En las recientes elecciones presidenciales celebradas en Estados Unidos este martes 6 de noviembre ha ganado Barack Obama, según lo indican los medios de comunicación corporativos. Aunque en realidad donde se concentra el grueso, la mayor parte de la población, es en la abstención. Este año rondará el 43 %, cuando Obama apenas ha conseguido un 30 % de los votos posibles. Treinta es bastante menos que cuarenta y tres, según dicen las matemáticas, aunque tampoco a estas se les presta mucha atención en política, o al menos cuando hay que exponer datos y resultados no muy cómodos de cara al público. Previamente a tal exposición pública se hace un maquillado y así se habla de la victoria de Obama y del porcentaje de sus votos, no en relación al total de los votantes potenciales, que sería lo justo y equilibrado, sino al porcentaje de votos emitidos. En Haití hicieron lo mismo, el supuesto ganador había, supuestamente, ganado con en torno a un 60 % de votos, pero sin mencionar que más del 75% de los haitianos no votó porque ni Estados Unidos ni los dirigentes locales permitían presentarse al candidato más popular. Es decir, el ganador obtuvo un 15 % de apoyo en su país, magro resultado. Si además se cuenta el fraude en esas elecciones, los resultados no podían decir otra cosa que aquello era una burla a la democracia. Sin embargo, los medios de comunicación occidentales lo presentaron como un triunfo más de la libertad y de la denominada democracia.1
Volviendo a Estados Unidos, vemos que la abstención es bastante alta en las diferentes elecciones que se han celebrado. Desde el año 1996 esta ha oscilado de un 43 a un 51% y esta ha sido siempre la opción mayoritaria; teniendo el candidato ganador unos resultados de en torno a un 25-30 %, lo que muestra la escasa confianza y legitimidad de la democracia estadounidense.2 Algo lógico por otra parte, al ver que esa llamada democracia no deja de ser una parodia de sí misma. Y todo ello pese a que estos dos partidos políticos que compiten con posibilidades por las elecciones cuentan con un enorme respaldo mediático y económico. Ambos son la representación política del mundo de los negocios, del mundo de las grandes corporaciones industriales y financieras, para dirigir y controlar a la sociedad. Ambos tienen la misma función, pero la representan de cara al público de forma diferente. Es la parodia que comentábamos, una mascarada de la democracia. Hacer creer a la gente lo que no existe, que el sistema político se preocupará de verdad por sus problemas, por su presente y por su futuro.
Los resultados en las elecciones estadounidenses se parecen ya demasiado a los que se están dando en España. Aquí también el supuesto ganador obtiene alrededor de un 30% del voto y aquí también se tiende a un bipartidismo, que como en América del Norte anula cualquier posibilidad democrática y de desarrollo para el español de a pie. España, atendiendo indicaciones y órdenes, ha seguido el modelo norteamericano. Pero en España, como en Estados Unidos, la gente ya no está tan ciega y aquí se empieza a tambalear la creencia de que por ejemplo el PSOE es alguna alternativa al PP. Se empieza a ver que marear la perdiz entre PP y PSOE no lleva a nada positivo y que se debe construir una democracia basada en los intereses de la mayoría de las personas, no en los de una pequeña minoría. Por eso se les veía tan preocupados a altos cargos del denominado partido de la derecha española al ver la falta de confianza y de validez del denominado PSOE, también denominado como la alternativa de "izquierda", que ya nadie en su sano juicio cree.
