El racismo no ha dejado de estar
muy presente en los EE.UU. hasta hoy en día, y ya desde su origen.
El astrónomo estadounidense Carl
Sagan comentaba la trágica desaparición de la cultura y del saber científico
antiguos en su fascinante serie de divulgación
científica y humana Cosmos. Al hablar sobre
la destrucción de esa cultura clásica y de uno de sus símbolos y pilares
más importantes, la biblioteca de
Alejandría, recapacitaba sobre por qué pudo ocurrir aquello.Y lanzaba un mensaje profundamente
estremecedor, sincero y valiente:
La
permanencia de las estrellas fue cuestionada, la justicia de la esclavitud no.
Con los Padres Fundadores,
puestos como ejemplo del librepensamiento, tenemos un caso semejante.
Así, Tomas Jefferson decía:
El
Dios que nos dio la vida nos dio la libertad al mismo tiempo.
Pero no por ello dejaba de tener
en su plantación de Monticello más de seiscientos esclavos.
Como vemos, lo ocurrido miles de
años atrás volvía a suceder ya en los comienzos de los Estados Unidos.
El conocido lingüista y analista
político Noam Chomsky señala:
Benjamin
Franklin, por ejemplo, quizá el más civilizado de los Padres Fundadores,
especulaba acerca de si los alemanes y los suecos debían ser autorizados a
entrar, habida cuenta de que no son lo suficientemente blancos.
Jefferson, así
como muchas otras personalidades, estaba encantado por los mitos del origen
anglosajón y la necesidad de preservar la pureza de la raza totalmente mítica.
Tradicionalmente, en los textos de
historia se indica que la esclavitud existía ya por lo menos un siglo antes de
la fundación de EE.UU, en 1776, y duró hasta la introducción de la
decimotercera enmienda, en 1865. Pero se suele comentar poco que esto era a
nivel teórico y no a nivel real, donde la discriminación y la eliminación de
derechos de los hombres de piel negra continuaron durante más de un siglo.
Hasta 1965 no tuvieron derecho al voto en los Estados del sur y la marginación
y desprecio hacia ellos eran algo cotidiano, no podían estar en los lugares
donde los blancos disfrutaban de un mayor lujo o confort, bien en transportes
públicos, restaurantes, o allí donde lo indicasen las autoridades blancas.
Hoy sigue habiendo esta
discriminación, principalmente económica, que hace que el porcentaje de reclusos de “raza negra” en relación al de la población
blanca sea mucho más elevado. Por cierto, la tasa carcelaria actual de Estados Unidos es la mayor del mundo, con 716 presos por cada 100.000 habitantes, (datos de: www.prisonstudies.org ), casi uno de cada 100 habitantes está privado de libertad. Como ejemplo comparativo, Suecia tiene una tasa carcelaria de setenta.
No obstante, siguiendo con el tema de la esclavitud, el rechazo a esta también se dio en grupos de colonos, que lo veían como algo
aberrante. Tenemos el caso de los escoceses de las tierras altas situados en
Georgia, los cuales elaboraron un argumento moral contra la esclavitud en 1739,
llamado “Petición de los habitantes de New
Inverness a su excelencia el general Oglethorpe”, que indicaba en su punto
quinto:
Es
escandaloso a la naturaleza humana que cualquier raza de la humanidad y sus
descendientes fuesen sentenciados a una perpetua esclavitud…
Pero en 1750 Georgia autorizaba
la esclavitud.
El tráfico de esclavos se
iba desarrollando según las necesidades
agrícolas, desplazándose hacia zonas del oeste y el sur conforme se iban
implantando los nuevos cultivos. Los comerciantes de esclavos no tenían respeto
por mantener unidos a los grupos familiares, vendiendo y comprando aquello que
les era útil.
Nueva Orleáns se convirtió ya en
1840 en el mayor mercado de esclavos del país, lo que la convirtió en la ciudad
más rica y la cuarta en tamaño de la nación.
El trato dado a los esclavos era
brutal y salvaje en extremo, estando amparado por el propio Estado. El
historiador David Brion Davis comentaba lo siguiente respecto a este trato:
Sin
embargo, no debemos olvidar que esas plantaciones “de bienestar capitalista”
estaban regidas por el terror.
Los útiles para infringir los
castigos eran variados: desde el látigo, a los grilletes, cuchillos, hachas,
pistolas, hierros al rojo, etc., siendo
normalmente el primero el más extendido por lo ejemplar que podía servir para
intimidar a otros. Si había resistencia por parte del
esclavo, simplemente lo mataban, como señala el historiador Howard Zinn en Una Historia de la gente de los Estados
Unidos sobre la actitud de los propietarios de esclavos:
Algunos
negros no permiten que un blanco les azote y se resisten si lo intentas, en
este caso, por supuesto, tienes que matarlos.
