lunes, 17 de junio de 2013

El mundo que usted no ve

Jaime Roldós, presidente de Ecuador hasta su muerte en 1981.

John Perkins es un estadounidense que ha trabajado al servicio de las grandes corporaciones de su país, ha ganado mucho dinero, ha visitado muchos países y ha estado en contacto con personas poderosas. Esto en el mundo de hoy se llama triunfar en la vida. Sin embargo, hay un lado oculto en este mundo del que la gente de la calle no suele ser muy consciente, y Perkins lo ha dado a conocer.

Canalizamos fondos del banco y sus organizaciones hermanas hacia proyectos que parecían beneficiar a los pobres, pero que fundamentalmente beneficiaban a unos pocos ricos. Los más habituales eran países en desarrollo que poseían recursos que nuestras corporaciones deseaban (por ejemplo, petróleo); facilitábamos un gran crédito a ese país y luego dirigíamos la mayor parte de ese dinero hacia nuestras propias empresas de ingeniería y construcción, y a unos pocos colaboradores en el país en desarrollo.(1)

¿Cuántas veces han oído hablar ustedes en los telediarios, en la prensa o en la radio de la ayuda humanitaria, de la concesión de créditos para el desarrollo, del interés porque el tercer mundo se desarrollase? ¿Cuántas?, ¿infinidad de veces? Seguro que sí. Y ya ven, el llamado tercer mundo que ha permanecido bajo esas "ayudas" nunca se ha desarrollado realmente, sino que ha ido a peor. 
Es evidente que a ustedes les han engañado y mucho con eso de la solidaridad y la ayuda de "nuestras" corporaciones o ejércitos. El fin era otro: enriquecerse, pero encubrirlo como que se estaba haciendo el bien. A veces uno se pregunta cómo puede ser la gente tan ingenua y crédula, pero lo es, ahí está que este engaño que envuelve a esta gran corrupción sigue funcionando.
Estas confesiones, estas historias reales que cuenta John Perkins en obras suyas como: Confesiones de un gánster económico o en La historia secreta del Imperio americano, le costaron amenazas y riesgo para su propia vida, ya que alguien que conocía bien desde dentro estos temas de corrupción exponía públicamente   asuntos que debían ser precisamente ocultados a ese público, algo de lo que no se permite hablar en los medios de comunicación dominados y controlados por las corporaciones, que son hoy en día prácticamente la totalidad.
Así continua Perkins relatando como esas inversiones, como esa ayuda, "ayudaba" a la gente a la que supuestamente querían e iban a ayudar.

Proyectos  de infraestructura tales como plantas productoras de energía, aeropuertos y parque industriales florecieron por doquier, apenas ayudaban a unas pobres gentes que no estaban conectadas a la red de energía, no usaban los aeropuertos y carecían de los requisitos para ser contratadas en los parques industriales. A su debido tiempo los GE [Gánsteres Económicos] regresábamos al país endeudado [algo importante para someter a un país] y exigíamos nuestra libra de carne: petróleo barato, votos en las Naciones Unidas ante cuestiones críticas o tropas para apoyar a las nuestras en algún lugar del mundo, por ejemplo Irak.(1)

Este es el mundo que usted no ve y que está funcionando día a día. Un mundo de corrupción, un mundo de explotación y de bastante maldad, donde prima someter y explotar y donde las bonitas palabras son solo eso, bonitas palabras. En el papel que tenía Perkins, vinculado a las corporaciones y a la administración norteamericana, se buscaba corromper a los líderes de los países de interés, prometiéndoles jugosos beneficios y una vida de ensueño para ellos y los suyos, a cambio de arruinar el país dejándolo a la libre explotación del poder económico extranjero. Si el líder, o los líderes, se resistían, venían las amenazas, presiones económicas, demonización en los medios de comunicación y un largo etcétera; si esto no funcionaba venían los apodados como chacales, los matones, cuya misión ya intuyen cual era. Muchos presidentes y figuras importantes de la política mundial han muerto a manos de ellos: Roldós, el presidente de Ecuador; Torrijos, de Panamá; Lumumba, del Congo; seguramente también Nasser, de Egipto, y también    posiblemente el propio Hugo Chávez, de Venezuela, y la lista es extensa. 
Pónganse ustedes en el lugar de estos presidentes y de otros muchos más, como: Evo Morales, Rafael Correa, Jacobo Arbenz, Mohammad Mossadegh, Salvador Allende o Muamar Gadafi,  entre otros. Sobre Muamar Gadafi les dejo este enlace para que hagan un análisis más racional sobre él: Muamar Gadafi: luces y sombras. ¿Que harían ustedes? ¿Seguir por el camino fácil de la adulación de los medios de comunicación y de la riqueza que trae el ceder a las presiones, o enfrentarse y decir no a la corrupción y ser vilipendiado y perseguido? La segunda elección no es fácil, ¿verdad?  El primer camino, el fácil, supone condenar a la mayor parte de la gente de tu país a la miseria, cuando no a la muerte; el segundo camino, el difícil, exige coraje, mucho coraje, es un camino lleno de trabas y peligros, y no con un final feliz o una recompensa que lo haga valer. Puedes ser vilipendiado, hecho odiar y finalmente ser asesinado o marginado simplemente por haber hecho lo que una persona decente haría, por hacer lo correcto como una persona correcta. Pocos han sido los que se han atrevido a seguir el segundo camino, entre otras cosas porque nosotros, la población occidental, hemos despreciado, insultado y vilipendiado a gente realmente valiente, realmente honesta, que nuestros medios de comunicación nos han hecho odiar de una forma tremendamente irracional e injusta. En nuestras manos debe estar el ser más honestos con nosotros mismos y con el mundo. Empiece a ver ese mundo que normalmente no ve.


Notas:
(1) John Perkins. La historia secreta del Imperio americano. Tendencias, 2009. 

2 comentarios:

  1. Qué mundo de hienas! Y luego son los que resultan premiados, incluso con el Nobel de La Paz!
    Buen artículo.
    Un abrazo, Mikel.

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  2. Hola Ohma. No es un mundo muy agradable, pero es el que coacciona y amenaza a las personas para imponer mediante la fuerza sus intereses, principalmente económicos.

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