miércoles, 30 de marzo de 2016

Una historia de terrorismo en Bélgica

Los atentados terroristas en Bélgica se repiten. Imagen en memoria de las víctimas de las masacres de Brabant

El mundo corporativo occidental siempre ha sido muy renuente a cualquier avance democrático, teniendo especial temor a que el conjunto social y no una pequeña minoría tomase el control del gobierno. Esto ha sido y es así porque estamos ante una situación en la que un puñado de familias tienen en su poder los medios de producción y los recursos financieros, hecho que también les permitió hacerse finalmente con el control político. De una circunstancia tan poco democrática no es extraño que surja una tiranía social y económica, y que ante tal panorama la población termine organizándose para defender su propia existencia. Es entonces cuando estas clases dirigentes muestran el lado se su rostro que permanecía oculto, uno muy poco amable y muy pero que muy violento. Es lo que sucedió por ejemplo en Bélgica al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Organizaciones y partidos de izquierdas, especialmente los comunistas, tenían un enorme prestigio. Era un prestigio ganado justamente, habían luchado de forma valiente y eficaz contra el fascismo, defendiendo a sus paisanos. La gente les estaba muy agradecida y esto preocupaba a las clases ricas, porque ellas no podían decir lo mismo, su actitud no fue la más ejemplar.
Es en estos momentos, y no solo en Bélgica, porque esto era igualmente aplicable en muchos otros países, por ejemplo en Italia o Francia, cuando entran en acción organizaciones secretas militares cuyo fin era acabar con el prestigio de estos partidos y organizaciones, además de atemorizar a la gente para que quitasen de su mente ideas de justicia social y justicia económica. Se recurría al terror de una violencia soterrada utilizando la propaganda negra, es decir, acusando al rival de actos no cometidos por él que hemos cometido para inculparlo y desprestigiarlo. Son los ejércitos secretos de la OTAN.
Dada la fuerza de los partidos comunistas en numerosos países de Europa occidental, la OTAN había emprendido una guerra secreta no-ortodoxa ya desde su creación [1949] apenas finalizada la Segunda Guerra Mundial. De acuerdo con los descubrimientos de la investigación parlamentaria belga sobre Gladio, la guerra no-ortodoxa secreta pudo incluso preceder a la fundación de la alianza. Hacia 1948, esta guerra no-ortodoxa estaba coordinada por el llamado "Comité Clandestino de la Unión Occidental" (CCWU). De acuerdo con la prensa todas las "naciones [de Gladio] eran miembros del CCWU y participaban periódicamente en sus reuniones a través de un representante de sus respectivos servicios secretos. Los servicios secretos estaban en general en contacto directo con las estructuras S/B [Stay Behind]. 1
Cuando en abril de 1949 se firmó el Tratado del Atlántico Norte, el acta fundacional de la OTAN, el CCWU se introdujo en secreto en la estructura militar internacional, pasándose a denominar ya en 1951 CPC (Comité de PlanifiCación Clandestino).
Bien, estos ejércitos secretos de la OTAN, apoyados por los gobiernos y por la estructura militar de cada país con el asesoramiento y dirección de los servicios secretos anglosajones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el MI6, la CIA británica, y sirviéndose de la contratación de mercenarios, principalmente fascistas, es lo que se ha conocido por su denominación de la rama italiana como GLADIO.
En Bélgica esta red secreta tenía dos ramas: la militar (SDRA8) y la civil (STC/Mob). La civil con misiones de entrenamiento, comunicación y movilización, una función en gran medida propagandística. Sección en la que estaban personas de ideología anticomunista y visiones un poco ingenuas de la realidad política, aunque sirviesen de utilidad para ganar apoyo social.
La historia política de Bélgica tras la guerra estaba cambiando, el partido comunista entraba con fuerza en el Parlamento. Su líder, Julian Lahaut, uno de esos políticos decididos y carismáticos, tenía intenciones que chocaban con los planes de los dueños de la economía, como era su firme oposición a la vuelta de la monarquía. Porque consideraban al Rey Balduino como a un títere no solo del poder económico local, sino especialmente de Washington.
Cuando el Rey Balduino volvió a Bélgica  y en agosto de 1950 tomó su corona, Lahaut saltó en protesta en el Parlamento belga con un "¡Larga vida a la República!" Muchos de la derecha belga consideraron esto como una acción imperdonable y temieron que los comunistas belgas podrían alterar radicalmente el sistema recién establecido. El clima político del país se hizo muy tenso. Dos semanas después, el 18 de agosto de 1950, dos hombres dispararon a Lahaut frente a su casa. El asesinato dejó a gran parte de la sociedad belga en estado de shock. La extrema derecha y su red clandestina había eliminado al comunista belga más popular. 2
Esta es la forma de actuar de la comentada red Gladio, atentados y crímenes para crear terror y dejar en estado de shock a la sociedad, es la estrategia de la tensión que se extendió por toda Europa occidental.
Cuando surge un movimiento realmente alternativo y popular frente al modelo de la oligarquía, se lo acaba ahogando en violencia y sangre. Lo que nos muestra que no hemos vivido ni vivimos en democracias reales.
