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martes, 5 de febrero de 2013

El periodismo español en la guerra de Yugoslavia. Parte II.


En la primera parte de esta serie sobre la actuación de los periodistas españoles en la guerra de Yugoslavia, de los periodistas dependientes de los medios corporativos, repito, hemos visto como el poder económico occidental, con Alemania y Estados Unidos a la cabeza, dirigió el ataque contra este país y por qué. No obstante, tal objetivo, tal imagen, no se podía mostrar al público, a las personas, porque obviamente no lo hubiesen aceptado. Por eso se disfrazó a la guerra de agresión como una causa humanitaria.
El motivo detrás de la intervención no fue un recién descubierto humanitarismo de  la OTAN, sino un deseo de poner a Yugoslavia -junto con cualquier otro país- bajo la suzeranía [situación en la que un país o autonomía paga un tributo a una entidad superior, teniendo limitada su capacidad en las relaciones internacionales] de la globalización del libre mercado  [aunque la globalización  deje poco espacio a un libre mercado real]. 
Ellos [el poder económico occidental] han estado mucho más preocupados sobre la privatización y las "reformas" neoliberales (recortes) que sobre el bienestar de las diversas gentes de Yugoslavia. 1
Como comentamos, estas  verdaderas intenciones no se podían contar, por ese motivo se recurrió a la estrategia humanitaria, a la manipulación emocional de las personas. Recomiendo ver el siguiente artículo sobre lo que se hizo ya al respecto algo tiempo antes, en la guerra de Irak, y del que claramente no se aprendieron las lecciones: La manipulación emocional de las personas: el testimonio de la niña Nayirah. 2
En el caso de Yugoslavia también se recurrió a demonizar al enemigo, como se hizo en Irak, y como se estaba en Europa se fue a crear un estereotipo, mostrar a los serbios como los nuevos nazis, los nuevos genocidas de otras gentes y otras etnias.
En el año 1992, en agosto, prácticamente todos los medios corporativos del mundo mostraban la "prueba" del nuevo genocidio por estos nuevos nazis, los serbios. La supuesta prueba era una fotografía de una persona en estado casi raquítico rodeada de alambre de espino. La imagen era impactante y engañó a gran parte de la población occidental. Tal imagen fue en realidad una creación periodística, una falsificación periodística, no existía un campo de concentración en Trnopolje, la localidad bosnia donde se obtuvo, como ya se había apresurado a denunciar Médicos del Mundo de forma bastante irresponsable, acusando de ello a los serbios. Lo  que había realmente  era un campo de refugiados, como tantos en el territorio yugoslavo entonces, donde los hombres no estaban privados tampoco de libertad. Se aprovechó el mal estado de una persona, posiblemente con tuberculosis, y la trampa de los periodistas de la ITN de colocarse detrás de una alambrada en un terreno colindante. 3 A Roy Gutman del New York Newsday le concedieron el premio Pulitzer por lanzar la exclusiva de tal falsificación. 4 Es el periodismo corporativo, que premia sus propias mentiras. El periodismo español seguiría esta línea de desinformación, parcialidad y manipulación desde ya el comienzo de la guerra en el año 1991.
Lo enfocaron hacia el lado que les interesaba, culpar a los serbios, como hizo Julio Fuentes en El Mundo: “Esta no es una crónica fechada en Auschwitz o Treblinka en el año 1945; sucede en Yugoslavia, a las puertas de Italia, en las navidades de 1991. Ahora el holocausto lo padece el pueblo croata”. 5 Poco dijeron tampoco de la mayor limpieza étnica de la guerra, y la mayor en Europa tras la Segunda Guerra Mundial, realizada contra los serbios (serbocroatas) en la Krajina. 6
Así, en el mismo caso croata, comentado aquí y en la primera parte, su comportamiento fue completamente parcial:
Los medios españoles, en general, no dejaron de ser instrumentos de la propaganda croata, resaltando en sus páginas la destrucción del patrimonio histórico por parte del Ejército Federal Yugoslavo y los sufrimientos de la población civil. La mayoría de los periódicos presentaba a los serbios como un pueblo guerrero, olvidándose de la condición de tal que también era atribuible a los croatas. 
Con distintos tonos y distinta intensidad se identificaba a eslovenos y croatas con democracia y a serbios con comunismo. 5
La información objetiva, la información que debería haber realizado un periodista de verdad, hubiese sido decir cuáles eran las causas reales de la guerra, que en ningún momento se atrevieron a decir, y denunciar las atrocidades de un lado y otro, no solo las de los serbios. No fue así.
Por ejemplo, las crónicas de Julio Fuentes en El Mundo estuvieron repletas de alabanzas a los <<valientes soldados croatas>> y de feroces diatribas contra la <<brutalidad del ejército federal>>. 5
En el caso de Bosnia su información no fue mejor, de hecho, respecto a los sucesos de las masacres en la cola de  la panadería y las de la plaza del mercado de Sarajevo, en mayo de 1992, en febrero de 1994 y agosto de 1995 respectivamente, "informaban" de esta manera:
Las famosas masacres del mercado de Sarajevo en febrero de 1994 y agosto de 1995 llenaron las páginas de los periódicos españoles. El Mundo, por ejemplo, publicaba las crónicas de sus enviados especiales, Alfonso Rojo desde Zagreb y Julio Fuentes desde Split. El País informó en febrero de 1994 basándose en las agencias y en agosto de 1995 con informaciones de su corresponsal en Belgrado. ABC y La Vanguardia tampoco tenían periodistas in situ. Sin embargo, a pesar de que las informaciones eran de segunda mano, la impresión que recibían los lectores era la de una explícita representación de la barbarie como si se hubiera producido ante los ojos de los periodistas. En todo caso, los medios de comunicación españoles no dudaron en atribuir estas matanzas a los serbios, incluso antes de que la UNPROFOR se pronunciase sobre quiénes eran sus responsables. 5

