La firma del Tratado de Letrán en 1929 entre el cardenal Gasparri, en nombre de Pío XI, y Benito Mussolini. Ya en 1923, Gasparri confesó que: "yo sabía que a través de este hombre, caso de que accediese al poder, obtendríamos lo que queríamos" (1)
El hecho de que cuajase en primer lugar en un país como Italia un movimiento extremadamente violento, autoritario y ultranacionalista como el fascismo, no se debió a una casualidad
geográfica, sino a la propia historia de esta península. La Iglesia católica tuvo
un papel fundamental en ello: poseedora en tiempos nada lejanos de buena parte
del país, con un control absoluto sobre su sociedad, echaba de menos aquellas
glorias pasadas de poder. Más si cabe porque los nuevos tiempos estaban
trayendo cosas que la Iglesia odiaba y temía realmente: la libertad, la
democracia, el liberalismo, el socialismo o el comunismo. Estos eran sistemas
sociales e ideologías que quitaban el
sueño a los Papas de Roma. Por ello, el cardenal Ratti, que se convertiría más
tarde en el Papa Pio XI, se fijó en un
movimiento caracterizado por su autoritarismo, exaltación patriótica y también
especialmente por su odio hacia la democracia y las ideologías que venían con
ella. Los italianos, por el contrario, como ocurrió también con los alemanes,
no miraban con buenos ojos a este movimiento encabezado por un agitador y
manipulador de conciencias llamado Benito Mussolini. Desconfiaban de él y de
sus seguidores a los que veían como matones,
oportunistas y demagogos. El fascismo nunca habría triunfado en una sociedad
donde se hubiese respetado la libertad y no se hubiese usado la violencia.
Tanto el partido socialista, de corriente moderada, como el propio partido
católico, también moderado, hubiesen sido suficientes para contenerlo, ya que
tenían una amplia mayoría sobre él en el Parlamento. Pero aquí intervino la
Iglesia, que no quería que el sistema democrático siguiese adelante, y lo hizo
minando y erosionando al partido católico, sobre el cual tenía una gran
influencia. Es necesario recordar que la Iglesia había prohibido votar y
participar a los católicos en política hasta ya entrado el siglo XX, al no
aceptar la democracia; teniendo que ceder aparentemente algo ante los nuevos
tiempos y pensamientos de la población. Así, entonces, se pudo constituir un
partido con base católica, el Partido Popular, dirigido por el sacerdote
siciliano Don Sturzo. Cuando la coalición entre los Reformistas Socialistas y
el Partido Católico iba a poder ser una realidad, el Papa Pio XI envió una
circular el 2 de octubre de 1922 indicando a los sacerdotes que no se
identificaran con el Partido Católico. Lo que aparentemente podría
interpretarse como un acto de neutralidad, no fue así, sino que realmente fue un
acto de repudio a cualquier posible coalición ganadora entre los socialistas
reformistas y el Partido Católico. La jerarquía católica tenía otros planes y
entre ellos estaba su colaboración con el fascismo. El 20 de enero de 1923 ya
se reúnen el cardenal Gasparri, Secretario de Estado del Vaticano, y Mussolini para alcanzar acuerdos. El
compromiso de la jerarquía era paralizar a su partido, ya que suponía un
obstáculo insalvable para que el partido fascista se pudiese hacer con el
control del parlamento. A cambio, la Iglesia pediría la destrucción del partido
socialista, la eliminación de la democracia y volver a tener las propiedades
que tenía antes de la pérdida de sus posesiones o recuperar parte de ellas si
se le pagaban además sus supuestos derechos; y,
por supuesto, volver a ser el
rector y dominador de la vida social y moral del país.(1), (2)La unión
histórica entre la cruz y la espada quería volver: el Estado que ejecutaba las
órdenes, protegía y mantenía a la Iglesia, y esta que se erigía en rector de
las conductas y conciencias.
Mussolini actuó
diligente salvando al Banco de Roma de la quiebra, donde tenía los fondos la
Santa Sede. Esto les supuso a los italianos un coste de alrededor de
1.500.000.000 libras. (1) El cardenal Vannutelli, agradecido, rindió homenaje al
dirigente fascista en febrero de 1923:
Por su vigorosa devoción a su país (2)
Y agregando que el
Duce:
había sido escogido (por Dios) para salvar la nación y
restaurar su fortuna.(2)
La fortuna de la Iglesia evidentemente se restauró, bien
diferente a la de la nación italiana, que fue expoliada. Otra cosa también bien
diferente es lo que pudiese pensar Dios de ello, de acuerdo al punto de vista
de un creyente.
Las actuaciones
violentas de los fascistas eran muy habituales en Italia y lo hacían incluso
contra miembros de la propia Iglesia católica que consideraban hostiles a su
ideario y forma de actuar. Así ocurrió con la muerte del sacerdote Don Minzoni
en agosto de 1923, ante la cual no hubo grandes protestas por parte de la
jerarquía eclesial. Comenta el historiador Avro Manhattan sobre la actitud del
Papa al respecto:
Si
los Socialistas hubiesen cometido semejante acto, el Papa habría invocado las
fulminaciones de Dios; pero, en este caso, permaneció callado y no pronunció
una sola palabra de protesta contra tales ultrajes, continuando impasible en su
nuevo camino de colaboración.(2)
Ya en la primavera de
1923 Mussolini pretendía bloquear al parlamento y aprobar una ley electoral que
le asegurase un control sobre él, pero se encontró con el lógico rechazo de los
otros partidos, incluido el católico. Aquí intervino el Papa, en junio de 1923,
ordenando al sacerdote dirigente del Partido Católico, Don Sturzo, que
renunciase; y de este modo consiguió
debilitar a la formación política, que perdió peso y allanó el camino a los
planes entre el Vaticano y Mussolini. Al mismo tiempo la jerarquía católica se
encargó de alabar al dirigente fascista, con la finalidad de que los católicos
lo terminasen por aceptar y lo apoyasen.
