viernes, 1 de mayo de 2015

Una reflexión sobre los medios de comunicación.

El fin de los monopolios en los medios de comunicación es un requisito imprescindible para establecer una sociedad democrática. Y una ley de medios, como las que se están elaborando en América Latina, es necesaria. 1

Conviene y es necesario que reflexionemos sobre temas y asuntos que inciden de forma muy directa en cómo percibimos el mundo y en cómo respondemos y recibimos de él, es decir, en cómo finalmente son determinadas nuestras propias vidas por nuestras propias acciones y las de otras personas. Los medios de comunicación tienen en este asunto más importancia que la que podamos normalmente creer. Sobre ellos les he hablado en numerosas ocasiones y ahora volveré a incidir en algo, que por tan importante, a veces conviene si no repetir recordar.
Aparentemente estamos rodeados de una pluralidad informativa: audiovisual, impresa o en la red, que nos reporta desde una amplia gama de puntos de vista con prontitud y cierto rigor, tanto sobre lo que acontece en nuestros propias localidades y países como lo que ocurre más allá, en el terreno internacional. Basta mirar a un quiosco, encender una televisión o una radio para ver una multitud de opciones que parecen mostrar una rica gama informativa y de entretenimiento donde elegir. Sin embargo, tal visión es la propia de aquel o aquellos que solo se fijan en las apariencias y no en el fondo de la cuestión. Y aquí no hace falta profundizar demasiado para ver que toda esta panoplia comunicacional disponible, finalmente está en unas pocas manos y pertenece a ese puñado de grandes propietarios que controlan y poseen así mismo las grandes empresas industriales y financieras. Lo que tenemos, por tanto, no es pluralidad, sino una multitud de medios al servicio e intereses de unas pocas personas, algo muy diferente.
En definitiva, los medios de comunicación de masas, los apodados mass media, son en realidad organizaciones corporativas, es decir, que pertenecen y sirven a las corporaciones, siendo parte integral de ellas. Así, se comportan como tales y manifiestan los mismos síntomas de una corporación: una concentración de la propiedad,  de la riqueza y del poder en unos pocos, una visión clasista de la sociedad, con un grupo de privilegiados dirigiéndola y una mayoría sin influencia ni voz, además de un enfoque a aumentar los beneficios, para esos pocos,  claro. 2
Esto debería  ponernos en principio ya en alerta y hacernos ver que difícilmente alguien que tiene tantos intereses y poder puede reflejar con objetividad los temas sociales o económicos, por lógica los terminará enfocando en función de su propio beneficio y provecho. Por una parte esto es lógico, pero, por otra, desmiente el mito de la independencia y la objetividad de la prensa y de otros canales de difusión en general. En realidad son muy dependientes, completamente dependientes de sus intereses económicos, con lo que la objetividad periodística en temas que afecten a esos intereses queda prácticamente anulada.
 Las fuentes que tienen para recibir los datos y la información no suele ser uno de los puntos más fuertes de los llamadosmass media o medios corporativos. Muy frecuentemente, y especialmente en asuntos internacionales y económicos, suelen utilizar las misma procedencia original, que apenas difiere de unos a otros. Tenemos así varios medios contando prácticamente lo mismo sobre una noticia. Si analizamos de donde vienen esas noticias vemos que son grandes organizaciones de relaciones públicas o agencias de noticias contratadas por las mismas grandes empresas de la comunicación, con lo que se crea un círculo vicioso. Acaparan prácticamente de forma completa la totalidad de los grandes canales, creando la equivocada interpretación de que hay pluralidad en la información al haber un gran número de nombres, pero que apenas difieren unos de otros en los fundamentos básicos, políticos y económicos. Así, la ausencia de pluralidad real es una de las notas destacadas en el mundo comunicativo corporativo. 
Los dirigentes en el poder necesitan reflejar de cara al resto de la población una visión del mundo que los legitime y los favorezca y es lo que hacen con sus medios de comunicación. Deberíamos tener presente para entender esta situación, que el poder (económico-político) necesita transmitir su ideología a los ciudadanos para que estos, de una forma u otra, comulguen con sus ideas y obedezcan, esto lo hace en gran medida a través de estas vías. La existencia de estos monopolios hace que su labor fundamental sea de control social, no de información. Detrás de la ideología que lanza el poder económico a través de sus canales de comunicación hay unos importantes intereses económicos, intereses que son ocultados de cara al público.  
Es importante su papel de persuasión, de control ideológico y finalmente de control mental de la población por parte de  sus dirigentes: 
...la comunicación, tal como la conciben los medios dominantes en prensa, radio, televisión e internet tiene como función principal convencer al conjunto de las poblaciones de su adhesión a las ideas de las clases dominantes.3
Y eso es lo que realmente hacen, no informar, sino convencer, persuadir y fundamentalmente también adoctrinar y engañar a la población para que siga los deseos de esas clases dominantes. Su función es muy importante para estas, ya que les permite controlar a los ciudadanos de cada país donde puedan transmitir su ideario. La prensa sería un vínculo entre esa clase dirigente y las demás personas pertenecientes a la sociedad, un vínculo jerárquico donde se dan instrucciones y órdenes, y estas deben seguirse: 
La prensa es el vínculo entre las acciones políticas internacionales de las élites gubernamentales y el público. Las personas que habitualmente siguen las noticias sobre asuntos internacionales no poseen un marco interpretativo o conceptual que les permita desarrollar una evaluación crítica.    Los lectores del periódico, o la audiencia de los medios electrónicos, toman los discursos de las élites como referente para sus propias interpretaciones sobre sucesos internacionales. Esta dependencia provoca que el público seas más sensible a los discursos de las élites y de la prensa. 4
Nuestra visión del mundo es principalmente una visión de los que dirigen los medios de comunicación: 
Para mucha gente un tema no existe hasta que aparece en las noticias de los medios. En realidad, lo que definimos como un tema o suceso, lo que vemos y oímos, y lo que no vemos ni oímos está en gran medida determinado por aquellos que controlan las comunicaciones del mundo. Sean los manifestantes pacíficos, rebeliones en América Latina, crímenes, pobreza o el gasto en defensa, pocos de nosotros sabe de las cosas de otro modo salvo a como son mostradas en las noticias de los medios. Incluso cuando no creemos lo que los medios dicen, nosotros estamos todavía oyendo o leyendo sus puntos de vista en vez de otros puntos de vista. Ellos continúan estableciendo la agenda, definiendo lo que debemos creer y lo que no, lo que debemos aceptar o no. Los medios ejercen una influencia persistente definiendo el alcance del discurso políticamente respetable. 5
Esto que comenta Michael Parenti es una realidad de la que muchas veces no somos conscientes. Tanto si decimos que creemos o no en ellos, en los medios de comunicación,  normalmente finalmente asimilamos lo que nos dicen estos porque suelen ser las únicas fuentes con la que percibimos la realidad política, social y económica, especialmente en el ámbito internacional; o, en todo caso, nos marcan lo que debemos pensar y lo que no, lo que debemos tener presente o lo que no; en definitiva marcan los límites de lo debatible, lo analizable y lo pensable. De este modo no tenemos otros puntos de vista, otras interpretaciones que, normalmente, son las que deberíamos atender, por su proximidad, por su conocimiento, por su rigor y por su verdadera aproximación a la realidad, que es lo que no hacen los entramados corporativos de la comunicación.


