domingo, 16 de septiembre de 2012

En España no se valora a la ciencia



Comenzaba un comentario que hice a un artículo titulado: "Cómo se maltrata a los jóvenes investigadores",1 indicando que:   
A los españoles hoy no les gusta recordar o ni siquiera lo recuerdan o lo conocen, que hubo un gobierno en 1931, que tuvo continuación en otro en 1936, que apostaba por primera vez de una forma firme y seria por modernizar a un país dominado por sectores y poderes demasiado reaccionarios.
Sí, efectivamente, estaba hablando de la República, de la Segunda República española. Y continuaba indicando: 
 Para los que pensaban que aquello eran antiguallas o cosas del pasado, les puede venir bien lo que está sucediendo ahora. Porque en España no hubo una verdadera transición democrática, recuerdo que todo el régimen dictatorial que hubo continúa siendo legal hoy mismo. Ya sé que esto es política, y que muchos pensaron que nada tenía que ver con la ciencia. No voy a extenderme más, pero lo que hoy pasa, casi estaba escrito hace unos años.
En mi opinión la juventud española ha estado demasiado despolitizada, en el sentido de no involucrarse demasiado en serio sobre cómo funciona el estado o la supuesta democracia donde vive, no en el sentido de militar en tal o cual partido político. Se ha permitido demasiada manga ancha al sector privado, al mundo de los negocios, que ha comprado al mundo político, y hoy la corrupción campa por doquier. Tampoco ha habido un gran interés por conocer y analizar la situación política,  no solo en España hoy, sino hace años: con especial incidencia en aquellos sucesos de 1936, donde una insurrección militar apoyada por el poder económico y religioso, junto con el fascismo exterior, acabó con una democracia que apostaba por ilustrar, desarrollar y formar a un país que vivía en un enorme retraso. Todo aquello fue arrasado, junto con los que lo estaban haciendo realidad, y todo aquello quedó en un olvido, casi o sin casi, infame. Si apoyas o justificas la  injusticia, la  barbarie, de poco te podrás quejar cuando a ti te suceda, sería la moraleja. Tal vez, seguramente, todos estos jóvenes deberían haber sido más responsables en ese sentido, aunque en realidad ellos hicieron lo que les enseñaron que había que hacer, obedecer, no discutir y en cierto modo no apreciar o incluso despreciar lo que ocurrió en aquel pasado; por lo que la culpa no es achacable principalmente a ellos, sino a quienes fomentaron cierto grado de desidia y de dejadez ciudadana. Sin duda les hacía falta más  espíritu crítico, sin duda la influencia de personas brillantes de ciencia, como por ejemplo Carl Sagan, no fue suficiente; y sin duda la televisión y los periódicos, que desinforman y no aportan apenas cultura o conocimiento, contribuyeron poco o nada a mejorar la sociedad, continuando con una notoria y perjudicial influencia. Y así nos va.
Volviendo al artículo que comentaba al comienzo, como ya hablaba también sobre ello en mi libro La crisis vista por un ciudadano, España invierte en  I+D en comparación con otros países de Europa muy poco; teniendo como compañeros en mal ejemplo casos como el de Irlanda, Portugal o Grecia: todos ellos con pasados dictatoriales, salvo Irlanda, y todos, eso sí, con un control histórico férreo por poderes religiosos y económicos demasiado reaccionarios. Encima los recortes se están cebando con esto sector de la investigación, algo que incluso le han echado en cara otros países europeos a los gobernantes españoles. Para colmo, sus "responsables" políticos dicen barbaridades del estilo: La actual secretaria de Estado de Investigación, Carmen Vela, afirmó en una carta a la revista Nature, que “en España hay demasiados investigadores“. (aquí están los datos que lo desmienten).
Tal vez quiera decir esta secretaria de Estado que mejor que  no se investigue demasiado, ya que no vayan a poner en evidencia el gran chanchullo político y económico que hay en el país. Mejor que no investiguen, que  no piensen, que trabaje el que pueda y  el que no, que pida limosna o que se vaya.
Recordando un poco la historia de España vemos que:

Todavía en la tercera década del siglo XX, el 80% de la población rural española era analfabeta y en el siglo anterior el ministro Bravo Murillo, a quién se le pidió que autorizase una escuela para trabajadores declaraba que: «No necesitamos personas que piensen, sino bueyes que puedan trabajar».Quien piensa es peligroso. En 1928, el gobierno cerró la Universidad de Madrid y en otras escuelas superiores suspendió la actividad académica.3
Cabe recordar también que:
     España tampoco formó prácticamente parte de la revolución científica que sucedía en Europa en los siglos XVII, XVIII y XIX. La Real Academia de las Ciencias no se creó hasta mitades del siglo XIX, en 1847, aunque sí hubo alguna predecesora, como la Real Academia de Medicina y Ciencias Naturales, de 1734; en Inglaterra, por el contrario, su Royal Society ya estaba presente desde 1660. Pero estas apariciones de sociedades científicas y de brillantes científicos, además de tardías fueron fugaces, porque en España no hubo un apoyo ni una preocupación real por proteger y promocionar el pensamiento científico y crítico.  Todo esto revela el retraso intelectual en el que ha vivido el país.4
En 1931 llegaba la Segunda República a España, siendo realmente la primera vez en la historia que se elaboraba una constitución progresista y que defendía la libertad, el conocimiento y la justicia social. La constitución de 1978, pese a no ser una mala constitución, no estaba ni de lejos tan bien desarrollada como aquella.
Lo que sucedió a aquella declaración de intenciones y de actuaciones reales en 1931 debería ser bien conocido, pero es mirado en la distancia y sin mucho interés por los españoles de hoy. La eliminación y persecución de los maestros, de los profesores de Universidad, del mundo de la cultura y del arte, en definitiva, del pensamiento crítico y científico, provocó el desierto cultural e intelectual en el que se convirtió España. Y todavía apenas ha caído algo de agua en ese desierto desde entonces. Difícilmente una monarquía, impuesta y también cómplice con la dictadura, podía traer tiempos de bonanza donde la fértil tierra diese valiosos y copiosos frutos.
La pertinaz sequía sigue azotando a España, pero más por falta de voluntad política que por causas climáticas.

1. Cómo se maltrata a los jóvenes investigadores. Artículos claves. 16.9.2012. Enlace
2. Mikel Itulain. La crisis vista por un ciudadano. Junio 2012.
3. Karl Heinz Deschner. La política de los Papas en el siglo XX. Vol I. Yalde.
4. Mikel Itulain. Estados Unidos y el respeto a otras culturas y países. Libertarias.



1 comentario:

  1. Sí, también está, dentro del dinero destinado a la ciencia y la investigación, cuál es su destino. En gran parte va a destino militar. Esto es algo realmente triste.

    Saludos.

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