En el año 1924, tras
la muerte del líder socialista Matteotti por orden de Mussolini, el Partido Popular
y el Partido Socialista ante la indignación popular por tal crimen pidieron al
Rey que destituyera al dirigente ultraderechista. Pero otra vez el Vaticano, al
ver que se iba a formar otra coalición entre los dos partidos para quitar a los
fascistas, advirtió a los católicos que una colaboración con los socialistas,
incluso con los moderados, iba contra la ley moral, ya que el socialismo
representaba el mal. Ordenó a todos los sacerdotes católicos que formaban parte
del Partido Popular que lo abandonasen, dejando con ello desestructurada y rota
a la agrupación política cristiana. El Vaticano creo la Acción Católica bajo la
dirección de los obispos y el Papa, para terminar de minar y hundir al Partido
Católico, no permitiéndole interferir en la política a la nueva organización.
Los llamamientos y órdenes a los
católicos, para que se sumasen a la nueva organización y abandonasen el otro
partido, condujeron a que en 1925 el Partido católico fuese
ilegalizado por Mussolini.
Ya, tiempo después y a consecuencia de aquello, en 1929, vendría la firma el Tratado de Letrán, entre la ya dictadura fascista y la
Iglesia católica. Con este tratado el Vaticano alcanzó la condición de Estado,
recibió una enorme suma de dinero por sus supuestos derechos sobre los Estados
Pontificios y el fascismo ganó respetabilidad para el mundo católico, que lo
constituían buena parte de las naciones europeas que dominaban el mundo.
Mussolini hacía
tiempo que se había dado cuenta del
poder que tenía la religión, y en especial la Iglesia católica, para movilizar
a las masas. Esta sentencia ,atribuible a él, lo expresa de forma muy clara:
¡Miren
esta multitud de todo país! ¿Cómo es que los políticos que gobiernan las
naciones no comprenden el inmenso valor de esta fuerza internacional, de este
Poder espiritual universal? (2)
Este poder y
capacidad de persuasión de la Iglesia sería utilizado tanto por el régimen
dictatorial italiano como por el nacionalsocialista alemán para ganar apoyo y
legitimidad en sus campañas militares de invasión por Europa y por otros
continentes.
La llegada al poder
del fascismo y la formación de una dictadura fue un hecho clave en el
desarrollo de los acontecimientos políticos y económicos del siglo XX. Poco
después ocurría algo semejante en Alemania, aquí también con el apoyo de la
Iglesia católica, que volvió a anular al partido católico alemán y posibilitó
la llegada de Hitler al poder.(2) El fortalecimiento de estas dos
dictaduras fascistas actuaría como un impulsor en la creación de otras, como la
española en 1939, y especialmente en las campañas de invasiones y guerras que conducirían
finalmente a la Segunda Guerra Mundial.
Notas:
(1) Karl Heinz Deschner. La política de los Papas en el siglo XX. Vol.I. Yalde, 1994.
(2) Avro Manhattan. The Vatican in World Politics. Italy, The Vatican
and Fascism. London: C.A. Watts & Co. Limited, 1949.
Para ver como el poder económico, al que pertenecía la propia Iglesia católica, se alió también con el fascismo, dejo estos dos enlaces:
La influencia del poder económico en el auge del nazismo
Las corporaciones y el fascismo: una vieja alianza
Para ver como el poder económico, al que pertenecía la propia Iglesia católica, se alió también con el fascismo, dejo estos dos enlaces:
La influencia del poder económico en el auge del nazismo
Las corporaciones y el fascismo: una vieja alianza
Mucho gusto, Mikel. A proposito del tema, en su momento, por el agno 2010 reflexione sobre el fascismo en Espagna y su destino similar al padecido por los judios y cia. en la alemania Naz, opinando que si lo ocurrido en Espagna no habia trascendido como lo ocurrido en Alemania, era porque los espagnoles no habian tenido una representacion internacional como si la tienen los judios, pero que habia sido tan desastroza como la de Alemania. Poco tiempo despues, el diario "El Periodico" de Barcelona -creo que fue- saca un articulo de la presencia de las SS en Barcelona, con sede en el puerto de esta ciudad... Quizas seria interesante hacer un estudio y publicarlo sobre la presencia y las operaciones Nazis en Espagna, y, por supuesto, las acciones de los catolicos -siempre presentes en todo lo que sea ganancia pecuniaria y de dominio- en los mismos. Gracias por estos articulos y muy buena suerte. yayobottarini-variaciones.blogspot.com
ResponderEliminarMucho gusto mikel,
ResponderEliminarSoy un estudiante de Chile el cual se encuentra realizando una investigación de fuente de su texto "La Iglesia católica y el facismo" por lo que me gustaría hacerle unas preguntas para mi estudio. ¿Cual es su influencia como escritor histórico? ¿Como fue el contexto en el que vivió y se formó?
¿Cual sería su tendencia política, religiosa y social? ¿Que quizo transmitir con este texto? ¿Dónde escribió este texto?
De antemano muchas gracias
Buen trabajo