En ninguno de los tres casos, incluido el de la panadería de 1992, había ninguna prueba de que los autores fuesen los serbios, bien al contrario, los testigos y los informes apuntaban ya hacia los seguidores de Izetbegovic, el líder bosniomusulmán apoyado por Estados Unidos, que tenía pocos escrúpulos y poca tolerancia también hacia otras culturas o religiones. Para quien quiera conocer por qué  y cómo ocurrieron estas masacres recomiendo este artículo:  Las masacres del mercado de Sarajevo: ¿quién y por qué se cometieron?
Tiempo después, tres meses después, en agosto de 1992, el diario británico The Independent tenía que hacer pública la realidad, pero ya el mal estaba hecho, los muertos no iban a resucitar y el objetivo estaba cumplido, aplicar el embargo de la Unión Europea a los serbobosnios, a los que no eran los culpables de tal acto. 6 El País también seguiría esta línea, manteniendo una táctica histórica en la desinformación y ocultación de los hechos en la guerra por parte de los llamados medios de comunicación, muy bien descrita por Arthur Ponsonby:
La falsedad es una reconocida y extremadamente útil arma en tiempos de guerra, y cada país la usa deliberadamente para engañar a su gente, para atraer a los neutrales y para engañar al enemigo. La gente ignorante e inocente de cada país no es consciente en el momento de que están siendo engañados y cuando todo ya ha pasado solo aquí o allí se descubren las falsedades y son mostradas. Como todo es ya historia pasada y los efectos deseados ya se han producido, nadie se preocupa por investigar los hechos y mostrar la verdad. 7


Mikel Itulain
http://miguel-esposiblelapaz.blogspot.com.es/

Notas:
(1) Michael Parenti. To kill a nation. The attack on Yugoslavia. Verso, 2000. p. 2-3.
(2) Mikel Itulain. la manipulación emocional de las personas: el testimonio de la niña NayirahEnlace
(3)Thomas Deichmann. The picture that fooled the world. International Action Center. 1997.
(4)Jared Israel. Lies the London Guardian told me… or, The Return of Villainy. Emperor´s new clothes. 16.4.2006.
(5) Alejandro Pizarroso Quintero. Nuevas guerras, vieja propaganda: de Vietnam a Irak. Cátedrra. 2005. 
(6) Mikel Itulain. Justificando la guerra. 2012.
(7)Arthur Augustus William Harry Ponsonby.  Falsehood in Wartime: Propaganda Lies of the First World WarGeorge Allen and Unwin, 1928.



Publicado el 5/2/13


4 comentarios:

  1. Muy lindo tu blog, te seguire y deseo que por favor, vos también me sigas, muchísimas gracias, os deseo lo mejor.

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    1. Muchas gracias Sylvi.
      También te seguiré, aunque no esté apuntado en Google.

      Un saludo,

      Mikel

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  2. Los periódicos por lo menos son más útiles que la caja tonta,ya que sirven para "empapelar" el suelo y los muebles antes de ponerse a pintar.Pero deberían ser muchísimo más baratos ya que no valen lo que cuestan.Y pensar que hay gente que se gana la vida con el sudor de su frente y nunca tendrá un chalet...No les llegan a la suela de los zapatos a esa gente,esos mafiosos.

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  3. Los periódicos, como la televisión, pueden ser buenas herramientas si tienen buenos fines en quienes los dirigen. Ahora tenemos al poder económico que ha copado la práctica totalidad de los medios de comunicación y los utiliza para sus intereses comerciales, destruyendo al periodismo.

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