miércoles, 3 de octubre de 2012

No se acabaron, no se acaban, las guerras



Miguel Delibes señalaba ya en 1990 en su prólogo a la adaptación de su obra al teatro Las guerras de nuestros antepasados:
Alguien podrá aducir que en la actualidad, el mundo civilizado (?) ha desterrado las guerras y, en consecuencia, este drama, tal como ha sido concebido por mi, no volverá a repetirse. Pero yo me pregunto: <<¿Estamos seguros de que esto es así?>> Y si lo es ¿no es el miedo antes que un sentimiento de fraternidad quien ha instaurado en la Tierra esta paz vigilada?1
Delibes tenía razón en sus dudas, los hechos le dieron la razón. Es más, si hubiese visto como hasta los que se denominan pacifistas, o así se creen, o aquellos otros que se autotitulan de "izquierdas", "progresistas"o "ecologistas", apoyaban las guerras ya a finales del siglo XX o en el siglo XXI bien entrado, pensaría que se habían hecho muchas cosas mal. Realmente muy mal, no tenemos más que ver como se han justificado atropellos y barbaridades sin límite como actos beneficiosos y en pro de la libertad. Un ejemplo es el siguiente, escrito por Koldo Aldai, que revela hasta que punto de degradación moral se ha llegado:
Cuesta reconocerlo, pero quizá tengan algo que ver las bombas americanas con ese nuevo ambiente de libertad y sonrisas recién despertadas que se percibe en el Afganistán "liberado".2 

Este tipo de justificaciones también fueron esgrimidas por organizaciones apodadas como "humanitarias", asunto al que hice referencia en un artículo previo: La OTAN no trae el progreso, aunque Amnistía Internacional haga campaña por ello.
 Las guerras, los motivos de las guerras, en el fondo no han cambiado, como tampoco han cambiado en gran medida sus justificaciones, solo que no recordamos, se perdió en el olvido como se apoyaron, como se justificaron, las guerras en el pasado. Entonces, como ahora, los  motivos humanitarios, la defensa de la libertad, de la democracia o de las mujeres o de los niños asesinados, eran recurrentes. Movían y mueven la sensibilidad y los sentimientos de las personas, condicionando a que tomen partido, partido por la pregonada guerra. No obstante, los motivos de fondo, los motivos reales de la guerra, son otros, las guerras se hacían, se hacen y se harán por motivos económicos principal y fundamentalmente, a pesar de que las voces que tratan de embaucar digan que no, que ahora es diferente, que eso es una visión anticuada y del pasado. Este discurso, de querer mostrar nuevas motivaciones, desligándolo del pasado, es también muy viejo, se ha empleado en cada guerra. Si miramos a la última o úlltimas guerras, pese a la retórica empleada para justificarlas, siempre veremos que no fueron llevadas a cabo por la bondad o por un deseo desinteresado de defender los derechos humanos, la libertad o la vida de algunas pobres e indefensas personas, veremos que había intereses comerciales, que había grandes intereses económicos y que ninguna guerra puede servir como ejemplo justificativo; y esto lo veremos no importa en que fecha nos pongamos: en el siglo I, en el X, en el XVIII, en el XIX, en 1916, en 1921, en 1941, en 1950, en 1964, en 1981, en 1991, en 1993, en 1999, en 2011 o en 2012. Siempre las mismas o parecidas justificaciones y siempre los mismos o parecidos resultados, traducidos en grandes negocios y grandes intereses económicos junto a terribles matanzas y miseria.
Volveremos a recordar a otro "pacifista" que promovió la Primera Guerra Mundial, una carnicería, como lo son todas las guerras; tal "pacifista" promovió una campaña para defender a la población indefensa de Bélgica  contra las matanzas, violaciones y genocidios llevados a cabo supuestamente por las tropas alemanas. Tales acusaciones, como las que se hacen en todas las guerras, eran o inventadas o parciales, magnificando o inventando las  que supuestamente cometía el enemigo y callando las que cometían ellos mismos o los amigos o aliados. Bien, esto es lo que decía Wilson, el presidente de los Estados Unidos, después de todo ese interés humanitario y de defensa de la libertad, después de acabada la guerra:


¿Hay algún hombre o mujer –que digo, hay siquiera un niño- que no sepa que la semilla de la guerra en el mundo moderno es la  rivalidad industrial y comercial?... Esta guerra ha sido una guerra industrial y comercial.3

Hoy seguimos en las mismas, seguimos apoyando de una forma u otra o callando ante la barbarie de la guerra, ante la carnicería de la guerra, ante el negocio de la guerra. Todo pese a que hasta el general mas laureado de los Estados Unidos, Smedley Butler, un buen conocedor de la guerra, de las guerras y de sus motivaciones, indicaba ya en la primera mitad del siglo XX:
La guerra es un negocio sucio. Siempre lo ha sido. Es posiblemente el más viejo, sin lugar a dudas el más provechoso, seguramente el más depravado. Es el único de alcance internacional. Es el único en el cual los beneficios se cuentan en dólares y las pérdidas en vidas. 4, 5
¿Hasta cuándo este disparate? ¿Hasta cuándo esta locura traducida en mal de muchos y en beneficio de unos pocos?
En mi opinión hasta que la ciudadanía, hasta que las personas de a pie, dejen de escuchar a estos falsos embaucadores que defienden los intereses de las élites que matan y se enriquecen con las guerras, hasta que cada persona tenga el suficiente  juicio y sentido común, y la suficiente decencia para decir no a lo que es algo intrínsecamente malo, no importa el momento o el lugar, no importan las justificaciones: La guerra, la guerra contra otros países y otras gentes.

Notas:
1. Miguel Delibes. Las guerras de nuestros antepasados en teatro. Destinolibro, 1990.
2. Koldo Aldaí. Pacifismo en la encrucijada. 29.11.2001.
3. Mikel Itulain. Estados Unidos y el respeto a otras culturas y países. Libertarias, 2012.
4. Smedley Butler. War is a racket. 1935.
5. Mikel Itulain. Justificando la guerra, junio 2012.


Lecturas recomendadas adicionales:


La izquierda, la crisis y la justificación del militarismo por motivos humanitarios

Culto a la derrota


1 comentario:

  1. La guerra siempre será algo malo.Sin embargo,yo siento empatía(y simpatía) por las víctimas.Por los invadidos y desheredados de la tierra.Por los prisioneros del imperio.Por los esclavos.
    Cuando decían que la Yamahiriya había hecho explotar ese coche bomba en la embajada francesa,me alegraba.Aunque sé que es mentira(y que eso no les hizo ni cosquillas),y que el imperio de los mercados versus OTAN,por desgracia,es más poderoso.

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