Para evitar las infecciones de
las heridas producidas en los castigos, y no perder la valiosa mano de obra, se
procedía a la abertura de ellas y a la aplicación de antisépticos como
trementina, pimienta u otros elaborados.
A los castigados se les recordaba
su “delito” con más castigos, como llevar pesados collares, incluso con púas,
cadenas u otro tipo de cargas que les hiciese el día a día un vivir penoso, y
en el que pudiesen ver otros que les ocurriría si desobedecían la voluntad de
los amos.
Las leyes llegaban a tal punto
que un propietario que no castigase a un esclavo fugado podía ser multado.
Incluso después de la supuesta
abolición, tras la guerra civil, operaban leyes paralelas -no legales en
teoría-, conocidas como los Códigos negros -Black
Codex-. Con estos podían controlar tanto a esclavos como a negros libres,
no permitiéndoles asistir allí donde iban los blancos. La violación de tales
reglas podía costarles a quienes lo hacían la mutilación o incluso la muerte
por parte de los vigilantes encargados para ello.
Como los esclavos eran propiedad
legal, tampoco era infrecuente el abuso sobre las mujeres, sufriendo
violaciones; los hijos que nacían de ellas también se convertían en esclavos. Con
el tiempo el resultado de estas relaciones daba lugar a esclavos cada vez más
blancos.
Para regular los derechos de los
amos sobre los esclavos negros se crearon los Slave Codex.
En el Estado de Carolina del Sur se establecía la pena de
muerte para aquellos que ayudasen a escapar algún esclavo, o a apartarlo de su
dueño. El objetivo de la elaboración de
estas leyes paralelas en los estados del sur era mantener el status quo social, con el fin de
tener dominadas y controladas a las personas
de “raza negra”, de modo que no pudiese haber ninguna igualdad y se
pudiese continuar la provechosa utilización de la esclavitud. Por ejemplo, en
Texas se establecieron en 1866 en la undécima legislatura y en otros estados
nada más introducir la decimotercera
enmienda en la Constitución americana.
Estos códigos no permitían a los negros entre otras cosas: testificar contra los blancos, formar parte de los jurados o
de las milicias, o votar. Y para que se viese a quien servían, todos aquellos
que no trabajasen para alguno de los terratenientes serían arrestados y
obligados a hacerlo. Algunos estados también impedían que accediesen a la propiedad
y posibilitaban que los jueces pudiesen ordenar a los niños de los que fueron esclavos a trabajar para los
antiguos amos sin el consentimiento de los padres. Se les imponían multas por no
cumplir con lo que pedían las nuevas leyes y si no pagaban podían ser
alquilados al mejor postor, los vagabundos sufrían la misma suerte. Así, empresas como US Steel corp., y otras, se aprovecharon
de estos abusos para hacer un provechoso negocio.
De: ESTADOS UNIDOS Y EL RESPETO A OTRAS CULTURAS Y PAÍSES: Capit. 2: Los esclavos negros de África.
Este texto estaba centrado en los esclavos de raza negra, pero está claro que no fueron ni son los únicos esclavos que hubo y hay en Estados Unidos. Recordemos un poco de su historia de mano de Domenico Losurdo:
A partir de la revolución norteamericana, el siervo por contrato o el esclavo blanco temporal es totalmente sustituido por el esclavo negro y este, a su vez, tras el final de la guerra de Secesión, cede el puesto al "coolie" proveniente de China o de la India, otro esclavo temporal, aunque esta vez el color de la piel es amarillo.
Domenico Losurdo. Contrahistoria del neoliberalismo. El Viejo Topo, 2007.
Aunque hay que precisar al comentario de Losurdo que no hubo en realidad sustituciones totales, la esclavitud y los siervos continuaron en todas las "razas", incluida la inmigración latinoamericana.
Este texto estaba centrado en los esclavos de raza negra, pero está claro que no fueron ni son los únicos esclavos que hubo y hay en Estados Unidos. Recordemos un poco de su historia de mano de Domenico Losurdo:
A partir de la revolución norteamericana, el siervo por contrato o el esclavo blanco temporal es totalmente sustituido por el esclavo negro y este, a su vez, tras el final de la guerra de Secesión, cede el puesto al "coolie" proveniente de China o de la India, otro esclavo temporal, aunque esta vez el color de la piel es amarillo.
Domenico Losurdo. Contrahistoria del neoliberalismo. El Viejo Topo, 2007.
Aunque hay que precisar al comentario de Losurdo que no hubo en realidad sustituciones totales, la esclavitud y los siervos continuaron en todas las "razas", incluida la inmigración latinoamericana.
Es gracioso, no relativo a la esclavitud desde luego, que un país tan bastardo y tan cínico, sea considerado por muchos como un ejemplo de bienestar, riqueza y civilización. Si consideramos solamente el poderio destructive que este significa, pudiera haber una razón. Más nada es válido.
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