En los países occidentales tenemos el mal hábito,
demasiado arraigado, de considerarnos superiores a otras personas de otros continentes
y otras culturas. Creemos que nuestra visión de "progreso" es la que
debe seguir todo el mundo, aunque ahora, una vez que buena parte de los países
industriales de occidente han entrado en una aguda crisis económica, se
están replanteando algunas cosas.
Esta visión de superioridad que comentaba va desde
menospreciar la cultura de otros países: lengua, costumbres religiosas,
costumbres medioambientales, comida, trato a los animales, etc, a creer que
necesitan nuestra ayuda. Respecto a la ayuda, si estos países occidentales y
sus élites ricas no hubiesen salido de sus países a saquear y someter al resto
del planeta, el mundo hoy sería más equilibrado y más civilizado.
Dicho esto y como indica el título, vamos a ver el
tema de las vacas sagradas en la India. Desde nuestro punto de vista tal
aspecto cultural supone que es debido a la ignorancia de estas gentes, a no
saber modernizarse. Ocurre que las vacas pueden andar de aquí para allá sin que
nadie las pueda tocar, mientras la gente muere de hambre y la carne de ellas
no se puede utilizar. Nos parece algo absurdo y lo achacamos a una cultura
atrasada y supersticiosa dominada por la religión y no por la razón. Todo esto,
visto así, nos muestra a nosotros, los seres de cultura occidental, como personas
más civilizadas y racionales, y a ellos, a los hindúes, como más atrasados, más
irracionales y menos civilizados. Sin embargo, no se nos olvide, este sería
nuestro punto de vista, no el de ellos. Entonces, ¿quién tiene razón?: ¿nuestro
juicio basado en nuestros prejuicios? o ¿su modo de vivir que es el que han
venido desarrollando durante mucho tiempo? Bien, para responder a esto hay que
dejar de lado muchas taras y sesgos culturales, tarea nada fácil, y analizar lo
hechos, estudiando la sociedad y toda su interrelación con el medioambiente
donde se desarrolla. Esto es lo que hizo el antropólogo norteamericano Marvin
Harris.(1) Las conclusiones de sus estudios
reflejaban unas informaciones que bien nos valdrían para ser menos arrogantes
en nuestros juicios:
- Las vacas eran unos animales que eran en realidad
muy productivos: daban bueyes, tras parir terneros, que serían usados en la
agricultura; daban leche, que sería un alimento base importante para la
población; daban estiércol, que tendría multitud de usos, entre ellos
como combustible y abono; y daban también cuero y también carne, porque no
había nada que se desaprovechase de la vaca una vez muerta.
- Además toda esta producción no tenía un contrapunto
o un alto precio a pagar, como ocurre en occidente con la cría de ganado,
principalmente estabulado e intensivo; donde el consumo energético para
producir un kg de carne es elevadísimo, además de destinar la mayor parte del
cultivo vegetal o cerealístico para la cría de animales. El ganado en la India
se alimenta con lo que encuentra aquí y allí, y es más, puede entrar en las
propiedades de los grandes propietarios a pastar, ya que por su carácter
sagrado no las pueden molestar. De este modo los ricos, por una vez, tienen que
dar u ofrecer algo a los pobres, no solo limosna.
En vista de estas contundentes explicaciones y
razonamientos, y otras más que da el sabio antropólogo, deberíamos reconocer
que muchas veces nos precipitamos en nuestros juicios, que muchas veces hacemos
juicios con prejuicios, y, deberíamos, de una vez por todas, aprender la
lección y dejarnos de tantas tontas arrogancias. No se es más por el hecho de
pretenderlo, y este ejemplo nos puede venir bien. Esto también nos debería
hacer entender y conocer que tras aparentes prácticas o comportamientos
irracionales hay detrás de ellos justificaciones racionales. En el caso de la
India no fue que un profeta o un líder religioso dijo algo y todos le
terminaron siguiendo, no, esto no fue así. Fue, en cambio, un motivo ecológico,
una necesidad ecológica de supervivencia la que marcó este comportamiento, que
luego se convirtió en parte de lo religioso. Entendamos y no olvidemos que es
la necesidad de supervivencia la que marca todas las demás conductas, incluida
la religiosa; primero es la supervivencia y después es el rito o costumbre.
El caso del Islam y su prohibición de comer carne de
cerdo sigue un patrón similar. Una necesidad ecológica, el inconveniente e
inviabilidad de tener un animal no rumiante, como es el cerdo, frente a
otro tipo de ganado, como el caprino o el ovino, que sí lo es y puede
aprovechar mejor los recursos alimenticios con un menor costo, además de ser
más resistente a climas calurosos o áridos.
Así pues, miremos, escuchemos, aprendamos y respetemos al resto del mundo. Hagamos un intercambio de ideas, costumbres, lenguas y conocimientos, rechacemos la guerra y la violencia como medio de actuación y vivamos en una paz necesaria. Todo esto empieza por nosotros y por no dejar a nuestros líderes continuar con sus campañas de fechoría y rapiña por el mundo. En nuestras manos en definitiva está que todo esto sea posible. El mundo lo necesita y nosotros también.
Notas:
(1) Marvin Harris. Cows,
Pigs, Wars and Witches. The Riddles of Culture. Vintage, 1989. (Hay traducción castellana).
NUEVOS ENLACES:
EN ESPAÑA NO SE VALORA A LA CIENCIA.
LA DESTRUCCIÓN DE LA CULTURA Y DEL CONOCIMIENTO
LA HISTORIA COMO ENEMIGO
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Muy bien traído Mikel. Con nuestra soberbia hemos hecho mucho y estamos haciendo mucho daño a países y culturas tan respetables o más que la nuestra. Daño a personas, en definitiva. A mi nunca me llamó la atención demasiado el respeto que se tiene a la vacas en la India. Los que hemos tenido Ganado sabemos respetar a los animales que nos dan de comer y nos dieron durante siglos. De esos países sólo nos preocupa la forma de explotar sus recursos naturales y la forma de explotar a sus trabajadores. Nada más. La "Marca España".
ResponderEliminarUn saludo Mikel.