Como indica el investigador belga Jan de Willems en su obra Gladio (1991): "La lucha contra el enemigo interno ha sido una parte integral del pacto de la OTAN incluso desde que fuera firmado en 1949". 
Entre las actuaciones posteriores de Gladio en Bélgica tenemos significativamente la entrada de marines estadounidenses en el país, llevando a cabo varios ataques que crearon un gran malestar en Bélgica. Uno de estos fue llevado a cabo contra la comisaría de policía de la localidad de Vielsalm que fue acompañado del robo de armas del arsenal y del asesinato de un oficial de brigada belga. Partieron de un aeropuerto próximo a Londres y fueron lanzados con paracaídas en Bélgica, donde fueron recibidos por un agente del SDR8 que les sirvió de guía. 2, 3 Del robo de armas se acusó a una organización  de izquierdas, las Células Comunistas Combatientes (CCC).
Y ahora viene una pregunta que debemos hacernos, ¿por qué este tipo de operaciones, crímenes, robos y acusaciones en una Bélgica en paz en el año 1984? El periodista británico Hugh O' Shaughnessy da una respuesta que va al fondo de la cuestión:
El objetivo del ejercicio era doble: empujar a la policía belga a un mayor estado de alerta y, no menos importante, dar la impresión a la mayor parte de la población de que el cómodo y bien alimentado Reíno de Bélgica estaba al borde de una revolución roja. 4
Evidentemente en Bélgica no había tal "amenaza" de revolución, pero no importa; se trataba de crear esa impresión, envenenando la mente de la gente con temores y odios. Imagínense, y no hace falta mucha imaginación, a los medios de comunicación con titulares acusando a organizaciones terroristas de izquierda, como la mencionada, del estado de terror que se estaba generando. Los belgas, desinformados  como los europeos en general, en una reacción natural buscarán más protección y más seguridad, pidiéndosela a los mismos responsables que ocultamente practican esa violencia. La organización a la que se acusó de estos delitos, la CCC, resultó que fue creada ad hoc y su líder, Pierre Carette, "había creado a comienzos de los 80 una red terrorista formada por agentes vinculados a la extrema derecha". 2 Debemos recordar que estamos en estos años en la época de Reagan y Thatcher, y su fanática y extrema ideología que extendieron por todo el mundo. Es en estos momentos cuando también se recupera la propaganda nazi sobre Holodomor, que les comentaba en este artículo: La manipulación de la prensa: el genocidio en Ucrania. Como vemos, de nuevo se trata de crear tensión social y que no reíne la paz y la armonía.
Es en estos momentos también cuando se van sucediendo las brutales masacres en la región de Brabant, en el centro del país, de 1982 a 1985, y en las que se asesinó a 28 personas, dejando múltiples heridos. Los objetivos de los ataques,  por el lugar, la gente y el móvil que no era económico; así como por la forma de proceder, tan crueles como profesionales, revelan a las claras a sus autores y su propósito. Es Gladio actuando para crear inseguridad y terror.
Veamos por ejemplo lo ocurrido el 9 de noviembre de 1985 en la población de Aalst. Precisamente en una fecha señalada, el día de San Martín, el Santa Claus local, cuando se hacen muchas compras. Un coche aparcó junto al supermercado Delhaize y bajaron tres hombres armados cubiertos con pasamontañas, comenzaron a abrir fuego de forma indiscriminada contra la gente que estaba allí comprando y que tenían difícil escapatoria. Un matrimonio y su hija de catorce años fueron asesinados a sangre fría junto al cajero, un padre y su hija de nueve años también fueron muertos al intentar huir en el coche, en total ese día asesinaron a ocho personas, dejando heridas a nueve. Creo que pueden imaginarse el pánico y terror de la escena. Además, creo también que esta historia de masacres indiscriminadas les resulta familiar, aunque aquí no cometida por islamistas, lo que nos debe hacer pensar un poco.
Este tipo de atentados y matanzas, que fueron dieciseis y que comenzaron el 14 de agosto de 1982 y finalizaron el 9 de noviembre de 1985, sucedieron principalmente en supermercados o tiendas en diez ocasiones, en otras se produjo en un hotel, en un restaurante o en una joyería, y en algún caso se les tendió una trampa a agentes de la policía. No hubo detenidos, actuaron con total impunidad y dejaron aterrada a la población belga.
Ahora saquen sus conclusiones de en qué sociedad vivimos y qué dirigentes tenemos.

Las importantes investiaciones que llevó a cabo el Senado de Bélgica (Informe del Senado sobre Gladio de 1991), fueron detenidas por el rechazo del personal militar a colaborar. Lo que nos muestra que no solo tienen muchas cosas por ocultar en el pasado, sino del mismo presente, porque Gladio no es algo del pasado. Como se comprobó, antes de cerrar el informe inacabado del Senado, en octubre de 1990 se reunió el centro de mando de Gladio en Bruselas, bajo la presidencia del Director del SGR (Service General du Renseignement), el general Raymond Van Calster. 2

Referencias:
1. Daniele Ganser. Los ejércitos secretos de la OTAN. El Viejo Topo. p.61.
2. D. Ganser. P.182-210.
3. Alan Francovich. Gladio: The Ring Masters. BBC documental
4. Hugh O' Shaughnessy. Gladio. Europe's best kept secret. The Observer. 7.6.1992.

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