llenaban los caminos, las calles de
charcos.(1)
¿Por
qué un joven marcha a la guerra?, a una guerra que en realidad no es
suya. Bien, por diversos motivos, pero por uno principal, por la
presión social, por la persecución social, sí, hacia aquellos que dicen
que no, que no a la guerra. Los dirigentes de la sociedad agitan a esta
para que otros luchen por sus intereses y consiguen que la sociedad
quede realmente agitada, provocando que todo el mundo, de un modo u
otro, enloquezca con esta histeria bélica. "Hay que ir a luchar", a
defender no sé qué y a no sé quién. Es siempre lo mismo y siempre
funciona. Será porque el ser humano es un ser gregario.
Un
líder militar lo expresó de forma muy clara, nadie en su sano juicio
quiere ir a una guerra, solo alguien profundamente engañado. ¿Por qué
iba a querer ir? ¿Para qué? ¿Qué iba a ganar con ello? ¿Volver como
máximo ileso después de haber pasado penurias y habiendo hecho cosas
terribles que le marcarán el resto de su vida? Nadie, nadie en su sano
juicio y con conocimiento irá a la guerra. Ni en España ni en Alemania
ni en Rusia ni en ningún lugar del mundo. No obstante, los líderes, los
líderes que dirigen la sociedad, finalmente marcarán el destino de
muchas vidas, el destino trágico; pero serán obedecidos, por muy
nefastas que sean las consecuencias. Solo unos pocos se opondrán y
estos pocos serán perseguidos sin piedad, sin descanso, y además serán vilipendiados
por el resto de la sociedad. ¿Qué se puede esperar del ser humano si su
sociedad persigue e insulta a sus hombres en verdad más valerosos y más
conscientes?
Viancé recordada y
añoraba los murmullos del agua en los arroyos y en los manantiales, las
nieves del invierno y la felicidad de vivir en la paz y la belleza de su
pueblo. No se es pobre por carecer de supuestas comodidades materiales,
se es pobre por otros motivos. Nuestra sociedad hoy es rica
materialmente, aunque ahora los ricos sean unos pocos y la pobreza se
extienda cada vez más, pero es mayor, mucho mayor, la pobreza humana que hay en ella
que la pobreza material. De hecho aquella pobreza, la humana, está
conduciendo a la segunda, a la material; por el individualismo, el egoísmo y otros pecados que merecen poco perdón. ¿Por qué nos hemos vuelto un animal consumista,
sin sentimientos hacia el sufrimiento de otras personas? ¿Por qué
hemos aplaudido las guerras, las guerras de agresión contra otros
países, justificándolas como humanitarias? ¿Por qué aplaudimos este robo y
violencia contra las gentes de otros lugares? ¿Estamos recogiendo la cosecha que hemos sembrado y somos nosotros ahora quienes somos los robados, los explotados?
Notas:
(1) Ramón J. Sender. Imán. 1930
NUEVOS ENLACES:
La guerra de África relatada por Ramón J. Sender. Parte VI. Las causas de la guerra.
La guerra de África relatada por Ramón J. Sender. Parte IV. Lo militar.
La guerra de África relatada por Ramón J. Sender. Parte III.
La guerra de África relatada por Ramón J. Sender. Parte II.
La guerra de África relatada por Ramón J. Sender. Parte I.
Miguel Delibes: algo más que un gran escritor.
Maravillosamente certero este párrafo, y tan descriptivo de la realidad que estamos viviendo también hoy dia:
ResponderEliminar"Viancé recordada y añoraba los murmullos del agua en los arroyos y en los manantiales, las nieves del invierno y la felicidad de vivir en la paz y la belleza de su pueblo. No se es pobre por carecer de supuestas comodidades materiales, se es pobre por otros motivos. Nuestra sociedad hoy es rica materialmente, aunque ahora los ricos sean unos pocos y la pobreza se extienda cada vez más, pero es mayor, mucho mayor, la pobreza humana que hay en ella que la pobreza material. De hecho aquella pobreza, la humana, está conduciendo a la segunda, a la material; por el individualismo, el egoísmo y otros pecados que merecen poco perdón. ¿Por qué nos hemos vuelto un animal consumista, sin sentimientos hacia el sufrimiento de otras personas? ¿Por qué hemos aplaudido las guerras, las guerras de agresión contra otros países, justificándolas como humanitarias? ¿Por qué aplaudimos este robo y violencia contra las gentes de otros lugares? ¿Estamos recogiendo la cosecha que hemos sembrado y somos nosotros ahora quienes somos los robados, los explotados?"
Saludos
Casi 100 años después los hombres y mujeres de España no han aprendido estas lecciones de la historia. Las desconocen, las ignoran, no les interesan. Ahora se quejan.
ResponderEliminarSaludos José Luis.