Algunas veces a los políticos les traiciona su sinceridad. Lo comprobamos en una declaraciones de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, el 23 octubre a Europa Press donde muestra su zozobra por el hundimiento del PSOE -y, en consecuencia, su sustitución por otros partidos de izquierda-. Dijo que "es necesario que haya un partido de izquierdas, que tenga una cabeza, un objetivo y una dirección en nuestro país". Es lógico, pero Cospedal quiere que sea precisamente el PSOE y por ello le desea que "encuentre pronto su rumbo", ya que, "esto es bueno para todos los españoles". Más adelante reconoce que es con ese partido "con el cual el PP pueda llegar a grandes acuerdos en beneficio de nuestro país". Es decir, como ya señaló Isaac Rosa, hace falta apuntalar al PSOE para que siga el juego.3
Es necesario, por tanto, romper con esta broma siniestra, con esta burla a la gente, con este desprecio a cada uno de nosotros. El proceso, el proceso para acabar con toda esta gran infamia y formar una democracia real llevará su tiempo, pero no hay otra salida si se pretende salir de este profundo pozo. O somos responsables políticamente o las desigualdades, las injusticias y demás males crecerán como mala hierba en los campos de España.
Los medios de comunicación corporativos tratarán de contener el descontento popular, tratarán, y en gran medida puede que lo consigan, engañar de nuevo a la gente. Mostrarán lo horribles que son algunos "regímenes" en los que la gente se pueda fijar, como es el caso de Venezuela. Donde, por cierto, el presidente Chávez ha obtenido el respaldo popular de un 44 a un 47% de los venezolanos que pueden votar en las dos últimas elecciones presidenciales, muy por encima del 25 o 30 % de Obama o Rajoy, y ha sido el único mandatario del mundo que se ha sometido a referéndum de cara a sus paisanos. Un "mal ejemplo" porque es un buen ejemplo para la democracia.4,5,6
La democracia que nos falta es la democracia que no dimos a luz, que no criamos y cuidamos, que otros usurparon y manipularon su nombre y cuyas consecuencias vemos hoy en España, y también en Estados Unidos, traducidas en pobreza, discriminación e injusticia.
Deberíamos tener muy presente y no olvidar que un sistema político y económico que no se preocupa por la gente y que solo tiene en cuenta que una minoría extraordinariamente rica sea todavía más rica, encima, a costa del sufrimiento y muerte de mucha gente en el mundo, incluidos los Estados Unidos y España, y a costa, además, de la destrucción del medio ambiente y de la naturaleza en ese planeta que está provocando, no es para nada una democracia, es algo muy contrario a una democracia y a cualquier esperanza humana que debe ser cuanto antes eliminada.
Mikel Itulain.
Notas:
1. Mikel Itulain. Estados Unidos y el respeto a otras culturas y países. Haití. Libertarias, 2012.
2. Tara Ruttenberg. A vote por abstention: US elections 2012. Unrest magazine, 7.10.2012.
3. Pascual Serrano. Perlas informativas del mes de octubre. Tercera Información, 5.11.2012.
4. Ángeles Díez Rodriguez. Venezuela-España: la gran derrota de la prensa española. Tercera Información, 15.10.2012.
5. Mikel Itulain. El progreso en Venezuela y la envidia de las clases altas. Blog
6. Pascual Serrano. Por qué no entendemos a Chávez. Público, 8.10.2012.
Y además en Venezuela hubo una participación del 81%. Estoy de acuerdo contigo, los gobiernos en EE.UU y en España no tienen un gran apoyo popular, y son poco representtivos. Gobiernan para una minoría, y al final sólo irá a votar esa minoría, una muy mala noticia para la democracia. Es urgente construir un frente de izquierdas que doblegue al bipartidismo capitalista.
ResponderEliminarPor cierto, me gusta el cambio que has hecho en el blog. Un saludo Mikel.
En breve pienso escribir otro texto donde trato de comentar como es posible cambiar este mundo donde vivimos con simples gestos. Tan simples como no caer en las trampas de los medios de comunicación de las transnacionales, buscando medios fiables, que los hay. O no consumir productos de estas, como Coca Cola u otras marcas. Es simple, porque todas estas corporaciones que someten al mundo a una tiranía dependen de todos nosotros, no nosotros de ellas.
ResponderEliminarEstamos alimentando a la bestia, es hora de dejar de hacer tantas tonterías.
Como lo he dicho otras veces, es una cuestión de dignidad y moral humana, no de sellos políticos.
Un saludo Adolfo.