1. Ley Orgánica de Comunicación. Asamblea Nacional de Ecuador. 25.06.2013.
2. Impacto neoliberal de la crisis económica - concentración de los medios de comunicación. Ssociólogos.com. 26.5.2014.
3. Ignacio Ramonet. La censura mediática. Prólogo al libro: Desinformación -2009-, de Pascual Serrano.
4. Doris Martínez Vizcarrondo. Lo que no nos dijeron de Saddam Hussein: la construcción mediática de un demonio. Comunicaçaco, media e consumo. Sao Paulo. Vol 4, N.11. pp. 79-92. Nov. 2007. 

5. Michael Parenti. Inventing reality. St. Martin´s Press, Inc. 1993


6 comentarios:

  1. Hola Mikel. Me gustaria tener tu punto de vista sobre la experiencia como periodista de Olga Rodtiguez. Un afectuoso sludo . César

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    1. Hola. Qué decirte, pues que no desarrolla un periodismo realmente honesto, no relata o cuenta lo que sucede realmente en el escenario internacional. Se vale, como tantos, de la gran difusión y del gran desconocimiento del público de estos asuntos. Sigue la línea de los medios "progresistas", como el Diario.es: http://miguel-esposiblelapaz.blogspot.com.es/2016/01/un-ejemplo-de-deliberada-desinformacion.html

      Saludos,

      Mikel

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  2. Una reflexión personal sobre los medios de comunicación

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  3. La desinformación en la mayoría de los medios es la tónica general. Personalmente, he optado por no ver la televisión (un foco de contaminación a todos los niveles, en mi opinión) y me informo por mi cuenta sobre lo que realmente me interesa.

    En esta entrada has puesto el foco sobre una realidad que por desgracia mucha gente ignora, lástima, mejorarían tanto las cosas si no estuviésemos tan manipulados.

    Un abrazo, Mikel.

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    1. Una decisión tan sabia como acertada, pues lo hace a uno mejor y tener un conocimiento más aproximado de la realidad del mundo en el que vivimos.
      Sí, la vida podría ser mucho más grata, porque se podrían tomar las medidas adecuadas, si conociésemos lo que realmente ocurre. Ahora se sigue, en la confusión, al capricho de los amos.

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    2. Pues sí, te doy toda la razón. Ojalá más personas caigan en la cuenta de como se ha torcido la información que muestran buena parte de los medios de comunicación.

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