domingo, 5 de junio de 2016

El efecto pernicioso de la omnipresente publicidad comercial


La publicidad inunda nuestras vidas, está presente prácticamente en todo momento y lugar. Tanto si nos quedamos en casa, como si salimos a pasear o viajamos, tendremos aquí, ahí y allá anuncios comerciales. En la televisión, en el periódico, en internet, en las marquesinas del autobús, en el propio autobús, en el metro, en los stands, en las tiendas, en los edificios…, en prácticamente cualquier visión de 360 grados que hagamos los encontraremos.
El experto en medios de comunicación norteamericano Michael Parenti, ya advertía en el año 1993 que en su país, los Estados Unidos, un espectador medio de televisión con cuatro horas diarias podía ver de 100 a 120 anuncios, siendo de 36400 o 43680 anuales. Nadie puede ser inmune a este constante bombardeo, incluso si adquirimos el hábito de apagar la televisión cuando aparecen, aun así resulta imposible escapar a su presencia, porque está, como decía, en todos los lados y en todo momento. Se engañarían también si creen que son inmunes a tal persistente acción. Los anuncios publicitarios están pensados y preparados para asaltar y explotar las debilidades y características de nuestro comportamiento humano, y aprenden y cambian los hábitos como lo hace la sociedad, aunque muchas veces, pese a que no nos percatemos, son ellos, los apodados como consejos publicitarios, los que causan y provocan el cambio de hábitos y costumbres en la sociedad. Habrán visto que el anuncio comercial  no se limita solo a vender un producto, sino que implica ya una forma de ser, de vivir e incluso de pensar.
En el periodismo se llegó a un punto en el que se decía que los artículos y las noticias aparecían en la cara posterior de la publicidad. Seguro que era cierto. Sin embargo, ahora es incluso peor. Pues los artículos y las noticias ya no son algo independiente de la publicidad, sino una nueva forma de hacerla. Estos venden y muestran una visión muy favorable de las empresas para las que realmente trabajan y que son las que se publicitan en la prensa, radio, televisión o internet. El periodismo abandona su función teórica para convertirse en instrumento de venta, venta no solo de productos y servicios, sino de una ideología y forma de ser y vivir. Esta ideología, la del consumidor en el mundo capitalista, es seguramente una de las peores que ha creado la humanidad. Ya que en ella no hay principios, solo hay preocupación por que se consuma y se compre más y más, convirtiéndose en una adicción. Sin ver si realmente es necesario lo que se compra y se consume, sin ver que esto puede conducir, como conduce, a una vaciedad moral y existencial, a perder el valor a las cosas y a la propia vida, a la misma existencia; además de generar, como genera habitualmente, una agobiante deuda económica que arruinará muchas vidas. Pero la machacona insistencia de la publicidad dejará todo esto de lado y se centrará en volver egoísta y superficial a las personas, a las que convertirá en máquinas explotadas y explotadoras, que utilizará y posteriormente desechará cuando no tengan nada que aportar.
La publicidad comercial de nuestro mundo económico del capital aliena y adoctrina a los seres humanos. Y lo hace en un grado tal y con unas consecuencias tan nefastas para el desarrollo personal y social  como otro sistema económico y político nunca había logrado.

Referencias:
1. Michael Parenti. Inventing reality. The politics of news media. St. Martin's Press. 1993.

4 comentarios:

  1. Es el triunfo póstumo de Goebbels. En realidad, y dado que el capitalismo se ha impuesto globalmente como ideología, la publicidad ya no es sino la propaganda de dicha ideología.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La publicidad, como dices, vende al propio sistema. Influyendo mucho más allá de tal o cual producto o servicio, e introduciéndose en temas políticos y sociales, tratando de configurar e imponer un modelo y estilo de vida.

      Eliminar
  2. Totalmente de acuerdo con el artículo. Yo sin embargo, debo ser un "bicho"raro,pues desde muy jóven sentí repulsa por la publicidad, de tal forma, que automáticamente y, de forma inconsciente, desconecto y no presto atención a la misma.Esto se ha ido acentuando cada vez más con el tiempo, y de forma especial la publicidad por televisión.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, esto lo hacen algunas personas. Lo que ya no es tan fácil es abstraerse a la enorme influencia de la publicidad en la sociedad, en nuestro entorno: compañeros de trabajo, vecinos, amigos, familia, especialmente los hijos...

      Eliminar

Puede poner aquí sus opiniones, siempre con respeto y con ánimo de enriquecer y fomentar el debate.
Las personas que participen deberán identificarse con el fin de que asistamos a un debate e intercambio de opiniones en condición de igualdad.
Gracias-Mila esker-Thank you.