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domingo, 15 de diciembre de 2013

Populismo

"El cambio" de Felipe González  no fue otra cosa que  populista

Si definimos al populismo como la doctrina política que se presenta como defensora de los intereses y aspiraciones del pueblo para conseguir su favor, tendríamos en realidad a todos los partidos políticos en esta línea. Otro asunto bien diferente es si esas pretensiones de defensa de los intereses del pueblo son reales o no, y aquí entraríamos en lo que distinguiría a una organización política popular, con respaldo real de la gente a consecuencia de la preocupación real por sus problemas, de otra populista, que no tiene un interés de fondo por sus problemas y mejorar su situación, sino que lo que busca es utilizar a la población para sus propios fines particulares.
Hemos oído y visto en infinidad de ocasiones como los medios de comunicación dominados por el poder económico calificaban de populistas a los nuevos gobiernos que han aparecido en países como Bolivia, Ecuador o Venezuela. Sin embargo, estos gobiernos no han sido ni son populistas, porque han dedicado tiempo y han conseguido mejorar las condiciones de la vida de la gente de su país, especialmente de los más desfavorecidos y empobrecidos. 1,2 Han sido y son en realidad gobiernos populares.
¿Qué ejemplos podemos encontrar de gobiernos populistas? Si seguimos a la historia hasta nuestros días veremos a unos cuantos de este estilo. Miremos a la Venezuela de los años 70:
Hubo un tiempo en el que Venezuela era el país más rico de América Latina, con el más alto ingreso per cápita y un gran desarrollo económico, en el que existía una admirable democracia con una rica pluralidad política. 3
Y pese a esta retórica y a la de la nacionalización del petróleo por parte del gobierno venezolano de entonces, que fue calificada como "un momento histórico" y la "más trascendental decisión desde la independencia", sus beneficios no iban precisamente al conjunto de la población, a las necesidades de las personas de Venezuela, sino en beneficio de una minoría que ya dominaba y poseía el país.
Aun cuando "el petróleo es nuestro" y es controlado por el Estado Venezolano, los ingresos del petróleo se reciclan desde la bolsa del Estado a través de los distintos fondos de inversión de éste, hacia el sector bancario y financiero; y de nuevo a manos de la clase capitalista cuyos intereses eran, paradójicamente, el objeto formal de la nacionalización. Un gobierno reformista que apoya a intereses capitalistas nacionales, como también a las subsidiarias de las multinacionales por medio de una política de financiamiento muy favorable, está sin lugar a dudas al servicio del capital monopólico y en consecuencia es incapaz de implementar una política de redistribución del ingreso. 4
Los resultados de este "éxito económico", según palabras de los servidores políticos, mediáticos y económicos del poder, eran terribles para la población, y esto se ocultaba:
Los indicadores monetarios favorables y lo que se ha descrito como "la posición privilegiada de Venezuela", no obstante, enmascaran y oscurecen la cruda realidad: el drama interno de la pobreza rural y urbana, la desnutrición infantil y el desaliento de grandes sectores de la población. Las formalizaciones parciales del economista liberal excluyen de manera conveniente esta realidad de su modelo interpretativo... 4

Aquí tenemos un ejemplo claro de populismo, aparentar preocupación por el pueblo cuando el pensamiento y los hechos  reales son los contrarios, enriquecer a una minoría y marginar a la mayoría que dicen defender. Hay muchos más casos, como el "milagro brasileño", el cual se quería poner como modelo para otros países, no obstante, como en la Venezuela de entonces, también se ocultaban evidencias claramente preocupantes:
Casi la mitad de la población de Brasil es analfabeta y un niño de cada dos entre los 7 y 14 años se encuentra completamente marginado del sistema educativo. En el Noreste, la mortalidad infantil es la más alta de toda Sud América y la esperanza de vida al nacer es de 30 años. En los diez años de desarrollismo brasileño y a una tasa de crecimiento anual del 8 al 10 por ciento, el poder adquisitivo de los grupos de menores ingresos ha disminuido en casi un 40 por ciento. 4
Bien, estos ejemplos son extensibles en el tiempo y en el espacio, llegando hasta nuestros días; existiendo gobiernos populares que piensan en mejorar el bienestar de todos sus habitantes y gobiernos populistas que dicen hacerlo y hablar por todos, pero a la hora de la verdad se centran en los más privilegiados y olvidan y dejan en el abandono y en la miseria a buena  parte de sus propios paisanos.
Si les digo que partidos como el Partido Popular español y el Partido Socialista Obrero Español son populistas y que las organizaciones lideradas por Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa eran y son populares, no creo que se lleven ninguna sorpresa, al menos si conocen mínimamente los datos económicos que afectan a toda la población de sus países. No obstante, aquí, como en otras cuestiones políticas y económicas, la opinión del ciudadano medio occidental es bien diferente: identifica con populismo a Chávez o Morales y no lo hace de ese modo con Felipe González, Rajoy o Rubalcaba, en sentido contrario a los hechos reales. Esto es así porque los medios de comunicación, que son propiedad de los grandes propietarios, así se lo han contado. Las personas han asimilado el discurso que estos querían inculcar, en vez de entender y ver lo que sucedía y sucede en el mundo. La desinformación generalizada en los países occidentales sigue siendo su mayor mal, que es fuente y causa de  muchos otros  males.

Sobre el grado de desinformación que tuvieron los españoles, al apoyar en buena medida a gentes sin ningún principio o escrúpulo, recomiendo este enlace sobre Felipe González: Felipe González: su verdadera naturaleza
Sobre, por ejemplo, el Gobierno de Venezuela, este otro:
El ejemplo de Venezuela


Referencias:
1. Mikel Itulain. En memoria de Hugo Chávez: el progreso en Venezuela y la envidia de las clases altas. Enlace
2. Mikel Itulain. El ejemplo de Ecuador.
3. Mikel Itulain. La miseria en Venezuela: cuando los medios de comunicación no se acordaban de ella. Enlace
4. Michel Chossudovsky. La miseria en Venezuela. 1976. Enlace

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