Un libro necesario sobre Venezuela

En la contraportada de un libro tan necesario aquí como valiente, Arantxa Tirado1 nos recuerda que día sí y día también los medios, de supuesta, comunicación y más supuesta información nos aburren con la repetida cantinela de los muchos horrores que parecen acaecer allá, en Venezuela. Ya saben: en Venezuela no hay democracia, es, por supuesto, un régimen y una dictadura, faltaría más; claro, se persigue a la oposición, no hay libertad de prensa, la gente se muere de hambre y etcétera, etcétera. Lo peor de todo es que hay gente que se sigue creyendo estas historias tan infantiles, como falsas y repetidas a lo largo de la historia. De ahí la necesidad de una obra como esta en un país tan ignorante como el que sufrimos. 

Tiene razón en decir que Venezuela ejemplifica la muerte del periodismo, como de la misma manera la ejemplifican Libia o Siria.  Espero que esta autora no nos dé una de cal y otra de arena, siendo honesta con el país latinoamericano y no siéndolo con los otros, como así hicieron por ejemplo Pascual Serrano o Juan Carlos Monedero y tantos intelectuales.

En lo relativo a la libertad, democracia y pluralidad de los medios de comunicación en la patria de Hugo Chávez, harían bien en conocer su realidad: una donde los monopolios mediáticos en manos de los grandes propietarios copaban y aún siguen copando la totalidad o práctica totalidad del espectro de la comunicación. Cuando llegó el movimiento bolivariano dio voz a los sin voz y democratizó en lo que pudo unos medios tan desiguales como clasistas; de ahí su ira, la de los que quieren tener en la ignorancia y bajo sus botas a un conjunto social sobre el que poder continuar el acostumbrado y doloroso abuso. Si quieren comprender algo sobre la libertad de expresión allí, aquí lo tienen: La libertad de expresión en Venezuela.

En el tema económico sería bueno que prestasen atención a lo que sucede en realidad y se narra en esas páginas. Es decir, que hagan en definitiva unas reflexiones sobre la economía en Venezuela y no se dejen arrastrar por la infinidad de mentiras que nada tienen que ver con lo que hace sufrir y espereranzarse al venezolano de la calle.

Como acertadamente dice Arantxa, en Venezuela, y fuera de Venezuela, hay un profundo componente clasista, que yo les expuse, por obvio, hace ya cuatro años: Un problema de clasismo. Obvio pero ocultado de todas las formas y maneras posibles por aquellos que más lo profesan y sienten.

De hecho, el clasismo de las élites y las 'clases medias' venezolanas es un elemento fundamental para entender su odio al chavismo. A sus simpatizantes en los barrios, de clara extracción popular, dedican términos como tierrúos, pata en el suelo, desdentados, malandros, ñángaras y demás apelativos que utilizan para denigrar a los pobres venezolanos, que son la base de apoyo social mayoritaria del proyecto bolivariano. Los sectores acomodados venezolanos, acostumbrados a dirigir el país desde tiempos de la Colonia, y a lucrarse con una estructura social de explotación brutal que llevaba aparejada una especie de apartheid social de facto, visible en la división territorial del espacio entre las 'zonas bien' y los ranchitos presentes por toda la geografía urbana del país, viven en una burbuja. 1

Que todas estas personas, millones, viviesen en el abandono y la extrema pobreza, que no tenían ningún derecho, que no tenían siquiera la condición de ciudadanos, no estando siquiera censados, nos enseña que antes de la llegada del líder bolivariano había realmente un apartheid, al que él y sus seguidores pusieron fin. Por solo esto, y es una enormidad este esto, merece el reconocimiento el proyecto de Chávez y el que hoy continúa el actual presidente de la República.

Nadie se acordaba en aquellos tiempos de la miseria en Venezuela, prácticamente nadie, salvo algún brillante economista, la denunciaba; se ocultaba bajo la falsedad de los liberales y su liberalismo .

Los indicadores monetarios favorables y lo que se ha descrito como "la posición privilegiada de Venezuela", no obstante, enmascaran y oscurecen la cruda realidad: el drama interno de la pobreza rural y urbana, la desnutrición infantil y el desaliento de grandes sectores de la población. Las formalizaciones parciales del economista liberal excluyen de manera conveniente esta realidad de su modelo interpretativo... 2

Ahora que los 'muertos de hambre' no mueren de ella sino que viven y participan en la vida social, política y económica, porque los recursos de la nación se utilizaron para ello y no para el enriquecimiento y despilfarro de los hacendados locales y de los de las transnacionales extranjeras, parece existir, para ellos, los más ricos, propietarios así mismo de los medios de comunicación, un problema. De ahí la rebelión de los más privilegiados.

Que la 'izquierda', por decir algo, occidental  no defienda y exponga esta dura y a la vez hermosa realidad, porque no se atreve, muestra su vasallaje, su cobardía perpetua, su falsedad acostumbrada, de ahí que no hagan ni vayan a hacer nada sustancial y de fundamento, no solo hacia ellos, sino especialmente hacia nosotros.

No nos engañemos, Venezuela muestra lo que sucede cuando desafías a la tiranía que engendra el capitalismo. Es una lección y un ejemplo, lo podemos aprender o no. Si es que no, como sucede, nos quejamos, vanamente, de nuestra penuria económica, consecuencia de nuestra penuria moral.

Referencias-Notas:

1. Arantxa Tirado. Venezuela: más allá de mentiras y mitos. Akal. 2019.

2. Michel Chossudovsky. La miseria en Venezuela. 1976. Enlace