jueves, 2 de abril de 2015

GLADIO. Parte I.

Informe del SIFAR (Servicio de Información de las Fuerzas Armadas de Italia) sobre el SIFAR y Gladio, junio de 1959.

El fascismo, esa ideología autoritaria con una retórica populista pero con unos efectos prácticos reales de sometimiento y explotación de la gente, fue impulsada por el mundo industrial y financiero, tanto de los Estados Unidos como de Europa.
El fascismo suponía para ellos, para los grandes magnates, un sistema próximo al ideal, donde la sociedad y los trabajadores, controlados con mano de hierro, iban a desarrollar su labor productiva sin posibilidad de que pudiesen  protestar o negarse a llevar a cabo el trabajo obligatorio encomendado. Ni que decir tiene que este trabajo era arduo, con un aumento muy considerable en el número de horas a trabajar; con gran riesgo de accidentes, al no existir ninguna política de protección; así como muy mal retribuido económicamente. El fascismo posibilitaba la explotación más descarada y descarnada bajo el amparo de un supuesto orden y progreso, el progreso era en realidad para esas élites que veían aumentar de forma espectacular sus ingresos y no temían ninguna queja o rechazo por parte de los trabajadores, que habían sido forzados a  convertirse en prácticamente nuevos esclavos. El fascismo anulaba  a las personas:
Los italianos son como niños” y “deben ser [guiados] y ayudados más que cualquier otra nación”. Los Camisas Negras de Mussolini resolvieron el problema con la violencia. Llevaron a cabo “una excelente y joven revolución”, observó con aprobación el embajador norteamericano refiriéndose a la marcha de Mussolini sobre Roma en octubre de 1922, que puso fin a la democracia italiana. 1
Como en Italia, tenemos casos similares en Alemania, España o Croacia.
De este modo, la Segunda Guerra Mundial tuvo como objetivo fundamental destruir a un sistema social, político y económico que era claramente desafiante a lo establecido en el mundo occidental, ese sistema era el de la Unión Soviética. Para llevarlo a cabo se preparó la Operación Barbarroja, apoyada por el dinero y armamento que aportó el poder corporativo occidental. El resultado fue la mayor tragedia humana de la historia, el mayor holocausto de todos los tiempos, en  torno a veinticinco millones de eslavos fueron asesinados y el país fue destruido. Sin embargo, el coraje y la dignidad humana vencieron a los nada limpios planes de las empresas occidentales, y el fascismo fue derrotado. Aquí, el mundo financiero e industrial capitalista comenzó a tener un serio problema, pues la Unión Soviética comunista estaba vista como una verdadera salvadora, teniendo un gran prestigio y, por contra, todo el mundo reaccionario y opresor en que se basaba el capitalismo tenía un enorme descrédito. En esta situación una elección libre y democrática de los europeos mostraba un claro apoyo hacia los partidos netamente de izquierda, como son los comunistas.
No es extraño entonces que Estados Unidos entrase rápidamente en Europa poco antes de finalizar la guerra, cuando ya el ejército nazi había sido derrotado, para mostrar al mundo que ellos eran los liberadores. En realidad Estados Unidos no liberó a Europa de nada, sino que lo que hizo fue una campaña publicitaria para mostrarse como tal, aunque realmente no fuese él el que trajese la paz y la libertad a Europa. Del mismo modo los dirigentes estadounidenses, en colaboración con los de Europa occidental, comenzaron a apoyar a movimientos claramente violentos y de ideología de extrema derecha. En Italia recuperaron a la mafia, que había sido anulada por el propio fascismo al verla como un rival. Su recuperación fue para imponer una ley de mano dura sobre los partidos y sectores de izquierda que en Italia progresaban debido al gran apoyo popular recibido. También se recuperaron y promocionaron a los fascistas que años antes habían causado el terror y habían sometido a la izquierda. El objetivo volvía ser el mismo, con la diferencia que antes se hacía abiertamente, utilizando el poder del estado, y ahora se hacía de forma oculta, por lo mal vistas socialmente que estaban este tipo de ideologías y sus modos de actuar.
Dada la fuerza de los partidos comunistas en numerosos países de Europa occidental, la OTAN había emprendido una guerra secreta no-ortodoxa ya desde su creación [1949] apenas finalizada la Segunda Guerra Mundial. De acuerdo con los descubrimientos de la investigación parlamentaria belga sobre Gladio, la guerra no-ortodoxa secreta pudo incluso preceder a la fundación de la alianza. Hacia 1948, esta guerra no-ortodoxa estaba coordinada por el llamado "Comité Clandestino de la Unión Occidental" (CCWU). De acuerdo con la prensa todas las "naciones [de Gladio] eran miembros del CCWU y participaban periódicamente en sus reuniones a través de un representante de sus respectivos servicios secretos. Los servicios secretos estaban en general en contacto directo con las estructuras S/B [Stay Behind]. 2
Cuando en abril de 1949 se firmó el Tratado del Atlántico Norte, el acta fundacional de la OTAN, el CCWU se introdujo en secreto en la estructura militar internacional, pasándose a denominar ya en 1951 CPC (Comité de PlanifiCación Clandestino).
Bien, estos ejércitos secretos de la OTAN, apoyados por los gobiernos y por la estructura militar de cada país con el asesoramiento y dirección de los servicios secretos anglosajones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el MI6, la CIA británica, y sirviéndose de la contratación de mercenarios, principalmente fascistas, es lo que se ha conocido por su denominación de la rama italiana como GLADIO.
El general Geraldo Serravalle, que comandó Gladio en Italia de 1971 a 1974, reflejaba claramente el objetivo de Gladio, indicando que Estados Unidos, por medio de la CIA, buscaba el control político en Europa. Eran entonces unos años difíciles para ellos, donde había que cambiar, de un modo u otro, todos esos aires democráticos y de libertad que se extendían por el viejo continente. Y, cómo no, se recurrió a un modo imperecedero de la historia del control del poder en la humanidad, al uso, la utilización, del terror y del engaño.

Notas:
1. Noam Chomsky. Deterring Democracy. Hill and Wang. 1992.
2. Daniele Ganser. Los ejércitos secretos de la OTAN. El Viejo Topo. p.61.

2 comentarios:

  1. O sea que, no hay nada que se pueda hacer en contra de la voluntad esclavista del mundo católico; en contra de los católicos de las diversas religiones que, mediante ellas y todo tipo de manipulación, engaño y crímenes, nos quieren esclavos a los de abajo. Sometidos a sus plutocráticos intereses.

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    1. No tiene que ver que sean católicos o no. Y sí se pueden hacer cosas y que estas sean bien efectivas. Lo expongo en la segunda parte.

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